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Red Internacional
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Bolivia. Biocidio de cóndores en Tarija: un caso gravísimo que pone en alto riesgo a una especie en peligro de extinción

El pasado domingo se dio a conocer la muerte de 34 cóndores en la comunidad de Laderas Norte en el departamento de Tarija; es la matanza de cóndores más grave registrada hasta el momento en nuestro país. Esto no es responsabilidad de una persona, es responsabilidad del Estado.

Dalila Fabreger Militante de Pan y Rosas

Viernes 12 de febrero de 2021

Foto: Nativa

El pasado domingo corrió la información de que, en la comunidad de Laderas Norte, a unos 18 km de la ciudad de Tarija aproximadamente, se encontraban los cadáveres de varias aves, perros y chivos. Al aproximarse al lugar algunos biólogos y técnicos pudieron comprobar que, efectivamente, habían 34 cóndores andinos muertos en el lugar, 5 jotes cabeza colorada, 1 jote cabeza negra y un carcancho, además de 2 perros muertos y dos chivos, según el informe técnico oficial [1]. Además, la data de muerte ya era de unas dos semanas atrás aproximadamente.

Por lo que se pudo esclarecer del caso hasta el momento, presuntamente uno de los chivos habría sido envenenado y puesto como carnada para pumas, pues según testimonios de los comunarios existen muchos de estos felinos en los alrededores que se comen al ganado menor, que es su medio de subsistencia. Los comunarios refieren, sin embargo, que desconocen quién fue con exactitud el que habría dejado la carnada y que ellos tienen mucho respeto por el cóndor andino, por lo que nunca le harían daño de manera intencional, pero que es cierto que se habrían comunicado muchas veces con el municipio para ver qué solución darle al caso de los depredadores que se comen a su ganado y nunca recibieron respuesta, lo que los obliga a actuar por cuenta propia en lo que se refiere a proteger sus medios de subsistencia.

Este crimen ambiental es responsabilidad estatal. Existen diversos factores a tener en cuenta. El primero es que, efectivamente hay un abandono e indiferencia de las autoridades respecto a las necesidades de los comunarios; el lugar donde se encontraron los cóndores es un sitio que también tiene otros valores ambientales como el quebracho blanco, y justamente por eso, ese sitio en particular, había sido donado por la comunidad al municipio años atrás, sin embargo, nunca hicieron nada.

Lo segundo es que, siendo el cóndor un ave emblemática de nuestro país, no existen estudios a profundidad sobre ellos; Bolivia probablemente sea unos de los países donde exista mayor cantidad de cóndores, pero el poco apoyo e interés a las investigaciones sobre este animal ni si quiera nos permite saber cuántos ejemplares quedan en total (En el mundo hay aproximadamente unos 6.000 cóndores nada más y todos se encuentran en la región andina de Sudamérica, en Ecuador, por ejemplo, hay alrededor de 150 cóndores solamente).

Un tercer factor es la poca educación ambiental que existe pero que se combina con la imposición de paquetes agrotóxicos de lo que hacen grandes negocios la agroindustria y las trasnacionales. En este caso ha tenido esta consecuencia tan lamentable; el veneno utilizado era de tal potencia que no debería comercializarse por los riesgos que conlleva, su efecto fue tan letal que los animales envenenados ni siquiera alcanzaron a volar a otro lado, todos murieron in situ y de manera veloz, y aún en los pasados días se podía observar como los insectos que se acercaban al cadáver del chivo morían rápidamente. El SENASAG es la instancia responsable de controlar que no se usen estos venenos de alta toxicidad que suponen un riesgo incluso para seres humanos. El uso de venenos o agrotóxicos utilizados por campesinos es muy poco regulado en nuestro país, las autoridades prefieren deslindarse de los problemas que enfrenta la gente en el área rural, volteando la vista ante estas prácticas nocivas para el medio ambiente, en vez de buscar soluciones sostenibles y enfocadas en la conservación y también en las necesidades productivas de la gente.

Reiteramos que la pérdida de 34 cóndores es una tragedia ambiental y un biocidio, considerando los pocos especímenes que quedan de esta ave y que ya está en la lista roja de la categoría de animales en peligro de extinción de la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza), porque además hay que tener en cuenta que la mitad de los cóndores hallados eran hembras que de seguro estaban anidando, por lo que el impacto es mucho mayor, muchos pichones también morirán sin tener quién los alimente.

Los cóndores son muy importantes porque cumplen un rol fundamental como carroñeros, y se encargan de la limpieza de los distintos ambientes, consumiendo desechos orgánicos que de otro modo entrarían en proceso de putrefacción, volviéndose nocivos por sus cargas de bacterias. Haciendo esto también distribuyen esta materia orgánica en menores cantidades y pueden ayudar a fertilizar. De esta manera, pueden llegar incluso a beneficiar a poblaciones humanas, ya que se ocupan de consumir los restos de animales domésticos y silvestres, lo cual evita que se descompongan en áreas pobladas y que causen problemas de sanidad para los que allí habitan.

Esto no es responsabilidad de una persona, es responsabilidad del Estado. Las y los comunarios deben tener todas las garantías y condiciones para gestionar sus recursos y territorios preservando el medioambiente, sus vidas y la de sus familias. El Estado financia a los agraoindustriales y hacen grandes negocios con las trasnacionales sometiendo a cientos de miles de familias que trabajan la tierra al uso de paquetes agrotóxicos que diezman sus medios de vida, la fauna y la flora.

La planificación de la economía y de nuestros recursos naturales debe estar en manos de las comunidades indígenas y campesinas, y de las y los trabajadores del campo y de la ciudad que son quiénes pueden garantizar la reproducción de la vida y no los negocios de los grandes parásitos capitalistas.

Aquí puedes ver la declaración del biólogo de NATIVA, Juan de Dios Garay, sobre el biocidio de cóndores en la comunidad de Laderas Norte, en el departamento de Tarija

Fuente: Nativa