El ministro de Economía Paulo Guedes defendió el congelamiento por dos años de salarios del sector público en una videoconferencia con congresistas.
Lunes 6 de abril de 2020 14:05
En una videoconferencia con congresistas del partido DEM, del presidente de Diputados Rodrigo Maia, el ministro de Economía Paulo Guedes defendió el congelamiento de salarios en el sector público por dos años. Ese tiempo es muy superior a la previsión que el propio ministro-banquero hizo para el “regreso de la economía” en el país. En la lista de empleados públicos están incluidos investigadores de las universidades públicas, médicos de Hospitales Universitarios y todo el equipo de trabajadores de esos hospitales: enfermeros, técnicos de enfermería, agentes de salud, asistentes sociales, técnicos de laboratorio y todos los que tienen contrato directo con el Estado nacional para trabajar en la salud.
El congelamiento afectaría también a los trabajadores de las Universidades, que investigan diariamente al COVID-19, en equipos prácticamente autoorganizados, considerando que el Ministerio de Ciencia y Tecnología simplemente abandonó la investigación pública, mientras el Ministerio de Educación sigue en su cruzada contra las universidades públicas. Otro sector que sería alcanzado directamente por Paulo Guedes es la Fundación Oswaldo Cruz, que corre contra el tiempo para entregar decenas de miles de tests y producir otros cientos de miles a pesar de la falta de financiamiento público.
La medida es uno de los ataques neoliberales que llevaron el país a llegar a la pandemia en la situación en la que está: con un Sistema Único de Salud (SUS) precarizado por la falta de partidas presupuestarias, con una ciencia e investigación atacados por los sucesivos gobiernos y aun más por el de Bolsonaro, y por una producción volcada a las ganancias y no a atender las necesidades básicas que, en una pandemia, hacen la diferencia entre la vida y la muerte.
El gobierno de Bolsonaro y el Congreso, los militares y el Poder Judicial son todos cómplices de esta situación y mantienen sus privilegios sin producir nada. Con las medidas que proponen, el ataque se concentraría justamente en los equipos que hoy trabajan -casi sin ayuda- para contener la pandemia. Trabajadores y científicos de los laboratorios de las universidades, como el laboratorio de virología de la UFRJ, que han testeado a 280 personas por día e intentan aumentar a 10.000 por mes los testeos, o en la misma universidad los científicos que desarrollaron respiradores baratos para ser producidos en forma masiva.
El Gobierno aprovecha la pandemia para recortar gastos, pero no corta de su propia carne, sino la de los trabajadores, como quiso hacer con la “MP de la muerte”, un decreto que permite a la patronal suspender salario y un nuevo tipo de despido, y con la reducción de la ayuda de emergencia. Mientras tanto, no toma ninguna medida para contener la crisis, solo medidas para salvar a los bancos.
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Mientras propone esto, Paulo Guedes no abre mano de su ayuda de alimentación y vivienda de 8.200 reales, más de 1500 dólares, y de la misma manera los diputados siguen recibiendo altísimos salarios y beneficios. La verdad es que solo con el gasto en el plan de salud de la Cámara de Diputados, se podrían pagar 6 millones de tests de coronavirus o la diaria de 920.000 camas en el SUS.
Paulo Guedes y todos los diputados, senadores, jueces y miembros del Ejecutivo deberían intentar vivir con el plan de asistencia emergencial que propusieron para los trabajadores informales. El único recorte defendible es el recorte del salario de la casta política y del poder judicial. Deberían recibir todos el mismo salario de un docente, mientras que, de mínima, el Gobierno debería pagarle 2.000 reales a cada desocupado, trabajador informal, autónomo, etc. Al mismo tiempo, es necesario que las Centrales Sindicales exijan la inmediata revocación de la “MP de la muerte”. Por el contrario, hay que imponer una ley que prohíba los despidos.
Una salida que no implique la muerte de miles de personas requiere avanzar sobre los privilegios de los políticos y de los capitalistas, imponiendo impuestos a las grandes fortunas y el control obrero de la producción, con lo que se podría financiar la producción de insumos para laboratorios, tests, respiradores y todo lo que sea necesario para garantizar la vida por encima de las ganancias.