Se ha descubierto la variante P.1 del Covid-19 en Manaos, Capital del Estado de Amazonas en Brasil, y Bolsonaro mantiene su postura de negación y rechazo por las medidas que "paralizan al país".
Sábado 6 de marzo de 2021
Ayer, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, dio un discurso caracterizado, una vez más, por favorecer los intereses del gran empresariado mientras arriesga la vida de millones de trabajadores y trabajadoras. Señala que las medidas impulsadas por gobernadores y alcaldes, como toques de queda de 11 horas en Manaos y que no circule el transporte público, dañan la economía del país, por lo que presiona a trabajar en condiciones inseguras, diciendo “¿Vamos a llorar? ¿hasta cuando? “.
Además declara que “podemos soñar con días mejores para todos, pero sin dinero, sin empleo, estamos condenados al fracaso, la miseria y la muerte o a acciones que no interesan, como disturbios o saqueos”.
La crisis sanitaria ha golpeado fuerte en Brasil. En los últimos días se han registrado hasta 1.900 muertes en un día, lo que sería la mayor cantidad de personas fallecidas en una jornada durante la pandemia en aquel país. En estas últimas semanas se han identificado un promedio de 75.000 casos nuevos por día y, hasta la fecha, se confirman un total de 260.970 personas fallecidas.
Por otro lado, solo el 3% de la población ha tenido la posibilidad de ser vacunada y las dosis ya empezaron a ser escasas. Un factor que explica esto es que la política del gobierno de Brasil ha sido resistente a las vacunas como la Sinovac.
Además, se ha descubierto la variante P.1 del Covid-19 en Manaos, Capital del Estado de Amazonas en Brasil, la que podría ser el doble de transmisible y que la probabilidad de reinfección sería entre un 25% a 60%, según estudios preliminares realizadas por investigadores en Brasil y del Imperial College de Londres.
Cabe considerar que las vacunas que están siendo distribuidas no se garantiza la inmunidad ante esta nueva variante, ya que aún está en estudio.
La situación de las y los trabajadores de salud en aquel país es bastante precaria. Se registran muchas comunidades sin acceso a agua potable, varios hospitales colapsados, también la falta de tubos de oxígeno y el estrés de cada persona responsable son consecuencias de las políticas negacionistas del Gobierno de Brasil, liderado por Bolsonaro.