Bolsonaro es apoyado por toda la elite brasileña que ve en el candidato ultraderechista la posibilidad de llevar hasta el final las contrareformas del golpista Temer.
Martes 16 de octubre de 2018 11:44
En Brasil 28 millones de personas están desempleadas. Temer aplicó la reforma laboral, votada por Bolsonaro, rechazada por todos los trabajadores y congeló inversiones en salud y educación. Para garantizar las ganancias de los empresarios, aprobó la tercerización irrestricta posibilitando que la precarización laboral alcance a todos los sectores de la economía y quiso imponer la reforma del sistema jubilatorio.
Ahora el golpista Temer y los empresarios cuentan con Bolsonaro para poder ir hasta el final con sus planes contra los derechos sociales. Planean reducir más salarios y derechos, quitando el sueldo anual complementario, cuando en realidad los salarios tendrían que aumentar de acuerdo con el aumento del costo de vida. Para que todos tengan empleo, es necesario recortar del bolsillo delos empresarios, reducir la jornada de trabajo, sin reducir los salarios, aumentando así los puestos de laborales. Todo lo contrario a lo que propone Bolsonaro que en el noticiero central de la red Globo, Jornal Nacional, dijo "los trabajadores necesitan elegir entre tener derechos o tener empleo". Él admite que profundizará la reforma laboral, una política que quiere esclavizar a la gente.
Esos dichos de Bolsonaro contra los derechos de los trabajadores le han permitido contar con el apoyo de grandes millonarios como el hombre más rico de Brasil, que es presidente de Ambev. Los patrones unidos a Bolsonaro quieren que los trabajadores negros y nordestinos "coman hierba".
Los empresaiors quieren aumentar aún más la jornada de trabajo, cortar derechos, privatizar las empresas estatales y aumentar más la diferencia salarial entre trabajadores negros y blancos, hombres y mujeres. El vice de Bolsonaro, el general Hamilton Mourão, ya declaró dos veces que el aguinaldo y el pago de las vacaciones son un peso para los empresarios, dando a entender que pretende acabar con esos derechos.
Bolsonaro es un defensor de la dictadura, de los militares que usaron sus armas contra los trabajadores, él quiere que la gente se traguen callados los ataques contra sus derechos y ya dijo que acabará con todo tipo de protesta que existe en Brasil, o sea, reprimir huelgas y movilizaciones. Los defensores de Bolsonaro rompieron la placa en homenaje a Marielle Franco, militante de la izquierda asesinada por denunciar la intervención del Ejército en Río de Janeiro y los asesinatos de jóvenes y trabajadores hechos por la policía en las favelas. La noche de la elección de la primera vuelta el Maestro Moa del Katende, capoeirista de Bahía y militante por los derechos de los negro, fue asesinado por un elector de Bolsonaro. No puede ser que en nombre de defender los ataques de los capitalistas, la población negra y LGBT sea atacada en sus derechos democráticos elementales.
Las elecciones han sido totalmente manipuladas por la justicia impidiendo la candidatura de Lula con su arresto arbitrario, por los medios y tuteladas por las fuerzas armadas. Estos sectores se aliaron a Bolsonaro.
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Para rechazar esos ataques los sindicatos necesitan salir de la parálisis y hacer asambleas en las fábricas, construyendo comités de base, para que podamos organizar manifestaciones y paralizaciones para enfrentar a Bolsonaro, el golpismo y sus reformas. La CUT, dirigida por el PT de Haddad, la CTB, dirigida por el PCdoB de Manuela D’Ávila, la Fuerza Sindical y todas las centrales que dicen que están contra Bolsonaro necesitan moverse para poder construir un paro nacional. Si se unen esas fuerzas en la acción a través de estos comités de base se puede enfrentar a Bolsonaro y a los empresarios.