El veto presidencial que favorece el contagio masivo ocurre mientras el país la catástrofe sanitaria deja 48.000 casos y 1250 fallecimientos nuevos por día.
Viernes 3 de julio de 2020 23:48
El presidente brasileño vetó varios dispositivos en la ley que reglamente el uso de tapaboca durante la pandemia, entre ellos, su obligatoriedad en el comercio, escuelas e iglesias. Con esto, Bolsonaro favorece a su base evangélica, en especial a los pastores negacionistas, y ayuda a la patronal que no quiere pagar los equipos de protección a sus trabajadores.
Con el veto, el Gobierno Federal propone que el uso de tapaboca en el comercio no sea obligatorio. De aprobarse la ley para todo el territorio nacional, la patronal podría tener un dispositivo legal para no estar obligada a proveer los elementos de protección a sus trabajadores.
Lo que está detrás de la decisión de Bolsonaro es maximizar las ganancias de los empresarios forzando a que los trabajadores paguen de su bolsillo los elementos de protección de su salud. Así ocurre de hecho en gran parte de las empresas que usan trabajo precario e informal, en particular es el caso de los trabajadores de plataforma.
El paro de este sector, ocurrido el 1 de julio, tenía entre sus reivindicaciones la exigencia a empresas como Ifood, Uber Eats y Rappi a que paguen los tapabocas y elementos de protección de los repartidores.
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Además, teniendo en vista que en varios lugares están volviendo las clases, la no obligatoriedad del uso de tapaboca en las escuelas es criminal, poniendo en riesgo la salud de decenas de miles de niños y profesionales de la educación. La tendencia del contagio en las aulas colmadas del sistema público y privado es exponencial, y se trasladará inmediatamente a las familias, más en este momento que el país bate récord de muertes por covid-19.
Bolsonaro muestra una vez más que hincha por el contagio total. El programa de su gobierno es bastante claro: que muera la mayor cantidad posible de trabajadores, que la pandemia contamine a todos rápidamente, y que el capitalismo siga explotando a los trabajadores durante la pandemia, lanzados a su propia suerte con una ayuda de 600 reales (algo más de 100 dólares), y no para todos.
Mientras, Bolsonaro cerró un acuerdo con la Corte Suprema en favor de su hijo Flavio Bolsonaro, acusado de corrupción, y su empleado Queiroz, que se encuentra preso.