Un estudio reveló que las emisiones contaminantes de los bombardeos de Israel sobre Gaza y Líbano en tan solo tres meses, han producido más emisiones que las 20 naciones más pobres en un año, mismas que tendrán un coste inmenso para los efectos de la crisis climática, dejando en claro que, ya no se pueden ignorar los costos climáticos de la guerra y los ejércitos.
Axomalli Villanueva @1quiahuitl
Martes 16 de enero de 2024 01:29
El Estado de Israel ha promocionado su floreciente industria de tecnología climática en ámbitos como la captura y almacenamiento de carbono, la captación de agua y las alternativas vegetales a la carne, sin embargo no ha mencionado su impacto en las emisiones globales de los bombardeos contra el pueblo palestino.
Una publicaciónrealizada por investigadores de Reino Unido y Estados Unidos, ha revelado que las emisiones de CO2, generadas por Israel a causa de los bombardeos en Gaza y Líbano en tan solo 60 días, han generado más contaminación que las 20 naciones más vulnerables a la crisis climática en un año.
Este análisis, según los autores, el coste climático de los primeros 60 días de la ofensiva militar israelí equivale a la combustión de al menos 150.000 toneladas de carbón, sin embargo, este estudio se ha basado sólo en una serie de actividades que generan grandes cantidades de carbono y, por lo tanto, es probable que se trate de una importante subestimación.
Es decir que, el estudio, que aún hace falta que se revise por pares, tiene en cuenta las emisiones de CO2 de operaciones aéreas, tanques y combustible de otros vehículos, así como las emisiones generadas por la fabricación y explosión de las bombas, la artillería y los misiles. No ha tenido en cuenta otros gases de efecto invernadero, como el metano, que es un gas aún más potenciador de la crisis climática.
"Ya no se pueden ignorar los costos climáticos de la guerra y los ejércitos"
El genocidio del pueblo palestino en Gaza y los bombardeos en el Líbano están ocurriendo en medio de masivas protestas y muestras de solidaridad en contra de la guerra perpetrada por Israel, financiado por Estados Unidos y la mayoría de los gobiernos de la Unión Europea. En tan solo 100 días, ya se ha cobrado más de 20 mil vidas civiles, la mayoría mujeres e infancias.
Entre las masivas protestas alrededor del mundo, se han sumado la mayoría de las organizaciones ambientalistas y del movimiento por el clima que inauguraron las huelgas climáticas en 2019. Estas organizaciones han hecho un creciente llamado a una mayor rendición de cuentas sobre las emisiones militares de gases de efecto invernadero, que desempeñan un papel enorme en la crisis climática, pero que en gran medida se mantienen en secreto y no se contabilizan en las negociaciones anuales de la ONU sobre acción climática.
"Este estudio es sólo una instantánea de la huella militar más grande de la guerra... una imagen parcial de las emisiones masivas de carbono y contaminantes tóxicos más amplios que permanecerán mucho después de que terminen los combates", dijo Benjamin Neimark, profesor titular de Queen Mary, Universidad de Londres (QMUL) y coautor de la investigación publicada en la Social Science Research Network.
El hecho de que las emisiones generadas por los ejércitos no se incluyan en las estimaciones anuales ha permitido que contaminen con impunidad, sin tomar en cuenta que estas tienen y tendrán un fuerte impacto en la crisis climática. De hecho, investigaciones anteriores sugieren que la verdadera huella de carbono israelí podría ser entre cinco y ocho veces mayor, si se incluyeran las emisiones de toda la cadena de suministro bélico.
El coste climático de la guerra
Como cada año, el 2023 rebasó récords históricos en temperaturas, siendo el verano más cálido en el Mar Mediterráneo y que a su vez desató una ola de incendios devastadora para la zona, así como el aumento en la intensidad de las olas de calor, que tan solo en Israel provocó un exceso de mortalidad como no se había visto antes.
Los efectos de la crisis climática cada vez más se han aumentado, de la misma forma que han fracasado los acuerdos de reducción de emisiones de CO2 prometidas en el Acuerdo de París, siendo que se pronostica que las temperaturas superen los 1.5°C incluso antes de los escenarios del 2050, siendo una catástrofe para los ecosistemas y los seres humanos.
Ante esto, las emisiones generadas por conflictos armados a gran escala es una de las formas más inútiles e innecesarias de gastar nuestro menguante presupuesto de carbono, esto según el relator especial de la ONU para los Derechos Humanos y el medio ambiente, David Boyd.
La misma investigación señala que el coste en emisiones de carbono, tan solo de la reconstrucción de 100.000 edificios dañados en Gaza, con las técnicas de construcción actuales, generará al menos 30 millones de toneladas métricas de gases de efecto invernadero. Esta cifra es equiparable a las emisiones anuales de CO2 de Nueva Zelanda y superior a la de otros 135 países, incluidos Sri Lanka y Uruguay.
Esto signifca agravar una situación de por si precaria para la población palestina, ya que las consecuencias climáticas, como la subida del nivel del mar, la sequía y el calor extremo, ya amenazaban el suministro de agua y la seguridad alimentaria en Gaza.
De hecho, los expertos advierten de que la situación medioambiental en para el pueblo palestino es ahora catastrófica, ya que gran parte de las tierras de cultivo y de las infraestructuras energéticas e hidráulicas han quedado destruidas o contaminadas, con consecuencias devastadoras para la salud que pueden prolongarse durante décadas. Se calcula que en los primeros dos meses de guerra entre el 36% y el 45% de los edificios de Gaza –viviendas, escuelas, mezquitas, hospitales, comercios– han quedado destruidos o dañados.
En general, el impacto de la guerra y la ocupación sobre el clima es poco conocido, esto debido en gran parte a la presión de países como Estados Unidos e Israel, que al ser una de sus principales industrias, se mantiene en secreto los datos sobre las emisiones de carbono producidos por los ejercitos ante la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), que auspicia las conversaciones anuales sobre la crisis climática.
Sin embargo, estimaciones se ha detallado que los aparatos militares son responsables de casi el 5,5% de las emisiones mundiales anuales, más que las industrias de la aviación y el transporte marítimo juntas. Esto convierte a la huella de carbono militar mundial en la cuarta mayor después de la de Estados Unidos, China e India.
Estos datos no han sido tomados en cuenta en las Convenciones del Clima, de hecho en la pasada COP 28 celebrada en Dubai, si bien sí se mencionó la catástrofe humanitaria y medioambiental producida en Gaza y Ucrania, sin embargo no se llamó a adoptar medidas, ya no solo para remediar la situación, sino para aumentar la transparencia y la rendición de cuentas de las fuerzas armadas o de la industria militar.
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