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Red Internacional
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Cultura. Born de María O’Donnell: novedad, historia y un debate necesario

El libro tiene el rasgo de la innovación aunque vuelva sobre un tema que ha sido tratado en abundancia en la literatura nacional, en el plano de la política, de la historia e, incluso, de la ficción misma.

Miércoles 1ro de julio de 2015

Fotografía:Rodrigo Wilson

Lo novedoso de Born reside en tratar una de las acciones más espectaculares protagonizadas por Montoneros desde el adentro mismo, desde las vivencias de uno de los secuestrados. Si el secuestro de los hermanos Jorge y Juan Born fue, hasta el momento, parte de los hechos que marcaron una época, el relato presentado por María O’Donnell es, como lo define ella misma, un “drama humano”, marcado por la voz de Jorge Born hablando en primera persona. Pero es, al mismo tiempo, un drama “de época” que pinta algunas de las contradicciones políticas centrales.

El relato necesariamente impone una vuelta sobre aquellos años y sobre las discusiones políticas y de estrategia que atraviesan a la que fue, sin lugar a dudas, la organización político-militar de izquierda más importante del período. O’Donnell afirma, hacia el final de la entrevista, que aún falta escribir una historia de Montoneros que contenga una autocrítica.

En la opinión de quien suscribe esta nota, ese balance puede ser hecho desde una perspectiva trotskista, ligada a la lucha de clases. Una mirada que dé cuenta lo limitado de la estrategia de Montoneros para el objetivo declamado, la construcción de una “Patria socialista”, proceso que estaba atado al desarrollo de una corriente nacionalista burguesa que se planteara la perspectiva de enfrentar el imperialismo.

Esa estrategia cobró forma en la lucha al interior del peronismo por la hegemonía. Pero el movimiento fundado por Perón ya se había mostrado su impotencia para esa tarea. En estos años volvería a evidenciarlo. Un basamento así permite dar un marco a las constantes contradicciones que, a lo largo del texto, aparecen en escena.

En ese marco, las denominadas desviaciones “militaristas” -recurrentes según confesión propia- solo pueden ser entendidas en el marco de una práctica determinada que se centró en la construcción de un aparato militar propio para enfrentar a las fuerzas represivas del Estado capitalista. Esa lógica implicaba, necesariamente, una práctica que tendía a separarse de las tendencias que desarrollaba el propio movimiento de masas.

Así, en el mes en que era liberado Jorge Born, Argentina era sacudida por una fenomenal oleada de huelgas que, en su conjunto, constituyeron la respuesta del movimiento obrero al golpe económico desatado por el ministro de Economía de Isabel, Celestino Rodrigo. La historia quiso que ambos eventos –el ajuste gubernamental y la huelga general de masas- pasaran a la historia con el nombre de Rodrigazo.

Una crítica posible a Born puede estar ligada a este último punto. En un período marcado por la actividad creciente del movimiento de masas y, en particular, de la clase trabajadora, esto pasa desapercibido. Enormes acciones como el Cordobazo o la huelga general contra el Plan Rodrigo, aparecen apenas mencionadas, cuando constituyen hitos del periodo. El primero abriendo el escenario de radicalización creciente y militancia obrera que marcará el período. El segundo evidenciando la debilidad del gobierno de Isabel y poniendo sobre el tapete, la posibilidad de su caída. La dictadura de Videla resolverá –a su manera, desde la derecha-esta última contradicción.

Este aspecto, sin embargo, no impide recomendar Born. Un relato más que ameno que trae, desde un punto de vista novedoso, un hecho no menor de años 70’.


Eduardo Castilla

Nació en Alta Gracia, Córdoba, en 1976. Veinte años después se sumó a las filas del Partido de Trabajadores Socialistas, donde sigue acumulando millas desde ese entonces. Es periodista y desde 2015 reside en la Ciudad de Buenos Aires, donde hace las veces de editor general de La Izquierda Diario.

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