Ante el flagrante asesinato del periodista Khashoggi en la embajada de Arabia Saudita de Estambul, el ministro Borrell apenas si ha emitido un comunicado de consternación.
Lunes 22 de octubre de 2018
Llevamos casi quince días con el secreto a voces del asesinato del periodista Jamal Khashoggi y las potencias imperialistas europeas recién ahora hacen alguna tibia muestra de rechazo. Tuvieron que esperar a que las autoridades de la sangrienta dictadura árabe anunciaran su “muerte” luego de una pelea. Por supuesto que no hubo nada de pruebas ni tampoco se sabe dónde está el cuerpo. Pero no hay que preocuparse, la dictadura lo investigará.
El Régimen de Riad dispone de la máxima impunidad como para asesinar periodistas, y mucho más aún. Es financiado por EEUU y las potencias europeas (el Estado español entre ellas) para reprimir y matar de hambre al pueblo de Yemen. Trump no necesita guardar las formas porque descaradamente muestra la prioridad de sus intereses comunes con la familia real saudita. Los imperialismos europeos tratan de conservar la forma porque tienen un discurso “democrático”.
Inglaterra, Francia y Alemania criticaron a Riad por la situación. Incluso Alemania llegó a paralizar la venta de armas (no es un negocio importante para el capitalismo germano). Pero el Estado español es incapaz de siquiera adherirse a estas medidas cosméticas. El Ministro de exteriores Josep Borrell trata a la dinastía saudí con guante de seda. Como buen “mandado” protege los negocios que el Rey hace en nombre de los españoles para acrecentar su bolsillo real y el de sus socios del Ibex35.
Estos “defensores de España” son los defensores de sus grandes negociados. Como por ejemplo, la venta de 400 bombas de precisión para usar en Yemen o cualquier represión que la dictadura planee en la región; o unos 1800 millones de euros por la venta de unas corbetas, o casi 7.000 millones por la adjudicación a un consorcio español en la construcción del AVE a la Meca. Arabia Saudí es el tercer mayor comprador de armas al estado español y también ha comprado aeronaves, granadas, artillería, etc.
Borrell es el encargado de cuidar estos negocios. Por eso, cuando se habló de cancelar la venta de las bombas al país que está masacrando al pueblo yemení, el ministro se encargó de decir que esas bombas son de precisión y no matan a cualquiera. Ahora se encarga de decir nada sobre el asesinato de Khashoggi y mucho menos aún mencionar la palabra Yemen, claro está. Digamos que el “progresismo” se acaba ante los negocios de su majestad.
Esto es la enésima muestra de qué se puede esperar del gobierno de Pedro Sánchez: la defensa del rey y los empresarios el Ibex 35. Mientras ahora nos tratan de encajar unos presupuestos con algunas migajas como el aumento del salario que aún seguirá por los suelos y las pensiones que están peor, Sánchez continúa con la política monetaria de Rajoy que no es otra más que la de la Unión Europea del Capital: pagar la deuda que los bancos nos endilgaron en acuerdo con el tándem PP-PPSOE.
Y, no solo ello, sino que el gobierno “progresista” de Sánchez protege los negocios del Rey con la dictadura sangrienta de Riad a la vez que fomenta la represión de las aspiraciones democráticas del pueblo catalán. De la misma manera que el PP lo hizo con el 155 y apoyado por el PSOE y Ciudadanos. Un guante de seda ante la dictadura y un puño de acero para el pueblo catalán. Más claro agua.
Lamentablemente, en esta política cuenta con el pleno apoyo de Podemos y Pablo Iglesias. El partido morado que surgió luego del 15M y el movimiento de indignados con el régimen del 78, está apoyando a la casta en su momento más reaccionario con el apoyo a los presupuestos del estado y su “gira” para tratar de sumar a las burguesías periféricas en la votación de los mismos.
Un Gobierno progresista lo primero que haría es romper las relaciones inmediatamente (o igual décadas atrás). Pero ¡Ay! Esto complicaría los negocios del Rey. Sería la ocasión ideal para que los “republicanos” del PSOE disuelvan la monarquía y constituyan una República socialista. Pero es que fueron ellos quienes pactaron con los franquistas travestidos en “demócratas” la continuidad del delegado de Franco. Es “posible” que los “socialistas” de Sánchez no sean un gobierno de cambio, ni un gobierno de progreso.
El PSOE de Pedro Sánchez es la continuidad de Zapatero y González tanto en la política interna y como en la política exterior. La pata “izquierda” del Régimen del 78, la casta.