En el sexto día de huelga la empresa retrocedió y aceptó el acuerdo propuesto en la mediación del Tribunal Regional del Trabajo el martes pasado, cuando con una postura intransigente lo había rechazado. En el final de la tarde del miércoles la empresa convocó el sindicato a negociar y el jueves por la mañana en asamblea los trabajadores aceptaron el acuerdo y volvieron al trabajo.
Sábado 28 de febrero de 2015
El acuerdo prevé la suspensión (lay-off) de 650 trabajadores por 5 meses a partir del 9 de marzo, con estabilidad de 90 dìas a su término. Durante la huelga, el movimiento Nossa Classe estuvo en San José dos Campos apoyando la lucha de los metalúrgicos.
En huelga desde el 20 de febrero, los trabajadores de General Motors (GM) cuyo sindicato es parte de Conlutas, que es la central que aglutina a un sector de la oposición a la burocracia de CUT/PT y es dirigida por el PSTU, enfrentaron la amenaza por parte de la empresa de despedir a 798 trabajadores en la planta de São José dos Campos. La empresa pretendía suspender a estos trabajadores por 60 días y en seguida despedir a todos. En una fuerte huelga, los trabajadores demostraron que pueden hacer retroceder a la empresa y tomar aliento para un plan de defensa de los puestos de trabajo.
El acuerdo firmado y aprobado por los trabajadores en asamblea contempla suspensiones por cinco meses, con garantía de estabilidad laboral a su término por 90 días. Además, la empresa se comprometió a pagar los días parados, pero con reposición de horas. La empresa garantizó no realizar persecuciones a los huelguistas.
Esta victoria en GM debe servir de apoyo para que los trabajadores se preparen para momentos más duros, de recesión generalizada, cuando la patronal estará unida para “quebrar” al movimiento obrero. GM retiró los despidos pero no la idea de la cabeza. Los 650 trabajadores que estarán suspendidos tienen ocho meses de empleo garantizado y durante esos ocho meses la crisis tenderá a profundizarse, por lo que el recorte volverá.
Antecedentes
Desde el 2012 a esta parte, la empresa viene despidiendo y suspendiendo a trabajadores (lay-off). Durante este período la planta despidió a aproximadamente 2400 trabajadores.
En septiembre del año pasado GM suspendió a 798 trabajadores en la planta de São José dos Campos. El contrato fue normalizado el pasado 13 de febrero y estos trabajadores tendrían estabilidad por 6 meses, según el acuerdo firmado al comienzo de la suspensión de contrato. La empresa abrió a fines de enero un plan de retiros voluntarios (PDV) ofreciendo además de salarios, autos cero kilómetro para quienes adhiriesen al programa, y absurdamente ofrecían 25 salarios para quienes tuviesen estabilidad por accidente de trabajo o enfermedades laborales.
Al no obtener la adhesión deseada al programa – lograron solo 90 adhesiones – la empresa decidió cortar 798 puestos de trabajo, una reestructuración productiva que alcanzaría cerca del 15% de los 5200 trabajadores de la planta. Con la intransigencia de la empresa, los trabajadores entraron en huelga el pasado 20 de febrero.
El mismo 20, la empresa solicitó formalmente la mediación judicial (dissidio coletivo) en el Tribunal Regional del Trabajo (TRT) de la 15ª Región en Campinas. El martes pasado tuvo lugar una audiencia de conciliación, en la que no hubo acuerdo debido a la intransigencia de la patronal.
Ganaron los trabajadores, la amenaza persiste
Con el impasse en la audiencia de conciliación, los trabajadores decidieron mantener la huelga durante el miércoles 25. Además se votó una carta de reivindicaciones al gobierno federal para que la presidente Dilma Roussef intervenga para garantizar los empleos de los trabajadores e impedir que hubiese despidos. La huelga en São José dos Campos comenzó a afectar la producción también en las plantas de Gravataí y de São Caetano, que según el sindicato también entrarían en huelga a partir de la semana próxima en caso de continuar, lo que probablemente hizo retroceder a la empresa.
Estuvieron presentes otros sectores así como movimientos juveniles, que llevaron su solidaridad. El movimiento Nossa Classe estuvo presente con representantes del metro y de profesores de San Pablo, Lourival Aguiar y Allan Costa. “Debemos organizarnos desde las bases para parar los ataques de los gobiernos fortaleciendo así la huelga”, dijo Allan. “Debemos entender de dónde vienen esos ataques, que vienen tanto del gobierno estadual como del gobierno federal, y que para salir victoriosos tenemos que hacer como los metalúrgicos de Volkswagen, que pararon los despidos y se apoyaron en la solidaridad de otros sectores”, afirmó Aguiar durante su visita a la fábrica de GM.
Su presencia también sirvió para llevar su apoyo a la lista 1, compuesta por Conlutas, que se encontraba disputando las elecciones al sindicato, y que salió victoriosa según los resultados dados a conocer en el día de ayer. “Apoyamos la Lista 1 porque Conlutas se puso a la cabeza de esta lucha aquí en San José, y como central antigubernamental debe combatir a los sectores de conciliación con el gobierno” dijo Aguiar, haciendo también un llamado al fortalecimiento del sindicato.
El acuerdo alcanzado garantiza el empleo de los 650 trabajadores suspendidos a partir del 9 de marzo por 8 meses, contando los 5 meses de suspensión más 3 de estabilidad.
Generar una gran campaña nacional en defensa del empleo
A principio de año, los trabajadores de Volkswagen lograron parar 800 despidos en la planta del ABC paulista con una importante huelga. Ahora ganaron los trabajadores de GM, pero la situación en la industria y los despidos continúan en todo el país.
La Central Sindical y Popular (CSP-Conlutas), con esta victoria en São José dos Campos, tiene planteado impulsar encuentros regionales y nacionales para poner en pie un plan de lucha nacional en defensa del empleo y que defienda los derechos de los trabajadores contra los ajustes del gobierno Dilma. La convocatoria debe extenderse a las demás centrales sindicales para impulsar jornadas de paros y huelgas en todo el país, con un plan de lucha coordinado nacionalmente que se proponga frenar también los decretos antiobreros del gobierno y luchar por la reducción de la jornada laboral a 36 horas para que ningún trabajador se quede sin trabajo en el país.
Para ello los trabajadores deberán sacarse de encima a las burocracias, que si bien ahora permiten victorias como la de la huelga de Volkswagen, están dispuestas a reglamentar ataques como el Programa de protección del empleo que al igual que las suspensiones no son ninguna salida de protección para los puestos de trabajo. Para defender el empleo hay que reducir la jornada laboral sin reducción salarial, de forma que todos los puedan seguir trabajando sin suspensiones ni despidos.