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Aniversario. Brasil: a 57 años del golpe reaccionario contra los trabajadores

El 31 de marzo de 1964 los militares asumen el gobierno con el fin de derrotar el ascenso revolucionario que se extendía por todos los rincones del país desde 1961.

Miércoles 31 de marzo de 2021 00:00

El 31 de marzo de 1964 concluían los preparativos del golpe, con la instauración de la dictadura cívico militar que buscó derrotar el ascenso revolucionario que se extendía, por todos los rincones del país, desde 1961.

Actualmente el número de muertos y desaparecidos sigue siendo completamente desconocido, ya que el Estado reconoce oficialmente solo 434 personas en esa condición, disminuyendo el ya reducido número de 686 asesinatos asumidos por el Estado hace algunos años. Se sabe que el genocidio fue mucho mayor ya que solo entre los pueblos originarios se contabilizan más de 8000 muertos en el período​ y entre los sectores campesinos al menos 1200. Otro ejemplo son los más de mil cuerpos no identificados que se encontraron en el cementerio clandestino de Perús, en la región oeste de São Paulo. Es sólo una muestra del nivel de encubrimiento que aún existe en relación a la dictadura militar, dejando impunes a los militares y empresarios involucrados en el genocidio. En 2019, el actual presidente Bolsonaro dio por finalizadas las investigaciones y estudios que se venían realizando en el cementerio de Perús, profundizando la incertidumbre y la impunidad.

El hecho de que no se sepa hasta el día de hoy la cifra y los nombres de los muertos y desaparecidos se debe centralmente a que la caída de la dictadura en Brasil (1985), si bien contó con protagonismo obrero, se dio en clave reformista. Es decir, bajo la dirección de lo que sería el Partido dos Trabalhadores (Partido de los Trabajadores), con Lula a la cabeza en sociedad con sectores empresariales organizados en el MDB (Movimiento Democrático Brasilero). El proceso se basó en la negociación con los militares y la burguesía para que el pasaje del régimen dictatorial a la actual "democracia" fuera una "transición lenta, gradual y segura", es decir, que no pusiera en cuestionamiento al Estado burgués y al capitalismo brasilero, dejando intacto todo el aparato represivo.

Antecedentes del golpe

La polarización entre las clases que caracterizó el momento previo al golpe ​se remonta a los años 50, con los primeros cuestionamientos populares a los acuerdos de Yalta y a partir de 1959, ​se agudiza ​con la Revolución Cubana que proyectaba sobre el continente latinoamericano la perspectiva y la lucha por el socialismo. En Brasil esa inflexión se acentuó con la renuncia del presidente Jânio Quadros, quien había sido electo para intentar controlar la oleada obrera ascendente. Ante las muestras de no poder lograrlo, Quadros había comenzado a ser cuestionado por importantes sectores del imperialismo, por un lado y del movimiento obrero y campesino, por el otro. En ese contexto, mientras su vicepresidente João Goulart (conocido como Jango y más "izquierdista") se encontraba de viaje en China para acercar relaciones, el presidente renuncia. Ante esta situación una junta militar se adueñaba del poder para impedir el retorno de Jango, dando lugar a un proceso de movilizaciones masivas dirigidas por el PTB (Partido Laborista Brasilero) y el PCB (Partido Comunista Brasilero), reclamando la asunción del nuevo presidente.

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Al mismo tiempo, sectores de la burguesía del sur del país empezaban a movilizar regimientos del Ejército con el declarado propósito de llegar a la capital para garantizar la asunción de João Goulart, apoyados por gobernadores de otros estados brasileros. Finalmente el conflicto se resolvió con un cambio en el régimen político, pasando de un sistema presidencial a parlamentarista y se permitió el retorno del presidente evitando que se profundizaran los conflictos. Sin embargo, la polarización siguió en ascenso y el sistema parlamentarista de gobierno duró solamente 9 meses.

​Ese mismo año (1961) también se registró un aumento de la conflictividad obrera y campesina. La oleada de huelgas entre los años 1961 y 1964 se cuadruplicó en relación al período anterior y sólo en el estado de Río de Janeiro en el año 1961 se produjeron 30 paros exigiendo derechos, en solidaridad con otros sectores o directamente políticos. En 1962 se realizaron 37 huelgas y en 1963, 48. Más allá de la cantidad, el nivel de enfrentamiento al régimen también se radicalizaba con numerosas huelgas, con ocupación de plantas y la realización de tres paros generales entre 1962 y 1964. El mismo proceso también dio lugar al surgimiento de organismos intersindicales que agrupaban una misma rama productiva y en algunos casos, sectores de distintas ramas. Sin embargo, estos organismos no llegaron a generalizarse.

Po otro lado se desarrollaba una fuerte politización al interior de las Fuerzas Armadas, que en 1962 desencadenó un levantamiento entre los oficiales de ​bajo rango​ (sargentos), que incluyó ​la ocupación del edificio del Ministerio de la Marina, dos aeropuertos y el telégrafo de la capital del país por los militares sublevados. ​El gobierno logró que las tropas del Ejército que no se habían plegado recuperaran los edificios tomados, con el saldo de dos muertos en los enfrentamientos.

En 1964 tuvo lugar una importante rebelión entre los marineros que reflejaba el grado de polarización entre oficiales y soldados, y era a la vez expresión de la resistencia al golpe que ya se engendraba en ese momento. El 25 de marzo de 1964 la Asociación de Marineros y Fusileros Navales de Brasil (AMFNB), creada al calor de las manifestaciones por el retorno de Jango, organizó un acto que contó con la participación de 4000 marineros. La manifestación, prohibida por los oficiales, tuvo como resultado que muchos de ellos fueran arrojados al mar. El gobierno respondió con la detención y prisión de los dirigentes de la Asociación, además de que un sector de marineros son acribillados mientras se dirigían al acto. El mismo se transformó en los hechos en una sublevación por la liberación de los presos, pero su dirección -influenciada por Partido Comunista Brasilero y e PTB- negoció su finalización con la elección, aceptada por el gobierno, de un oficial cercano al PTB para el comando de los fusileros navales.

1964. Manifestación de los marineros.

Cabe decir que en ese momento el Partido Comunista Brasilero era la principal dirección del movimiento obrero y contaba con aproximadamente 200 mil afiliados, resultado de sucesivas campañas de afiliación masiva de años anteriores. Las Ligas Campesinas contaban con alrededor de 500 mil afiliados en su momento de auge y dirigían una zona ocupada y auto gestionada de 10 mil km2, y a 250 km de distancia de Brasilia (la capital del país). Esas dos organizaciones, sumadas al PSB (Partido Socialista Brasileiro), tenían influencia en la mayoría de los grandes sindicatos. Aunque no respondían directamente a Jango y al PTB, dichas organizaciones se subordinaban al presidente y a la burguesía nacional y jamás desarrollaron una política de clase independiente.

Por su lado, aún sabiendo de las articulaciones golpistas, Jango no las enfrentó, manteniendo los oficiales en puestos clave. Los sectores de derecha, encabezados por la UDN (Unión Democrática Nacional) convocaron el 19 de marzo de 1964 a la "Marcha de La Familia con Dios, por la Libertad”, reuniendo 500 mil personas en São Paulo y un millón en Río de Janeiro el 2 de abril. Es así que, articulado con el imperialismo yanqui, a través del Plan Cóndor y contando incluso con la participación de fuerzas y recursos militares estadounidenses, entre los días 31 de marzo y 1 de abril, los militares derrocaron al presidente Jango en la operación denominada Brother Sam. La CGT intentó un llamado a la huelga general, que de hecho se llevó adelante en algunos sectores de ferroviarios y portuarios pero con la detención de los dirigentes y la intervención de los sindicatos, la resistencia fue derrotada. El presidente se autoexilió en Uruguay con el gobernador de Rio Grande do Sul, estado en que el Ejército se disponía a resistir al golpe bajo la orden del presidente, que nunca llegó.

Marcha de La Familia con Dios, por la Libertad.

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La avanzada contrarrevolucionaria hizo retroceder al movimiento obrero y campesino, como también a las organizaciones estudiantiles. Sin embargo no fue capaz de hacerlo de un solo golpe y tras un nuevo ascenso obrero y popular en 1968, ya bajo el gobierno militar, la derecha endureció la represión, las prisiones arbitrarias, asesinatos y tortura, cerrando el Congreso Nacional, suspendiendo todas libertades constitucionales y legalizando la pena de muerte. La gran mayoría de los sindicatos fueron intervenidos y numerosos dirigentes obreros y populares asesinados.

El golpe de 1964 y la dictadura cívico militar implementada en Brasil fue un proceso contrarrevolucionario que buscó terminar con el ascenso obrero y popular de los años ’60. Como en cada proceso revolucionario, el vértigo de los acontecimientos y los detalles de cada uno de sus momentos sobrepasan lo expuesto en estas líneas. Sus lecciones, sin embargo, dejan muchos elementos para pensar futuros ascensos y las condiciones para el triunfo de los trabajadores.

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