Dirigentes presos, citados a declarar, operaciones políticas. El PT negocia en el Senado la vuelta de Dilma. De enfrentar el golpe, ni una palabra.
Martes 28 de junio de 2016
Dirigentes presos, otros citados a declarar, operaciones políticas, allanamientos a la sede paulista del Partido de Trabajadores. Frente a este accionar un tibio comunicado del PT afirmaba que “el Partido de los Trabajadores condena el innecesario, mediático registro e incautación realizada en la sede nacional de San Pablo (...) Se monta una operación distractiva en los reiterados intentos de criminalizar al PT.” En el parlamento, los diputados Paulo Pimenta y Wadih Damous criticaron “lo mediático” de la operación, siguiendo el tono del comunicado oficial del partido; el líder del partido en el Senado, Paulo Rocha, afirmó que la operación contra el PT surge exactamente cuando aparecen denuncias contra los adversarios del partido, en alusión a las recientes embestidas de la Operación Lava Jato (que investiga la corrupción en Petrobras) contra el PSDB y el PMDB.
El PT “cambia de opinión” sobre la Operación Lava-Jato
Sin embargo, no se escucharon declaraciones ni de Lula ni de Dilma frente a estos hechos. Si el día en que fue trasladado por la fuerza, Lula hizo declaraciones contra la Operación Lava Jato, hoy se reconoce un discurso diferente: ya no existe condena a la Operación Lava Jato como una maniobra política, sino su defensa siempre y cuando también afecte a los políticos aliados a los golpistas.
Como hemos planteado en otros artículos, hay una disputa en el Poder judicial sobre la mejor forma de conducir la Operación, con sectores como Janot buscando lavar la cara del golpe avanzando sobre figuras del PMDB (el partido del presidente interino Michel Temer) o del PSDB (aunque siempre preservando a los sectores paulistas de este último partido), y Gilmar Mendes buscando preservar a los golpistas hasta el final, centrando su artillería sobre los dirigentes y sectores petistas. Observando estas brechas tácticas en el poder judicial, el PT cambia su discurso frente a la Operación Lava Jato y adopta una línea que recuerda los discursos de Luciana Genro y otros sectores del PSOL respaldando la operación siempre y cuando “actúe correctamente”. Se instaura un doble discurso: cuando las prisiones son dictadas contra los políticos golpistas, la Operación Lava Jato es muy buena; cuando se posiciona contra los petisas es un descalabro mediático. Es lo que deja entrever la declaración del diputado Paulo Pimenta, que afirmó que “no se ve este espectáculo cuando el objetivo es el PMDB, que tiene a su presidente de honra, del Senado y la Cámara de diputados denunciados en un esquema de millones de dólares y cuentas en el exterior”.
De hecho, la “operación mediática”, con militares fuertemente armados ingresando en la sede del PT y los traslados forzados fueron reservados a ese partido y tenían un claro propósito de pavimentar el camino al golpe; ahora, se trata de consolidarlo frente a las debilidades que viene exponiendo el gobierno de Temer. ¿Por qué, entonces, la respuesta del PT se limita a notas en Internet y opacas y rutinarias declaraciones en el parlamento? El PT ¿no tiene fuerza para algo más?
Un silencio sobre el golpe digno de una “oposición respetable”
Por más que haya sido vencido por los golpistas, el PT no perdió aun su lugar como un partido de sólida inserción en el movimiento de masas, con peso en las organizaciones sociales como el Movimiento Sin Tierra (MST), la Unión Nacional de Estudiantes (UNE), centrales sindicales como la CUT y la CTB al servicio de su política. La posibilidad de movilizar esas bases para contundentes acciones contra el golpe, como paralizaciones y huelgas, era concreta y estaba al alcance de la mano del poderoso aparato partidario y sindical petista. Pero la dirección del PT teme mucho más a los de debajo que a los de arriba. Es preferible para los dirigentes petistas ver a miembros de su alto escalafón detenidos y declarando e intentar explotar alguna división al interior del poderoso “partido judicial”, cada vez más consolidado como árbitro político de la crisis política nacional, que intentar movilizar a sus bases obreras, a los sectores sin tierra y campesinos y la juventud para enfrentar a los golpistas con una vigorosa acción de las masas.
Lo que busca el PT es intentar volver al gobierno por medio de un acuerdo en el Senado, tal vez convocar a elecciones anticipadas; o como alternativa electoral en 2018, frente a un gobierno golpista que ciertamente se desgastará cada vez más para implementar los duros ataques exigidos por la burguesía y el imperialismo.
De esta forma, los burócratas sindicales y la mayor parte de la cúpula petista aun puede mantener sus privilegios, y con suerte, ser una carta en la manga de la burguesía para cuando el PMDB y el PSDB no logren dar cuenta de su tarea. Declaraciones contra la Operación Lava Jato y el golpe, para “posar en las fotos”, para su base de izquierda; contener la huelgas en el movimiento obrero por medio de su burocracia sindical, sabiendo manejar esta fuerza para poder negociar mejor en las alturas; esperar el momento justo para volver al poder por la vía electoral. Sigue negociando con los sectores más podridos de la burguesía y de la política nacional, como hizo en sus trece años de gobierno.
Corrupción y enriquecimiento ilícito, favoritismo en licitaciones a cambio de financiamiento de campañas: todo vale en nombre de sus privilegios y de la preservación de sus cargos. El tiempo pasó y el PT que defendía ser el “partido de la ética” ya no se distingue de sus adversarios de ayer, tan sumergido en el barro de la política burguesa.
Construyamos una alternativa de los trabajadores
De la dirección petista no podemos esperar nada. La organización de los de abajo, como en las luchas de los estudiantes secundarios, en las huelgas de las universidades estaduales paulistas, en los masivos actos de mujeres contra la cultura de la violación, muestran el camino a seguir. El ejemplo que viene de Francia, con la juventud saliendo a las calles, seguida por la clase trabajadora que paralizó las refinerías, puertos, trenes y diversos sectores claves de la economía. En México, los profesores de Oaxaca traban una lucha durísima contra el accionar represivo y asesino de la policía, de la que ya se registra una decena de muertos. Y en Chile, la juventud continúa en las calles, luchando contra los carabineros del gobierno en defensa de la educación gratuita.
Estos son ejemplos de lucha a seguir para derrotar los ataques de Temer, y sus primeros retrocesos, como la recreación del Ministerio de Cultura, o el mantenimiento del programa Mi Casa, Mi Vida. Son una pequeña demostración. Pero nuestros sindicatos siguen en las manos de los burócratas de la CUT; o aun peor, de los sindicalistas asumidamente golpistas, como Paulinho de la central sindical Força. Es necesario exigir en cada lugar de trabajo que los sindicalistas de la CUT y la CTB pongan nuestras organizaciones al frente de la lucha contra el golpe. No aceptaremos su postura pasiva mientras sus dirigentes hacen una “oposición responsable”, en el parlamento y elogiando a la Operación Lava Jato.
Es desde las luchas que tenemos la posibilidad de dar un paso más. Para terminar con los privilegios de los políticos, los ataques patronales y la corrupción, es necesario luchar para poner en pie una Asamblea Constituyente a partir de la movilización, para cambiar efectivamente el régimen político. No será de las manos de esta casta política y la justicia que se enfrentará la corrupción. Como parte de este combate desde el Movimiento Revolucionario de Trabajadores (MRT) lanzaremos nuestras candidaturas obreras y juveniles en las elecciones municipales para hacer escuchar nuestra voz y elevar estas luchas a la pelea política.
Fernando Pardal
Nació en São Paulo, Brasil, en 1984. Formado en Letras y militante del Movimiento Revolucionario de Trabajadores (MRT). Escribe y estudia sobre literatura, teatro, cultura y psicoanálisis.