El nombre de la empresa estatal hasta ahora venía apareciendo en los diarios asociada a los escándalos de corrupción. Esta vez como noticia vinculada a su privatización.
Jueves 9 de junio de 2016
El pasado martes (7) Petrobras anunció el inicio del proceso de las privatizaciones, con la venta de las terminales de Gas Natural Liquefeito (GNL) en Río de Janeiro y en Ceará, asi como de las usinas termoeléctricas asociadas a las terminales. Esta venta acelerada bajo el gobierno de Temer ya estaba prevista en el “plan de desinversiones” hecho por el entonces presidente de Petrobras, Aldemir Bendine, mientras Dilma gobernaba.
Las terminales puestas a la venta ofrecen enormes ventajas a los empresarios compradores ya que cuentan con ingresos asegurados, es decir, estamos hablando de las “joyas de la corona” de la privatización. La estatal es la mayor operadora de termoeléctricas del país, con casi 6 gigawatts de capacidad instalada en operación. Por ley las termoeléctricas, siendo utilizadas o no, son remuneradas por las empresas eléctricas (que por su parte cobran a los consumidores). Es decir, quien las compre tendrá un ingreso fijo asegurado y millonario.
El proceso de privatización de la estatal es parte de las medidas de ajuste del gobierno golpista, que no solo ataca a los trabajadores sino que además implica la entrega de las riquezas nacionales. Las dos unidades a ser privatizadas garantizan la energía eléctrica de parte de Río de Janeiro y Ceará. La terminal de GNL en la Bahía de Guanabara tiene capacidad de regasificación de 20 millones de m³/día y atiende la demanda por gas de las termoeléctricas de la región. La terminal en Pecém, en Ceará, que ofrece el insumo a las usinas de Termo Ceará y Termo Fortaleza, tiene capacidad de 7 millones de m³/día. La venta de estas unidades ofrece un óptimo negocio a los compradores, pues permite la importación de gas y así no dependen de Petrobras, además de contar con una receta asegurada “robada” a todos los usuarios de energía eléctrica del país.
Petrobras afirma que al momento no hay ningún acuerdo firmado sobre la venta de las terminales de GNL, sin embargo trabajadores de las unidades relatan desde hace meses cómo vienen siendo visitadas por numerosos extranjeros. La política de privatización es parte del plan de gobierno y debe seguir posiblemente afectando a otras terminales y áreas de la estatal. Irónicamente, el nuevo presidente de la petrolera, Pedro Parente, afirmó que el plan de desinversión oficial “es fundamental” para la compañía, pues prevé no contar con ayuda financiera del gobierno brasilero. Esto parece un chiste de mal gusto si se consideran los millones desviados por estos políticos para intereses privados.
Las riquezas de Petrobras deben servir a los intereses de la población, de los trabajadores y jóvenes que hoy sufren el desempleo y los recortes en la salud y la educación, además de la inflación que corroe el salario. La lucha contra la privatización de Petrobras es común a la batalla contra el gobierno golpista y contra los ajustes. Para derrotar la privatización será necesario enfrentar la connivencia de Lula y el PT que hablan contra las privatizaciones pero no hacen nada efectivo, solo convocatorias rutinarias. Es necesario un plan de guerra que enfrente estos ataques iniciados por Dilma, ahora acelerados por Temer. Es necesario que los trabajadores, en primer lugar los petroleros, superen la política de la Federación Única de Petroleros (FUP) y la CUT comenzando el próximo 10 de junio, cuando está convocado un día de lucha contra el gobierno golpista y en defensa de los derechos: ¡No a la privatización de Petrobras!