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Red Internacional
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DECRETOS ANTIOBREROS DE DILMA. Brasil: los sindicatos frente a la reducción de derechos para los trabajadores

En el marco de la discusión sobre los decretos de Dilma que reducen los derechos de los trabajadores, las centrales se reunieron el martes 10 con parlamentarios, entre ellos Eduardo Cunha (PMDB), nuevo presidente de la Cámara, y Renan Calheiros (PMDB), presidente del Senado. Una vez más, no salió nada.

Viernes 13 de febrero de 2015

Fotografía : Palavraoperararia

Ya fueron presentadas 750 enmiendas por parlamentarios al proyecto original de medidas presentado por el ejecutivo, lo que forzará a que se abra un grupo de trabajo en la Cámara para dar nueva cara al proyecto para que sea aprobado.

Las Medidas Provisorias (decretos) 664 y 665, impulsadas por Dilma al final de su primer mandato, dificultan el acceso a derechos como el seguro-desempleo y seguridad social, por lo que han generado una relación más contradictoria en este inicio de nuevo gobierno entre las centrales sindicales y el Partido de Trabajadores (PT).

El último paso de esta relación contradictoria fueron las reuniones de ayer con parlamentarios en Brasilia, entre ellos Eduardo Cunha y Renan Calheiros. Calheiros, presidente del Senado, dijo que “No podemos transferir la cuenta del ajuste al trabajador. El protagonismo del Senado y del Congreso Nacional será en el sentido de generar alternativas para que el trabajador no sea duramente sacrificado. Porque eso significa, desde el punto de vista económico y social, un retroceso” (Folha on line 10/02/15). Utilizando el hecho de que ya son más de 750 enmiendas presentadas por parlamentarios, entre ellas 450 de la base aliada (oficialista), el presidente del Senado aprovechó para quedar bien con los sindicalistas.

Pero el próximo paso en el parlamento de hecho será abrir un grupo de trabajo después del carnaval para elaborar una nueva versión de las medidas para que puedan ser aprobadas. Força Sindical, central opositora al gobierno que apoyó al candidato del PSDB Aécio Neves en las últimas elecciones, amenaza de que si el gobierno no las retira, las van a derribar en la Cámara. La lucha de clases les pasa lejos.

La CUT, a su vez, evita criticar al gobierno e insiste en decir que hay que fortalecer a Dilma, “su” gobierno, contra la derecha que se instaló en el gobierno en la figura del ministro de Hacienda, Joaquim Levy.

Las centrales sindicales buscan que se amenicen los ataques, que se abra algún retroceso en los ataques. Aprovechan la fisura generada en el Congreso al ser elegido Eduardo Cunha a pesar del PT y Dilma, para lograr medidas un poco menos draconianas. Es decir, disminuir los ataques, manteniéndolos.

La estrategia de las centrales sindicales frente a los ajustes de Dilma

Las centrales hicieron un doble juego, pautado en una estrategia de conciliación en las alturas.

En una primera reunión a fines del año pasado, luego de las elecciones, el gobierno convocó a las centrales para abrir una vía de diálogo. Veintiún días después, anunció las MP actualmente en cuestión. Las centrales avanzaron hacia una política a dos bandas: convocar a movilizaciones totalmente controladas por ellos para conseguir en las negociaciones con el gobierno y el Congreso amenizar los ataques, pero manteniéndolos.

De esta manera, estuvieron obligados a convocar a un Día Nacional de Luchas, que ocurrió el 28 de enero. Esa jornada no fue construida en las bases. Hubo algún elemento de movilización de Força Sindical, que se opone por derecha al gobierno, que movilizó a los metalúrgicos de Paraná. Sin embargo, no fue pensado como una real presión social, ya que con tantas demandas sociales desbordando además de los ajustes y la falta de agua, luz, empleo entre otras, había temor a que se les pudiese escapar de control.

El año pasado, las burocracias sindicales fueron tomadas por sorpresa por una oleada de huelgas que ocurrieron contra sus direcciones en los sindicatos, como los garis (recolectores de basura) de Rio de Janeiro y del ABC paulista, así como choferes de varios estados. Aún cuando la CUT se haya reubicado en el ABC con la huelga de Volkswagen, las demandas sociales son tantas que la relación con la base puede explotar por otro lado.

Luego de esta jornada, las centrales sindicales se sentaron el 3 de febrero con los ministros Miguel Rosetto, de la Secretaría General de la Presidencia de la República, Carlos Gabas, de Previsión Social, Nelson Barbosa, de Planificación y Manoel Dias, de Trabajo y Empleo. En esta reunión, el gobierno no negoció el retiro de las MP, se mostró abierto a negociar pero sin grandes propuestas concretas.

Las centrales sindicales mantuvieron su estrategia de negociar en las alturas, como quedó claro en las reuniones de este martes con Eduardo Cunha y Renan Calheiros. Todo indica que tanto las centrales oficialistas como las opositoras por derecha van a ir hasta el final en su política de amenizar los ataques manteniéndolos, para salir cantando victoria sin dejar de defender al gobierno. Es decir, aprovecharán el camino de las negociaciones en las alturas ya contando con la discusión abierta en los plenarios, para luego cantar victoria.

Queda planteada como tarea para los trabajadores la inmediata organización de una política independiente que enfrente los ataques con los métodos propios de la clase obrera, paros reales en los lugares de trabajo, un plan nacional de luchas con paros nacionales y que ponga en pie las demandas sociales como la la falta de agua y luz, levantando las demandas de toda la población.