×
×
Red Internacional
lid bot

Francia. Brutal represión a una manifestación ecologista en Francia

Cientos de heridos y un manifestante en coma es el resultado de la represión policial. Este sábado, 30.000 personas se movilizaron contra los embalses agrícolas en Sainte Soline.

Domingo 26 de marzo de 2023 15:46

Este sábado, una masiva protesta ecologista tuvo lugar en Sainte Soline, en el centro-oeste de Francia, para protestar contra la construcción de embalses agrícolas y defender el ciclo del agua.
La movilización fue convocada por el colectivo “Bassines non merci” para protestar contra los embalses agrícolas. A la convocatoria se sumaron organizaciones como Soulèvements de la Terre (organización ecologista) et la Confédération Paysanne (sindicato agrícola) así como más de cien organizaciones políticas, sindicales y ecologistas. La masividad de la movilización muestra una nueva etapa importante en la lucha contra este tipo de instalaciones que buscan recolectar el agua por bombeo, con el objetivo de asegurar este recurso prioritario para las grandes explotaciones agrícolas, sin importar el daño a pequeños agricultores y a la regeneración de la capa freática, que permiten un equilibrio global del suelo y una estabilidad a largo plazo de recursos y necesidades.

El Estado ha aumentado el nivel de violencia contra los manifestantes, a partir de lo desplegado este sábado. En la zona se desplegaron 3200 policías, se prohibió la circulación entre dos municipios. Una semana antes se detuvo a un portavoz de los activistas, se desplegaron dos helicópteros para vigilar la zona, la policía condujo cuatriciclos para perseguir a los manifestantes y dispararles granadas lacrimógenas y pelotas de gomas… La anterior concentración contra los embalses ya había sido gravemente reprimida a finales de octubre y ahora la represión fue más brutal.

Este dispositivo represivo masivo se descargó durante toda la jornada, cubriendo los cortejos bajo una nube de gases, granadas explosivas y pelotas de gomas, hiriendo gravemente a numerosos manifestantes.

Según un comunicado de Soulèvements de la Terre, más de 200 manifestantes han sido heridos por la policía, un recuento aún provisional. Uno de estos ha sido inducido a coma y su vida se encuentra en riesgo. Otros dos permanecen en estado crítico. Una decena de heridos graves se encuentran en el hospital y otros cuarenta sufren heridas profundas (en gran parte debido a las granadas de la policía). Le Media informó que un manifestante ha perdido un ojo.

“El nivel de represión era increíble. Alrededor mío, la gente decía que era como cuando los Chalecos Amarillos, o las movilizaciones contra el cierre de Sivens (en las que el joven Remi Fraisse fue asesinado por una granada lanzada por la policía), para encontrar tal nivel de represión”, explicaba un manifestante. “Un grupo consiguió llegar al lugar del embalse, pero la manifestación tuvo que retroceder finalmente porque los médicos se quedaron sin material para curar a los heridos. Además de que la policía bloqueaba los servicios de emergencia”, añadió el manifestante.

Además de este ensañamiento, la policía impidió a los servicios sanitarios socorrer a los heridos en estado crítico durante varias decenas de minutos: “los servicios sanitarios comentaron a un médico que los llamó, en una conversación en la que los abogados de la Ligue des Droits de l´Homme (LDH) estaban presentes, que los jefes de la policía dieron ordenes de evitar que pudieran acudir al lugar”, explicaron desde esa organización en Twitter. Las fuerzas de represión se ensañaron con los heridos lanzando granadas en su dirección como denunció posteriormente en medios de comunicación la secretaria general de los Verdes (EELV) Marine Tondelier.

Estos hechos desmontan las mentiras lanzadas por el gobierno para justificar la. En una declaración pública, Gérald Darmanin, ministro de interior francés, afirmaba que: “los gendarmes participaron en la evacuación de manifestantes heridos y a su vez fueron atacados por los elementos más radicales de la movilización, impidiendo las operaciones de socorro y dificultando la llegada de médicos al lugar. Quiero denunciar estos hechos deplorables”. Un intento de vender una buena imagen sobre hechos ocurridos como suele hacer la policía. Esto último de la mano de minimizar a propósito el numero de personas heridas por las fuerzas de represión, contabilizando solo siete.

Continuando con la mentira, y apoyándose en imágenes de furgones de policías en llamas y manifestantes enfrentándose a la policía que se muestran en bucle en la televisión, Darmanin condenaba: “la violencia desencadenada (…) absolutamente inexcusable, organizada conscientemente por grupúsculos de extrema izquierda.” Un argumentario que recuerda al termino de “eco-terrorismo” que utilizó en octubre para criminalizar a los opositores a los embalses agrícolas y justificar su represión.

Ha aprovechado para llamar a que toda la casta política tome posición contra las violencias: “Pido solemnemente al conjunto de representantes políticos, de cargos electos del país, sea cual sea su posición policía, estén o no a favor de la reforma de las pensiones, o en contra de los embalses agrícolas (…) a condenar esta enorme violencia contra las fuerzas de seguridad de la República.” Un llamado al que rápidamente se sumó por ejemplo Eric Ciotti, presidente de los Republicanos.

Un intento de apoyarse sobre un relato gubernamental construido alrededor de Sainte-Soline para convocar alrededor del gobierno, aislado como nunca, un “frente republicano” contra la radicalidad de los manifestantes. Un intento, además, de volver a la gente en contra de la violencia en las manifestaciones ahora que surgen espontáneamente movilizaciones radicales en muchas ciudades en contra de la reforma de las pensiones.

Hasta ahora, un 62% de la población apoya una radicalización de la movilización contra la reforma de las pensiones y un 70% atribuye la responsabilidad de la violencia actual al gobierno. Esta dinámica provoca pánico al gobierno, que busca romperla por todos los medios.

Este despliegue represivo contra los manifestantes de Sainte Soline así como las declaraciones de Darmanin son un nuevo signo de la debilidad y aislamiento de un gobierno frente a un movimiento de grandes protestas. Una apuesta represiva frente a la cual hay que confrontar con la mayor solidaridad posible, tanto con los manifestantes de Sainte Soline como con trabajadores y jóvenes reprimidos en las manifestaciones intersindicales o espontaneas o con los huelguistas “requisionados” por la policía. Desde este punto de vista, el silencio de la intersindical sobre la represión actual es un grave escandalo: todos los medios de las centrales sindicales deberían estar al servicio de la solidaridad contra la represión, esencial para consolidar el movimiento y ampliar la huelga.

Desde Révolution Permanente y la Red por la huelga general, llaman a coordinar acciones contra la represión policial.