Quién defiende la violación de derechos humanos laborales cuando los propios organismos denominados autónomos y que se supone, deberían velar por los derechos laborales implementan medidas de precariedad a sus trabajadores.
Sábado 20 de junio de 2020
La respuesta no es sencilla; mientras los organismos protectores de derechos humanos se jactan de ser las instituciones más transparentes y democráticas, la realidad es que ocupan los mismos esquemas de violencia institucional para sus trabajadores.
En días recientes, Lázaro Serranía Álvarez, trabajador de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos informó que de manera arbitraria fue violentado su derecho al trabajo; el funcionario informó que le fue suspendido su salario sin previa notificación, no solo eso, sino que también le fue cancelado su correo electrónico institucional, fue borrado del grupo de trabajo de Whats App y le prohibieron a sus compañeros dirigirle la palabra.
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Dicha situación fue hecha del conocimiento del administrador del área, licenciado Porfirio Tejocote Rosas, quien no supo darle razones, y de allí escaló a la inquietud con los mandos medios hasta llegar con la Directora General Alejandra Ezeta , quien le refirió que por instrucciones del Secretario Ejecutivo, Francisco Estrada Correa.
Precariedad disfrazada
Los Organismos autónomos, son aquellos que tienen presupuesto propio y pueden gobernarse con su propia legislación; es la cara más amable del poder, pues se presentan como los contrapesos del poder, el apartidismo institucional y, en general, como lo más progresivo y deseable de las instituciones. Instituciones modelo que pagan a sus trabajadores más que al promedio de los servidores públicos, que aunado al prestigio de la actividad institucional da la impresión a los trabajadores de pertenecer a una casta distinta de la burocracia.
La realidad es otra, los trabajadores de las Comisiones de Derechos Humanos, así como de las diversas instituciones autónomas sufren misma precariedad laboral que cualquier trabajador del servicio público, con contratos administrativos o civiles que desnaturalizan la relación laboral, por lo general son trabajadores de confianza, que por tener ese estatus no tienen derechos como el de sindicalizarse y es así que padecen también de inestabilidad laboral, con contratos con valides de hasta un mes.
Por un trabajo digno
Si los organismos autónomos de defensa y protección de los derechos humanos no pueden garantizar los más amplios derechos laborales para sus trabajadores, qué les espera al conjunto de los trabajadores; el caso de Lázaro Serranía es un indicador que muestra que autónoma o no, las patronales no velan por los derechos de los trabajadores.
Por eso es necesario levantar una gran campaña por trabajo digno, por el reconocimiento de los derechos laborales y organizarse en perspectiva de reconquistar todos los derechos arrebatados, donde trabajadores de dependencias autónomas se unan a trabajadores de dependencias públicas, y de otros sectores.
En medio de la pandemia, esta unidad se hace más urgente que nunca.