Denuncian descuentos injustificados y presiones por parte de la empresa de limpieza tercerizada para no acatar la cuarentena obligatoria. Reproducimos los testimonios de las trabajadoras afectadas.
Jueves 9 de abril de 2020 19:05
Desde la primera semana en la que se decretó la cuarentena obligatoria, en los Centros Atómicos de la Comisión Nacional de Energía Atómica, se realizan sólo las actividades que son consideradas esenciales. Estas tareas son aquellas vinculadas a la generación de energía y la producción de radiofármacos entre otras. Para su desarrollo, un sector de los trabajadores de la institución está realizando sus tareas con un permiso especial.
En esos sectores también está realizando su labor el personal de limpieza de las empresas que terceriza el Estado. Es el caso de la empresa Limpol S.A. que brinda sus servicios en el Centro Atómico Constituyentes. Sin embargo, en los primeros días de Abril, circulan denuncias de los trabajadores de esta tercerizada, contando la situación de incertidumbre a la que están sometidos por la empresa. Descuentos injustificados, aprietes y reglas poco claras, en medio de una pandemia. Desde la institución estatal argumentan que el pago por el servicio fue realizado y que aún la empresa no ha remitido los recibos salariales.
Días atrás, llegaron a La Izquierda Diario algunas denuncias que daban cuenta de la situación general en la que desempeñan sus tareas: “siempre han vulnerado nuestros derechos, en este caso en la crisis del coronavirus, como cuando fue la gripe H1N1, nos han dejado muy expuestos. No solo eso sino que cuando el gobierno dictaminó la cuarentena para mayores de 60 años o personal con hijos a cargo, no se han respetado esas reglamentaciones. Particularmente con las mujeres que muchas son cabeza de familia y no se les permitía quedarse con los hijos en la casa”.
Por fuera de la reglamentación del decreto del Ejecutivo Nacional, desde la empresa “pedían que justifiques que tu hijo tenía alguna enfermedad para poder quedarte a asistirlo, y si no llevabas un justificativo de la obra social no te lo tomaban, lo mismo con los mayores de 60, muchas veces acudimos al sindicato pero siempre volvía con muy poca información”.
Esta grave situación se suma a las precarias condiciones en las que trabajan las y los empleados de limpieza, desde antes de la pandemia. Con salarios que están por debajo de la línea de la pobreza y aumentos escalonados que se diluyen con la inflación, el Sindicato de Obreros de Maestranza (SOMRA) hace la vista gorda y entre los trabajadores existe el temor a ser despedidos por levantar la voz.
Una trabajadora explicaba: “he trabajado en un tiempo con violencia de género pero las filiales no nos tomaban las denuncias, nos trataban de locas perseguidas, histéricas”
Estas prácticas, son moneda corriente entre las empresas tercerizadas por el Estado y los testimonios abundan: “Las empresas cuando tienen la posibilidad de hacer una inversión o de poner más gente no lo hacen. Entonces cuando una compañera se toma vacaciones, se enferma o renuncia, por ejemplo no ponen reemplazo y encima toman represalias con la gente que trabaja ahí. Como sea, no se nos toma en serio, y somos el eslabón principal de una limpieza como corresponde ante una emergencia de un lugar público. Si todos supieran el valor que tenemos, a la par de cualquier médico, de cualquier enfermero, de cualquier persona, entenderían porque es tan importante pelear por nuestros derechos”.
Las palabras de las y los trabajadores hablan por sí solas. La pandemia expone una vez más las consecuencias de tercerización y precarización laboral, en este caso ejecutada por el mismo Estado Nacional. Es urgente terminar con toda modalidad de precarización, empezando por el fin de la tercerización y el pase a planta permanente de todos los trabajadores sometidos a esa modalidad de contratación. Los sindicatos de los trabajadores estatales deben ponerse a la cabeza de estos reclamos.