Durante la Cumbre por el Clima, al menos 110 países, que representan el 85% de los bosques del mundo, han firmado la Declaración de los Líderes de Glasgow Sobre los Bosques y el Uso de la Tierra, sin embargo, a pesar de que gobiernos y empresas se comprometieron para 2030 a frenar la deforestación, el acuerdo no es vinculante.
Axomalli Villanueva @1quiahuitl
Miércoles 3 de noviembre de 2021 18:59
El 2 de noviembre, Boris Johnson, primer ministro británico comunicó durante su intervención de la Cumbre del Clima, que más de 100 países ya se habían unido a la Declaración de losLíderes de Glasgow Sobre los Bosques y el Uso de la Tierra, donde se buscará frenar los alarmantes niveles de deforestación a nivel mundial para el año 2030.
En la declaración se busca "fortalecer las funciones críticas e interdependientes de los bosques de todo tipo, la diversidad biológica y el uso sostenible de la tierra para permitir que el mundo cumpla sus objetivos de desarrollo sostenible; ayudar a lograr un equilibrio entre las emisiones antropogénicas de gases de efecto invernadero y la eliminación por los sumideros; adaptarse al cambio climático; y mantener otros servicios de los ecosistemas".
Con esto, se busca que, los países fortalezcan los esfuerzos comunes para preservar los bosques y otros ecosistemas terrestres y acelerar su restauración, así como facilitar políticas de comercio y desarrollo sostenibles, tanto a nivel internacional como nacional.
Los países firmantes también pretenden aplicar y rediseñar las políticas y programas agrícolas para reducir el hambre y proteger el medio ambiente. Los líderes prometen facilitar la alineación de los flujos financieros con los objetivos internacionales para revertir la pérdida y la degradación, al tiempo que garantizan políticas para "acelerar la transición hacia una economía más verde".
Pese a los compromisos de gobiernos y empresas, el mismo acuerdo es "no vinculante jurídicamente", por lo que solo tiene un valor declarativo. Es decir que difícilmente se convertirá en políticas conjuntas para detener la devastación de bosques y selvas a nivel mundial, pese a que los 110 países que concentran el 85% de la cobertura vegetal del planeta se sumaron.
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Al mismo tiempo, colectivos ambientalistas como, Extinction Rebellion Cambridge cuestionaron la simulación de las principales potencias que adhirieron al acuerdo, pues este compromiso ya se había hecho en el 2014 con la Declaración de los Bosques de Nueva York, sin embargo, desde esa fecha los niveles de deforestación mundial se dispararon en un 40%.
The headlines today are about a "landmark" pledge to stop deforestation by 2030. The only problem? World governments made *exactly* the same pledge in 2014 and deforestation increased by 40% pic.twitter.com/Pmz5wA5XMC
— XR Cambridge (@xr_cambridge) November 2, 2021
Cinismo y simulación
Entre los mandatarios firmantes de la declaración, se encuentra Joe Biden, quien aseguró que garantizaría el agua, mantener la biodiversidad, proteger a las comunidades indígenas y reducir el riesgo de propagación de enfermedades sin costo alguno, esto sin mencionar que grandes empresas mineras y embotelladoras son las mismas que despojan a las comunidades originarias, no solo en Estados Unidos, sino también en otros países. A su vez, añadió que ya se están restaurando 20 millones de hectáreas de bosques y que Estados Unido anuncia un nuevo plan para detener la deforestación y restaurar los sumideros de carbono.
De la misma manera, Iván Duque, prometió proteger el 30% del territorio de su país en 2022, sin embargo, declaraciones cínicas, Colombia es el país más peligroso para defensores de los bosques y tan solo en 2020 ocurrieron 177 asesinatos de líderes sociales, aún así mencionó que "No podemos esperar hasta 2030, debemos actuar ahora para proteger nuestros bosques", dijo, ganándose la ovación de la sala por una de las promesas más ambiciosas presentadas hasta ahora en la Conferencia.
Otro de los gobiernos firmantes fue Brasil, donde el ministro de Medio Ambiente de Brasil, Joaquim Leite, también prometió lograr una reducción del 50% en la deforestación para 2027, una cínica declaración de parte del gobierno de Jair Bolsonaro, quien desde el inicio de su mandato, favoreció la apertura del extractivismo y la agroindustria a la selva amazónica, que ha perdido unos 10.000 kilómetros cuadrados de bosque por año, contra 6.500 kilómetros por año en la década anterior.
El gobierno británico dijo haber recibido compromisos de jefes de gobierno que representaban más del 85% de los bosques del mundo de que detendrían y revertirían la deforestación para 2030. Para esto, se han prometido más de 19.000 millones de dólares entre fondos públicos y privados para el plan, respaldado por países como Brasil, China, Colombia, República Democrática del Congo, Indonesia, Rusia y Estados Unidos.
A pesar de las promesas de gobiernos y empresarios, la realidad es que se quedan en meramente buenas intenciones, pues no se cuestiona de fondo el modelo extractivista, que ha generado gran parte de la deforestación en las últimas décadas, de la mano del agronegocio y la mega minería.
Frenar la deforestación para 2030, es una meta ambiciosa, pues uno de los principales aceleradores de la crisis climática es la deforestación y la pérdida de ecosistemas a nivel mundial, sin embargo, esta será difícil de alcanzar manteniendo el sistema de producción capitalista, que prioriza las ganancias de unos cuantos sin importar el daño a la biodiversidad.