En los municipios del conurbano crece la resistencia y la organización desde abajo para enfrentar el plan de guerra del gobierno de Milei.
Virginia Gómez @mavirginiagomez
Martes 9 de enero 13:53
Luego de la movilización del 20D contra el ajuste anunciado por Caputo, que desafió el protocolo de Bullrich, por la noche se dieron los primeros cacerolazos. Fue una primera respuesta ante el anunció del DNU de Milei, y se dieron con fuerza en distintos barrios de CABA y también en el Gran Buenos Aires.
Desde entonces semana a semana se fueron replicando las acciones de protesta en cada municipio y en la mayoría de ellos se pusieron en pie las primeras asambleas populares como en Ituzaingó, Merlo, Hurlingham, Morón, y en las localidades de Ramos Mejía, Laferrere y Ciudad Evita de La Matanza, entre otras. En las mismas participan vecinos y vecinas que son docentes, estatales, trabajadores de la cultura, de salud, ferroviarios, profesionales, jubilados, pequeños comerciantes, ambientalistas, feministas y también jóvenes estudiantes, precarizados y desocupados, entre otros.
Las asambleas, que están dando sus primeros pasos, se están reuniendo semanalmente convocando cada vez más personas y los grupos o comunidades de whatsapp crecen a diario, así como al calor de este proceso inauguraron sus propias redes sociales en Instagram y TikTok. Han llegado a los medios locales y en alguna oportunidad han salido en medios nacionales de televisión, a pesar de que prima un cerco mediático que no muestra que crece desde abajo y se organiza la resistencia al gobierno de Milei, en el corazón del conurbano bonaerense.
En las asambleas se debaten las medidas y anuncios del gobierno, cómo dar a conocer ampliamente sus implicancias, quiénes son los ganadores y los perdedores. Se delibera sobre cómo enfrentar el plan de conjunto de Milei, qué actitud tener frente a los senadores y diputados nacionales que debatirán en el Congreso, o qué se espera (o no) de las presentaciones judiciales y de las centrales sindicales. En la de Morón, Merlo e Ituzaingó, por ejemplo, se votó el repudio a la elección de Espert como presidente de la comisión de presupuesto en el parlamento.
En general en todas las asambleas lo que prima es el acuerdo en que hay que organizarse y profundizar la unidad desde abajo hasta tirar el DNU, la Ley Ómnibus y las medidas económicas que ajustan a las grandes mayorías, al servicio de los grandes empresarios y el FMI.
También surge naturalmente en las asambleas la solidaridad activa con trabajadores en lucha (como con los choferes de la empresa Transporte del Oeste -EDO- que no cobraron sus salarios) o frente a despidos (como de los estatales); se delibera cómo tomar en nuestras manos el paro anunciado por la CGT para el 24 de enero; y se votan democráticamente y deciden diversas actividades, como la conformación de comisiones (prensa y difusión, arte, organización, seguridad, salud, mujeres y diversidades), se definen volanteadas en barrios, nuevos cacerolazos, acciones frente a grandes supermercados para denunciar la remarcación de precios y la creciente inflación, semaforazos, jornadas culturales, pintadas, grafiteadas y hasta se hacen “vaquitas” para costear los gastos, entre otras.
Desde los primeros cacerolazos de diciembre se hicieron escuchar los cánticos como “unidad de los trabajadores y al que no le gusta se jode”, “¿a donde está que no se ve, esa famosa CGT?”, “paro, paro, paro nacional” y “poné la fecha”, cómo también se expresó en la marcha a Tribunales desde los sectores independientes de la conducción de la CGT y CTA.
El día del anunció del paro para el 24 de enero se expresó en los grupos de whatsapp, primero que nada, un sentimiento de bronca por que se espere tanto tiempo para llamar a una medida de la clase trabajadora y, en seguida, en las asambleas posteriores se empezó a debatir cómo construir desde abajo el paro activo en cada municipio y también en los lugares de trabajo, para garantizar la mayor participación ese día e, incluso, cómo ayudar a la participación de sectores de trabajadores informales y de la juventud.
Cómo hacer más fuerte cada asamblea, cada acción, y cómo extendernos a nuevos barrios es una preocupación permanente de los participantes. En este marco surgió también la idea de empezar a coordinar entre las distintas asambleas de la zona oeste del Gran Buenos Aires con la perspectiva de movilizar en común el día del paro del 24 de enero y sumar más fuerzas.
En las asambleas previstas estas semanas nuevamente serán múltiples los debates, pero se definirá la fecha para la coordinación de asambleas del oeste, cómo hacer activa la participación el día del paro y con qué demandas y exigencias movilizarnos.
Desde el PTS en el Frente de Izquierda Unidad nos comprometemos a poner toda nuestra fuerza y medios para fortalecer, amplificar y extender la participación en las asambleas, así como dar pasos precisos en una coordinación democrática y abierta, donde todo lo que se resuelva se refrende en cada instancia de base.
Hacia el paro del 24E proponemos empezar la jornada con acciones que permitan visibilizar nuestros reclamos y garantizar la mayor participación posible, marchar como asambleas del oeste haciendo pública y fuerte la exigencia a la CGT y la CTA de un plan de lucha hasta tirar abajo el DNU y la Ley Ómnibus, ya que solo confiamos en la fuerza de la clase trabajadora y los sectores populares. Para esto consideramos importante también dar pasos este 24 de enero para la confluencia en común en la movilización entre las asambleas populares y las organizaciones sociales, sindicales y políticas, de ocupados y desocupados (como las que desafiaron el protocolo el 20D), o de derechos humanos que comparten esta perspectiva independiente de las conducciones burocráticas tradicionales de las centrales sindicales.
Para avanzar en esta perspectiva, el 17 de enero en el sindicato docente Ademys (en CABA) se realizará una convocatoria abierta, de la cual somos parte, junto a organizaciones sociales, sindicales combativas y la izquierda, de la que votó participar la Asamblea de Unidos por la Cultura, y están invitadas también las de la zona Oeste, entre otras.
Para el día del paro las asambleas populares estarán cumpliendo recién cerca de un mes. Fortalecerlas y avanzar en la coordinación entre ellas, así como en la unidad con los sectores de trabajadores, combativos e independientes, es central no sólo de cara al próximo paro nacional, sino para el día después, para con paros, cortes, piquetes, movilizaciones, no parar hasta tirar abajo el DNU.