El primer ministro indio, Modi, revocó la autonomía de Cachemira. Una noticia que salió en algunos medios, ¿Qué pasa en Cachemira? ¿de qué se trata el conflicto?
Santiago Montag @salvadorsoler10
Jueves 8 de agosto de 2019 15:45
Cachemira es un valle montañoso ubicado en el Himalaya, que se encuentra en la frontera entre Pakistán y la India. Es un territorio disputado entra ambos países desde la partición de India en 1947 luego de la independencia del Reino Unido. El conflicto étnico-religioso es uno de los más extensos, la región se convirtió en una de las más militarizadas del mundo con 700.000 tropas desplegadas. El dato más picante es que ambos países pertenecen al club nuclear, siendo así un efecto de disuasión mutua.
Narendra Modi toma una medida de forma unilateral en un contexto de creciente nacionalismo que combina lo más profundo de religiones con tradiciones muy antiguas a ambos lados de la frontera.
Un conflicto histórico
Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, India comienza su proceso de descolonización donde desarrollan distintos nacionalismos étnicos-religiosos. La brecha entre los musulmanes y los hindúes se hizo insostenible motivados por un sistema político propuesto por los británicos de dividir partidos por religión y étnia. El líder musulmán Mahammed Ali Jinnah, reclamaba la constitución de un estado musulmán, frente a la abrumadora mayoría hindú. Con ayuda de Gran Bretaña y la ONU, logró la partición de la India.
Así nace Pakistán, “Tierra de los Puros”, donde la gran mayoría son musulmanes, y Pakistán Oriental, que en 1971 se independiza siendo lo que hoy es Bangladesh.
En esos años se produce el movimiento migratorio más grande y violento de la historia en un corto lapso de tiempo. Más de 15 millones de personas (3% de la población) son empujadas por el miedo a migrar hacia los estados de sus respectivas religiones, dejando atrás sus hogares que mantenían una relación cercana con antiguas generaciones. En la región de Cachemira se produjo una matanza brutal y limpieza étnica. Alrededor de 3 millones y medio mueren en los ataques a caravanas por nacionalistas musulmanes o hindúes que se organizaban en milicias confesionales. Muchos de estos eran grupos compuestos por soldados desmovilizados que traían el resentimiento de haber vivido la guerra.
Cachemira, cuya población es mayoritariamente musulmana, era un principado que mantenía una enorme autonomía. El maharajá (príncipe) tenía el poder de decidir a qué territorio pertenecer independientemente de su religión al momento de la partición, la autodeterminación no era una opción, a pesar de que la población así lo exigía. Luego de una incursión militar paquistaní, el maharajá de Cachemira decide integrarse a la India.
Esta decisión hace estallar la guerra entre ambos jóvenes países. En 1948, la ONU establece la famosa Línea de Control que marca la frontera de 740 km en esa zona. Pakistán pasaría a ocupar un tercio del territorio, mientras los dos restantes la India. Para la ONU, ese territorio se mantuvo disputado, sin pertenecer a ninguno de los países hasta llegar a acuerdos internacionales.
A partir de entonces, comienzan las 7 décadas de gran tensión en una guerra de frontera. Repleta hasta hoy día por dos guerras, incursiones militares ocasionales, ataques terroristas y represión policial, con más de 70 mil muertos, y 10 mil desaparecidos desde 1990. El territorio actualmente se encuentra fraccionado en 3 partes: Azad Kashmir (“Cachemira libre”), que está bajo administración y control represivo paquistaní; Aksai Chin, bajo dominio Chino desde 1965 cuando invade el Tibet; Jammu y Cachemira bajo dominio y hostigamiento Indio, donde los casi 8 millones de cachemires, hace 7 décadas que luchan por su autodeterminación en medio de la disputa territorial.
El 5 de agosto el primer ministro Modi revocó unilateralmente el artículo 370 de la constitución india que brindaba el estatus de Estado a Jammu yCachemira, o sea la autonomía política y económica, mientras que se encargarían de la Defensa, Relaciones Exteriores y Comunicaciones.
Esta acción es clave para Modi, ultranacionalista hindú y el hombre fuerte de la india. Fue la base de su campaña de reelección fue a partir de las tensiones en febrero de 2019, cuando un miliciano islamista se inmoló contra un convoy paramilitar indio en Cachemira, aumentando las tensiones con bombardeos indios en Pakistán y un combate aéreo en la India. Esto animó el fervor patriota contra Pakistán, pero a su vez, el primer ministro prometió la integración total de Cachemira a India, un punto histórico del programa político de su partido, el Partido Popular Indio (BJP). Modi estaría cumpliendo su promesa.
¿Cuál es la estrategia de Modi?
El BJP de Modi reivindica una teología que unifica a la comunidad hindú, denominada “hindutva” o “hinduidad”, la cuál asimila a la nación india con la mayoría hindú y reprime a las minorías, la mayor está constituida por los 177 millones de musulmanes, 14% de la población. Hay muchos grupos que forman parte de la “hindutva” que son altamente agresivos, desde la primer elección de Modi en 2014, la violencia religiosa ha aumentado un 28%, con linchamientos a quienes están por fuera de esa cosmovisión.
Por eso, la maniobra con Cachemira es muy peligrosa, pero responde a varios objetivos políticos. Por un lado, dar un mensaje a la oposición política interna, eliminando a los partidos musulmanes o cristianos del parlamento indio. Pero podría tener el efecto contrario, aumentar la violencia religiosa en un país que está integrado y rodeado de múltiples etnias y religiones.
Además Cachemira controla el flujo de agua proveniente del Himalaya, por lo que tiene una ubicación estratégica para un país que tiene emergencia hídrica donde miles mueren de sed o hambre producto de las sequías. Por lo que le interesa controlar el territorio más que la población que es mayormente musulmana.
Por otro lado, sería un avance frente al conflicto con Pakistán a quien mantuvo a raya en todas las guerras, pero centralmente por su cercanía con China. El gigante asiático viene apostando a la alianza con Pakistán brindándole ayuda financiera, representando el 70% de las importaciones pakistaníes en armamento militar, pero sobre todo en el monumental proyecto de infraestructura relativo a la Nueva Ruta de la Seda, donde ya está funcionando el puerto de Gwadar, que finaliza el recorrido del llamado corredor comercial chino-pakistaní. De esta manera, India viene intentando poner un freno a su principal rival comercial en la región, con quien además también tiene fronteras en disputa, aunque no haya roces militares. Para esta tarea, EEUU viene teniendo un acercamiento estratégico, abandonando a Pakistán (aliado en la guerra de Afganistán), con India con fuertes tratados económicos, sobre todo en armamento, intentando desplazar a Rusia que le vende el 75% de las armas.
La resistencia Cachemira
La historia del conflicto indo-pakistaní es la historia de la resistencia cachemira. Desde la partición en 1947 que los cachemires encontraron formas de resistencia, y la lucha por su autodeterminación.
Tanto Pakistán como India se comportan de la misma manera opresiva hacia los territorios que controlan sin brindar el derecho a la autodeterminación.
Las rebeliones armadas en 1989-1996 y los levantamientos populares 2008-2010 son ejemplos de esta resistencia. Pero sobre todo, la organización de la mujeres que han logrado obtener un protagonismo privilegiado en la política cachemira al encabezar las movilizaciones donde participaban manifestantes de todos las étnias, religiones y géneros para reclamar por la “azad” (libertad). Además fueron ellas quienes levantaron las organizaciones de derechos humanos para denunciar las acciones de las tropas indias en el valle: asesinatos, torturas, violaciones, etc.
Esta semana, en Cachemira, India canceló una peregrinación hindú, evacuó a los miles de turistas, además fueron cortadas las comunicaciones, 30,000 soldados fueron desplegados y un toque de queda permanente. Además cientos de líderes políticos cachemires fueron arrestados en la capital Srinagar. Todas medidas preventivas frente a lo que fueron las respuestas cachemires en los últimos años de hostigamiento indio en la región. Ya están llegando algunas noticias sobre movilizaciones contra el decreto del ejecutivo, no sólo en Cachemira, sino también en Nueva Dehli y varias ciudades de la India, además de enfrentamientos en la frontera entre fuerzas regulares de Pakistán e India. Modi posiblemente esté esperando una nueva Intifada que le dejará el sello de “azad” en la cabeza.
Santiago Montag
Escribe en la sección Internacional de La Izquierda Diario.