El jueves cerraron en rojo las bolsas del mundo, influenciadas por la inestabilidad de China y la caída del precio del petróleo. El BCE en declaraciones negó la posibilidad haber entrado en una “guerra de divisas”, mientras la FED sigue sin anunciar la suba de las tasas y mostró preocupación por el crecimiento mundial.
Viernes 21 de agosto de 2015
Ayer fue noticia la caída registrada en las bolsas de las principales plazas de referencia mundial como las europeas afectadas por la inestabilidad de la economía de China, una leve baja en Wall Street tras el anuncio de la FED negativo con respecto al desempleo y la preocupación sobre el crecimiento mundial; cuestiones que disipan la pronta suba de tasas de interés.
Otro factor, que afectó la baja de las bolsas de las economías “emergentes”, es la caída del precio del petróleo que alcanzó un mínimo en 6 años, llegando a 45.39 dólares el barril (según la canasta de precios de la OPEC).
Este escenario da muestra de una economía mundial compleja y muy interconectada. Cada sobresalto impacta de forma escalona sobre las distintas regiones del globo y la posibilidad de “contener” es reducida. Si le sumamos un factor meramente “político”, ayer jueves renunciaba por TV el primer ministro griego Alexis Tsipras.
En efecto, la bolsa de Atenas cayó un 3,5 por ciento, en medio de anuncios de una convocatoria a elecciones anticipadas. Los índices referenciales de Fráncfort y Londres llegaron a mínimos de siete meses, arrastradas por los temores a una desaceleración del crecimiento global, así Francfort ha perdido un 2,59%, París un 2,57% y Londres un 0,65%.
El índice paneuropeo FTSEurofirst 300 cerró extraoficialmente con una caída del 1,93 por ciento, a 1.477,56 puntos. Las pérdidas que acumula el índice en agosto ya han superado a las de junio, que fue el peor mes en dos años para el FTSEurofirst.
Buscando dar calma, el BCE niega “guerra de divisas”
Desde el Banco Central Europeo, BCE, el consejero de gobierno Ewald Nowotny negó ayer que el mundo se encuentre en una guerra de divisas, aunque ha reconocido que la devaluación de China y la caída del precio del petróleo impedirán que se cumplan las previsiones de la institución monetaria europea.
"De ninguna manera hay una guerra de divisas. No veo que esté pasando, desde luego en Europa en ningún caso, pero tampoco lo veo a nivel global", afirmó en un evento en Viena el que también es presidente del Banco de Austria. Además, aseguró que el BCE está comprometido con su programa de estímulo.
El BCE dijo en sus previsiones de junio que esperaba una inflación del 0,3% este año, del 1,5% en 2016 y del 1,8% en 2017, aunque estas estimaciones se han visto cuestionadas en las últimas semanas a medida que los precios del petróleo bajaban y la economía china vacilaba.
Sin embargo, si miramos el comportamiento de los países emergentes durante las últimas semanas, además de la triple devaluación del yuan de la semana pasada, podemos dar cuenta de una realidad un poco distinta, y para algunos analistas fue una antesala para una anunciada guerra de divisas en la región. En menos de dos semanas el peso mexicano, el rublo ruso, el rand sudafricano, el ringgit malasio y la lira turca han caído entre un 3% y un 6% frente al dólar estadounidense. Estas herramientas monetarias les permitirán recuperar terreno en las exportaciones, abaratando sus productos; pero también aumentará su deuda en dólares.
De esta forma, también en las economías emergentes los problemas se multiplican. La fuga de capitales es un elemento adicional a tener en cuenta. Tras la caída de conjunto de los precios de los commodities, estas economías parecen perder de a poco la pujanza que las caracterizaba.
En el mismo sentido, un documento de la FED, que continúa sin asegurar cuándo aumentará las congeladas tasas de interés (permanecen entre 0 y 0,25% desde 2008), suma una nueva voz más que alerta su preocupación por el débil crecimiento mundial.
Si tomamos en cuenta América Latina, Brasil, la mayor economía de la región afronta gravísimas crisis de corrupción y marchas que piden la renuncia de Dilma. La economía no está mejor, tras el enfriamiento aplicado por el gobierno y las medidas antipopulares, el desempleo alcanzó altos niveles, entrando en recesión. Argentina, que transita una “crisis administrada”, deberá esperar al recambio presidencial de Octubre, donde se definirá el nuevo modelo económico; aunque las tres variantes que podrían acceder al Gobierno coinciden de contenido en la necesidad de un mayor ajuste y devaluación de la moneda. Como analizamos desde La Izquierda Diario, son muchos los frentes de tormenta de su economía.