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Red Internacional
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Abajo el subcontrato. Call Center: El día a día en Atento

Los call center se han convertido en una opción laboral para las y los jóvenes que buscan su primer empleo o aquellos que requieren de una fuente de ingresos para sostener a sus familias. Sin embargo, las condiciones laborales de estos centros de trabajo son inhumanas y precarizadas, tal como ocurre en Atento.

Martes 8 de junio de 2021

Atento es una compañía de contact center que presta servicios a diversos sectores como el de telecomunicaciones o finanzas, por ejemplo, al sector bancario como BBVA. Al ser prestadora de servicios, esta compañía emplea a las y los trabajadores bajo la modalidad de outsoursing, que de manera general significa una mayor reducción de derechos laborales y de precarización salarial.

Este esquema de subcontratación ha repercutido en mayor medida a la población joven, debido a que empresas como los call center han enfocado su oferta laboral en horarios flexibles como las jornadas de medio tiempo, bajo la cual les permitiría a los trabajadores realizar otras actividades como estudiar o destinar cuidados a la familia, principalmente para las mujeres madres solteras.

Sin embargo, los horarios flexibles y la incorporación de jóvenes o madres solteras son clave para estas empresas, debido a que, bajo esta dinámica la patronal exige métricas de productividad excesivas.

Call center, realidad de la precarización juvenil

El día a día en Atento

Diversos han sido las y los trabajadores que expresan las exigencias extenuantes que la empresa solicita, lo cual no se encuentra inconexo de otros call centers. Los testimonios ejemplifican que en el marco de la pandemia afrontan la incertidumbre de perder su empleo o de no percibir su salario en caso de enfermar o algún familiar contraiga COVID-19, dado que Atento solo proporciona un permiso sin goce de sueldo, pese al protocolo de aislamiento domiciliario emitido por la Secretaría de Salud.

Atento deja sin salario a trabajadores por aislamiento ante covid-19

En ese sentido, en pleno semáforo rojo, las y los operadores continuaban acudiendo a laborar, sin condiciones de seguridad, debido a que el centro de operaciones no cuenta con la sana distancia que recomiendan las autoridades sanitarias para evitar contagios.

Éstas no son solo las condiciones que enfrentan las y los operadores, sino también la falta de mantenimiento del equipo de cómputo, de las diademas y del inmobiliario como las sillas -herramientas que son básicas para laborar-. Sin embargo, ante estas deficiencias, la patronal exige una buena atención al cliente, de lo contario culpabilizan a la productividad del operador condicionando su pago de bonos, generando de esa manera la afección en la salud mental del trabajador debido a los altos niveles de estrés que debe pasar para percibir los bonos, dado que el salario se encuentra entre los 4000 y 5000 mil pesos, lo cual es ineficiente para cubrir la canasta básica.

Por si fuera poco, no hay un horario establecido para el descanso, el cual consta de 30 minutos, que se divide en 20 minutos destinado a la comida y 10 minutos para acudir al sanitario durante toda la jornada laboral, de lo contario, el tiempo rebasado en ese itinerario establecido debe pagarse después del horario de trabajo. En caso de que el trabajador se niegue, habrá un descuento de 1 hora laborada.

El descanso raquítico, sin comedor, con hornos de microondas descompuestos y con el acceso a las máquinas de comida chatarra, permite a las y los operadores despejar la mente de las llamadas continúas y del escucha de las personas –en su mayoría- molestas por el mal servicio o engaños a los que recurren los bancos en la contratación de sus servicios financieros. Por ello es inaceptable que mientras estas empresas ensanchan sus bolsillos con base en el trabajo que cada operadora y operador destina, se mantengan condiciones laborales inhumanas y de precarización. No les basta que expongan sus vidas y las de sus familiares en el marco de la pandemia.

Los call center, sinónimo de precarización laboral

No podemos normalizar este tipo de situaciones. Solo con base en la organización independiente de jóvenes, mujeres y trabajadores, sin confianza en los sindicatos charros, se podrán conquistar nuestros derechos laborales, como la basificación, el aumento salarial que cubra la canasta básica o el pago del finiquito que niega este tipo de empresas bajo cualquier excusa.

Aprendamos de la lucha que están levantando trabajadores de call centers en contra de la precarización laboral enArgentina. ¡No nos conformemos con migajas!