Una joven estudiante de Trabajo Social en Munro compartió su testimonio sobre del discurso de la “meritocracia” del gobierno de Cambiemos y la realidad que vive la juventud.
Viernes 12 de agosto de 2016
Soy Bore, tengo 26 años y trabajo desde los 14. De los diez trabajos que tuve en mi vida, habré estado dos veces en blanco. Hoy en día, trabajo en dos lugares distintos, mi jornada arranca a las 7:30 am y a las 14:00 ya tengo que estar en el otro lugar. Cuando termino viajo hasta Munro para estudiar Trabajo Social en el ISDFyT 77.
En un principio, pensaba que estudiando Trabajo Social, yo podía ayudar a otras personas a cambiar las situaciones difíciles que nos toca vivir. De fondo tenía la idea de que estas circunstancias son una elección individual, es decir que “elegimos” o “merecemos” la vida que llevamos.
Sin embargo, a lo largo de estos meses, al igual que sucede con el conjunto de los trabajadores tuve que enfrentar los golpes del ajuste, me aumentaron las tarifas, el bondi y la comida. De repente, me encontré en una movilización, peleando en las calles junto a un montón de estudiantes por el boleto educativo y en contra del ajuste a la educación pública, manera de darme cuenta (entre otras) que las condiciones precarias por las que pasamos no son elecciones individuales y mucho menos merecidas, sino producto del sistema social en el que vivimos, donde a los que más tienen les importa poco lo que vivimos los trabajadores, mientras mantengamos su ganancia.
El ajustazo implementado por Macri es brutal para los trabajadores y hay muchos como yo que tampoco vivieron los “beneficios de la década ganada” del gobierno kirchnerista, mi trabajo ya era precario en esos años. Cuando escucho a Macri y sus funcionarios hablar de la meritocracia, y de que debemos merecernos el trabajo y la educación, contrasto con mi vida que es la vida de muchos y me parece increíble que nos vengan con ese discurso, te aumentan todo, te cuesta el triple vivir y encima te dicen que te merezcas las cosas. Es fácil decirlo desde sus vidas de lujo, la verdad es que si me hablan de méritos, y no, definitivamente los trabajadores no merecemos la vida que llevamos y ellos tampoco merecen lo que tienen.
Cuando empecé a conocer las ideas de la izquierda, vi que había una alternativa frente a lo que hacen los gobiernos capitalistas de turno, entendí que la salida no es individual, que el cambio tiene que ser profundo y la organización de nosotros los trabajadores es la clave para frenar los golpes del gobierno y hacer que no pasen sus prácticas de miseria, mientras benefician a sus amigos empresarios. Tenemos que hacer que retrocedan.