A pocas semanas de que el senado haya aprobado los proyectos de capitalización de TVN y la creación de una nueva señal cultural dependiente del canal estatal, el futuro de éste permanece en la ambigüedad.
Sábado 9 de diciembre de 2017
La creación de un nuevo canal cultural y de contenido infantil, uno de los proyectos emblemáticos de esta administración, aún no parece tener un destino claro. Aunque se pensaba que esta iniciativa sería aprobada, el martes pasado el proyecto pasó a comisión mixta, lo que retrasa su posible promulgación.
Críticas han surgido de todos lados: que el proyecto es ambiguo, que no está lo suficientemente financiado, que se realizó a puertas cerradas, que no define metodologías con que se producirá el contenido, que es una mala apuesta unificar una propuesta cultural con una infantil, etc.
Estas son evidencias del pobre desarrollo que ha tenido el proyecto desde el año 2015. Se anunció con bombo y platillo un seminario de discusión para nutrir la gestación de la nueva señal en donde participarían productores, organizaciones culturales y educativas. Finalmente, resultó ser sólo una jornada formal donde los
ministros involucrados se saludaron entre ellos.
Con el paso de los meses, el gobierno ha demostrado que la apuesta por generar contenido cultural de calidad y al alcance de todos no está en su lista de prioridades. El proyecto ha estado repleto de dudas: no se sabe siquiera qué se va a transmitir, o si lo que se mostrará será producido interna o externamente. El presupuesto estimado original de 25 millones de dólares se redujo a 18.
Ya basta de este tipo de lógicas. Aunque TVN sea un canal estatal, funciona con las mismas formas que las estaciones privadas. Con un directorio elegido entre cuatro paredes y bajo las mismas lógicas de mercado.
Es tiempo de que sean los mismos creadores del contenido, los propios trabajadores, los que tomen las decisiones de qué canal construir. Ya lo decían los trabajadores de la Asociación de trabajadores de Cine, TV y Técnicos de Gran Bretaña en 1973: “nacionalización bajo control obrero y sin compensaciones de toda la industria del cine y la TV británica”.