Elba Esther Gordillo, ex charra de la dirección del SNTE, anuncia candidatura plurinominal de su partido RSP, generando pugnas internas. ¿Qué alternativa necesitamos?
Jueves 18 de marzo de 2021
En el semanario Proceso se publicó un artículo relacionado con el regreso de Elba Esther Gordillo, ex lideresa sindical, para participar el próximo proceso electoral en una candidatura plurinominal dentro del partido creado y dirigido por su familia, las Redes Sociales Progresistas (RSP). Nada alentador para el conjunto del magisterio porque no tenemos alternativa política en estas postulaciones que hacen los partidos del régimen.
Dicho anuncio podría considerarse como un paso más en la vuelta de la Maestra a la vida política y como figura pública del partido del cual se ostenta como su “líder moral”. En este diario hemos dado cuenta de distintos aspectos de su trayectoria y en particular su regreso después de haber caído presa durante más de 5 años acusado de malversación de fondos y otros crímenes, como el asesinato del Prof. Misael Núñez Acosta.
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En 2019 el partido dirigido por José Fernando González y Maricruz Montelongo logró obtener su registro después de una apelación que le habían hecho al tribunal electoral y éste finalmente cedió, aunque las inconsistencias presentadas eran bastantes, como pagar asistentes para participar en sus asambleas estatales.
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Aunque en el semanario se hace referencia a que el yerno de Gordillo no muestra simpatía con la postulación de candidatura, la realidad es que fue ella quien le puso la estructura para formar las RSP, desde los contactos dentro y fuera del gobierno, así como los funcionarios que le son afines dentro de la estructura del SNTE, donde todavía tienen influencia, aunque de momento no encabezan el CEN.
Entonces, esta inconformidad al interior de RSP, responde realmente a que no empalma con los pactos que Fernando González ha establecido para mantener a flote a su partido.
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Su partido y su “feminismo” no nos representan
Los cargos que le imputaron a la chiapaneca fueron desechados, el tráfico de influencias y la malversación de fondos “no se le pudieron comprobar” y terminó quedando libre. Los juicios que en su momento le impusieron jamás tocaron el tema de su responsabilidad en el asesinato del Prof. Misael Núñez Acosta, referente del magisterio democrático participe de la primavera magisterial de 1980, quien fue ejecutado por los pistoleros que estaban relacionados con la entonces secretaria general de la sección 36 del SNTE.
El partido que ahora formo junto a sus familiares, con todos los antecedentes expuestos, no sólo no representa los intereses de las grandes mayorías, dentro y fuera del magisterio, sino que están en el lado opuesto de nuestros intereses. Con esta afirmación entonces cabe preguntarse entonces a quiénes representa este partido.
Desde su conformación, las RSP habían causado polémica por ser continuidad el polémico partido Nueva Alianza que en incontables ocasiones fue utilizado para operar fraudes electorales, como el de 2006 donde quedó en evidencia la forma en la que operaban los “mapaches electorales”, así como la afiliación forzada de miles de docentes al partido. Estas operaciones se hacían desde la dirección del SNTE, entonces en manos de Gordillo.
Con el tema de la mujer en su agenda política nacional, es un hecho que Elba Esther y su hija Maricruz Montelongo han intentado sacar provecho de su condición femenina para poder posicionarse como un sector más del feminismo que lucha por la igualdad de derechos buscando ocupar puestos históricamente designados a varones. Sin embargo, son mujeres que acosaron, hostigaron, persiguieron, violentaron y precarizaron a trabajadoras y maestras y bajo su mandato no cambió sustancialmente la vida de las familias trabajadoras.
Su origen y trayectoria, tanto de Elba Esther como de su hija, es que ambas pertenecen a una casta privilegiada a partir de estar al frente de una burocracia política asesina, como lo es el SNTE, cuya función tiene que ver con la contención y el desvío del enorme descontento producido por las políticas que se asientan sobre millones de trabajadoras y trabajadores, como por ejemplo la reforma educativa, la reforma laboral o a las pensiones, que cuando se aprobaron, “como mujeres” no se pronunciaron ni mucho menos se movilizaron, sino que las orquestaron en común acuerdo con el PRI, PAN y PRD.
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Nuestras demandas, nuestrxs representantes y nuestro partido
La idea de tener representantes políticos propios es un tema tabú en las discusiones políticas dentro de nuestras organizaciones y para la clase trabajadora en general. Sin embargo, ante la emergencia de la crisis sanitaria y económica y por los nuevos fenómenos -como la irrupción del movimiento de mujeres- ese debate puede tener un giro que apunte a pensar en qué características y qué programa tiene que enarbolar una representación de las aspiraciones de la mayoría laboriosa del país.
De entrada, una representación como la que necesitamos las y los trabajadores, jóvenes y mujeres tiene que marcar tajantemente su independencia política de las instituciones y partidos del régimen, así como de las esferas empresariales y corporativas.
Esta idea se puede materializar en un programa anticapitalista, que abone en aportar a la clase trabajadora en sus luchas cotidianas, para que avance en su perspectiva de la necesidad de un gobierno obrero y popular, que rompa con las políticas empresariales y con el actuar de las burocracias sindicales, sin tener que conformarnos con el mal menor. Por el contrario, que nos sirva para fortalecer nuestra confianza en la fuerza que genera la unidad entre los trabajadores, la juventud y las mujeres.
Un programa que plantee el aborto legal seguro y gratuito, educación sexual integral en las escuelas, el cese a la violencia feminicida y de garantías de tratamiento a todas las enfermedades, que plantee la nacionalización del sistema de salud y toda la industria estratégica, para ponerla en manos de sus trabajadores, así como del no pago de la deuda externa para poder aumentar el presupuesto público destinado a salud, educación y vivienda.
Desde la Agrupación Nuestra Clase, hicimos una modesta, pero importante experiencia en este sentido, con la precandidatura en el Distrito 23 de Coyoacán, que impulsamos junto a decenas de jóvenes, mujeres y trabajadorxs alrededor de nuestra compañera Flora Aco, una trabajadora estatal que con la lucha independiente logró ser reinstalada después de haber sido despedida del DIF por pelear por plenos derechos laborales frente a la “austeridad republicana” y que en la campaña enarbolamos esta perspectiva bajo el llamado a construir una alternativa que funja como una tribuna de denuncia al servicio de nuestras demandas.
Si deseas saber más de estas ideas y posicionamientos, contáctanos a través de nuestras redes sociales.