Cómo actuamos los revolucionarios frente a las elecciones parlamentarias.
Martes 24 de octubre de 2017
Este 19 de noviembre, se realizarán las elecciones presidenciales y parlamentarias en Chile, proceso que este año es atravesado por escandalosos casos de corrupción e impunidad en que empresarios y sus políticos se han visto envueltos, evidenciando que las leyes están al servicio de unos pocos y que ninguno de ellos es una real alternativa para responder íntegramente las problemáticas sociales y de los trabajadores, aumentando cada vez más el descontento y desconfianza de la población hacia ellos.
Esta crisis, abierta durante las masivas movilizaciones y todo lo que significó la convulsiva experiencia del 2011, abrió cuestionamientos no solo a los políticos empresariales sino al conjunto del régimen y sus instituciones, como la policía y la misógina Iglesia. Crisis que el Gobierno de Piñera potenció y el de la Nueva Mayoría no fue capaz de cerrar.
En este escenario y debate electoral, el debate político se ve consumido por las propuestas de los distintos candidatos del régimen que buscan revestirse de democráticos mediante el sufragio universal, mientras lo que hacen es legitimar y profundizar un sistema desigual y autoritario, que lucra con nuestras vidas, con nuestras pensiones, con nuestros estudios, incluso con nuestras enfermedades y muerte en pos de las ganancias de los empresarios.
Los límites y posibilidades de las tribunas parlamentarias
Es este contexto, marcado por las elecciones y la crisis del régimen, la coyuntura y el debate empujan a que la izquierda tome una posición.
Nuestra corriente, el Partido de Trabajadores Revolucionarios, se ha puesto el desafío de no dejarle el terreno de las elecciones exclusivamente a los partidos tradicionales y de los empresarios como la Nueva Mayoría y Chile Vamos, levantando candidaturas anticapitalistas, que expresen la voz y las demandas de los trabajadores, las mujeres y la juventud.
Como la candidatura de Dauno Tótoro en Santiago, como diputado al Distrito 10, y las candidaturas obreras en Antofagasta, con las que estamos poniendo al centro campañas como la renacionalización de los recursos naturales bajo gestión obrera para financiar los derechos sociales básicos, y que todo parlamentario gane lo mismo que un profesor para enfrentar sus privilegios de sueldos millonarios. Además, de la necesidad de una ley de emergencia que prevenga los femicidios, que ya van 57 en el año, garantizando viviendas, planes laborales y subsidios a las mujeres víctimas de violencia, financiado por impuestos a los empresarios.
Pero consideramos que es utópico creer que podemos conquistar nuestros derechos como la salud o la educación sin afectar las riquezas de los empresarios, que son quienes saquean el país y nos roban el fruto de nuestro trabajo en base a la explotación de la mayoría de la humanidad.
He ahí nuestra diferencia fundamental con el Frente Amplio, cuyas candidaturas han alentado a llegar acuerdos con partidos del régimen y conciliar con los empresarios. Porque su confianza para ganar los derechos sociales está puesta en la alianza con el ala progresista de los políticos del régimen y no en la fuerza social de la clase trabajadora y del resto de los movimientos sociales que se han enfrentado cuerpo a cuerpo con el aparato represivo del Estado que defiende los privilegios de empresarios y políticos corruptos.
Es el mismo rol que hace un tiempo logró cumplir la Concertación, el de contener las fuerzas y la utilización de los métodos de lucha de la clase trabajadora.
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Por el contrario, nosotros entendemos que nuestra participación en las elecciones es una táctica en la que usamos la tribuna de la campaña electoral, para agitar las luchas, para alentar a amplios sectores de explotados y oprimidos a confiar en las propias fuerzas y en los métodos históricos de la lucha de clases como las huelgas, paros, tomas, cortes de ruta y en los métodos históricos de democracia obrera o democracia directa, con asambleas, delegados mandatos y revocables.
La historia demuestra que el único modo de lograr reales cambios, es construyendo una fuerza organizada, en nuestros lugares de trabajo y estudio, en federaciones y sindicatos que puedan llevar adelante las transformaciones sociales por las que luchamos; al servicio de esto ponemos nuestras campañas.
Nos proponemos enfrentar el ascenso de la derecha, no solo en Chile con Piñera, sino en toda Latinoamérica, a los empresarios y los políticos corruptos, utilizando las candidaturas como una tribuna para hablarle a grandes sectores de masas que aun ven en las elecciones una posibilidad de cambio y que todavía tienen confianza en el parlamento. Queremos desenmascarar al parlamento burgués y demostrar que no será desde ahí que se garanticen íntegramente nuestros derechos ni mucho menos que surjan reales transformaciones sociales. Difundiendo un programa con ideas anticapitalistas y denunciando al régimen burgués y sus partidos que defienden los intereses de los ricos, dando salidas revolucionarias a las necesidades más sentidas, que cuestionen y toquen la propiedad privada y las ganancias de los capitalistas.
Los límites del Boicot Electoral
Quienes levantan la táctica del Boicot Electoral, se quedan meramente en denunciar y enunciar el carácter burgués y reaccionario de las elecciones, sin dar una salida práctica y viable a los ojos de las y los trabajadores. Hablando a un sector reducido del activismo en la juventud, no buscan impactar en la conciencia de miles de trabajadores que hoy piensan votar por Piñera o por los demás representantes de los capitalistas que ofrecen la miseria de lo posible, pues no encuentran otra alternativa. Quienes promueven el abstencionismo, además, le dejan el terreno libre a las clases dominantes para utilizar las elecciones como un medio para difundir sus ideas y profundizar su ideología y moral en la sociedad.
Niegan la posibilidad de que la clase trabajadora pueda hacer política y utilizar las elecciones para poner los propios intereses como una herramienta para corroer al régimen y sus instituciones. Pero también funan y amedrentan a organizaciones de izquierda que levantamos esta alternativa política.
Se escudan en las leyes de la dictadura, que hoy mantienen las autoridades y que fueron creadas para cerrar el paso a que estudiantes y trabajadores hagamos y discutamos política en las Universidades y lugares de trabajo, para deslegitimar campañas como la nuestra. Repudiamos este actuar que nos recuerda a las peores prácticas del estalinismo, la policía y la derecha, creemos que las diferentes posiciones políticas de la izquierda deben debatirse de frente y con altura de miras para fortalecer los espacios de organización de estudiantes y trabajadores.
Invitamos a todas y todos a sumarse a este proyecto político que estamos levantando a nivel nacional, que busca desarrollar una fuerza organizada capaz de luchar por demandas como la educación gratuita universal, laica y no sexista, por poner fin a las AFPs y acabar con la precariedad laboral, o conquistar el aborto legal, libre, seguro y gratuito; levantando un programa anticapitalista y denunciando al régimen de empresarios y corruptos con el objetivo de elevar la conciencia política y las aspiraciones de millones.
Con la perspectiva de un gobierno de los trabajadores, hacia un nuevo tipo de sociedad donde el centro sea la vida y satisfacer las necesidades sociales y no las ganancias de unos pocos, donde sean las masas las que autogobiernen. Nuestra alternativa es una alternativa revolucionaria, anticapitalista y socialista, y participamos en las elecciones con la perspectiva de construir un partido revolucionario de las trabajadoras y los trabajadores.