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Red Internacional
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#LicenciasLaboralesMasivas. Capitalismo: Un virus que azota a la juventud trabajadora

Un virus azota al mundo, empeorando nuestra calidad de vida, haciendo de los empleos una actividad de riesgo, enriqueciendo a unos pocos y acabando con la vida de millones: el virus del capitalismo.

Jueves 26 de marzo de 2020

A día de hoy, con una pandemia que avanza cómodamente sobre las negligentes medidas del gobierno de Piñera, la juventud trabajadora se encuentra ante una situación cada vez más inestable. Los intereses empresariales son clara prioridad del estado desde que el COVID-19 llegó a Chile, situación que permite que la gran mayoría de las y los jóvenes trabajadores deban seguir asistiendo a sus trabajos bajo ineficaces o nulas medidas de seguridad, irregularidad en el pago de sueldos, contaste riesgo de cesantía y ningún tipo de seguridad económica que les permita llevar a cabo una cuarentena efectiva.

Aunque en el informe de la OIT durante el 2019 respecto al panorama laboral previo al estallido que el crecimiento de la tasa de desocupación en jóvenes se debía a la permanencia en el sistema educativo, la realidad que viven millones de jóvenes en el mundo hace pensar que la razón de la desocupación se debe al incremento en la rotación laboral y trabajos informales.

De 429 millones de jóvenes trabajadores en todo el mundo, 30% vive bajo líneas de pobreza. Aproximadamente 55 millones (13%), viven en condiciones de extrema pobreza, es decir, con ingresos inferiores a $1.600 por día, y 71 millones (17%) en una situación moderada de pobreza con ingresos inferiores a $2.700 al día. [1]]]

Claramente, el modelo capitalista ha demostrado ser barbárico, la fuerza de cientos de millones de trabajadoras y trabajadores que podrían estar enfrentando esta crisis en conjunto, está reservada sólo para producir ganancias a los grandes empresarios, incluso cuando esto implica exponer sin ningún cuidado la vida del pueblo trabajador

¿Y si los trabajadores tuvieran el control?

Si los trabajadores tuvieran el control podrían decidir hacer asambleas, reordenar turnos y producciones, articular un nuevo sistema de higiene y seguridad y ¿por qué no? Redefinir sus propios salarios en torno a lo mismo que producen.

La experiencia de la comisión que levantaron los astilleros de ASTARSA (Argentina 1973) barrió con los métodos artesanales de seguridad. Mientras duró la comisión obrera los accidentes habían desaparecido por completo y ningún trabajador murió. A diferencia del método empresarial de la seguridad, basado en la “teoría de pérdidas” que alude a la lesión de las máquinas y vidas de trabajadores, centrado en los costos económicos para la empresa; el modelo obrero se centra en los factores que determinan el ambiente del trabajo y con ello sus condiciones, así también lo demuestra la reciente asamblea de la fábrica Orica donde a mano alzada votaron impulsar una Comisión de Higiene y Seguridad para responder a la pandemia y a las amenazas empresariales.

Para enfrentar el virus del capitalismo y el COVID-19, es urgente la entrega inmediata de licencias laborales masivas para todas y todos los trabajadores no esenciales, con prohibición de despidos y descuentos, que los lugares de estudio se pongan al servicio del pueblo pobre que no tiene acceso a lo más mínimo en medio de una pandemia: el test de diagnóstico; y que la fuerza demostrada durante los meses de protesta se articule con la fuerza que las y los trabajadores tienen en sus manos, que abarca la producción de alimentos, insumos, servicios y transportes.

La juventud del pueblo trabajador tiene la chispa que durante meses encendió las calles y las conciencias de millones tras el estallido social, es la misma juventud que mediante la organización logró poner en jaque a los distintos gobiernos años anteriores y que sin duda puede tomar en sus manos la gran tarea histórica de darlo vuelta todo.


Fer Morales

Antropóloga Social y poeta Slam