En países como Ucrania y Polonia, entre otros de la Unión Europea, y también en EEUU, se experimenta un floreciente mercado de bunkers, expresión del escenario al que nos lleva el capitalismo.
Jueves 2 de junio de 2022 17:00
La mayor constructora de bunkers en Estados Unidos, la empresa Atlas Survival Shelters, ha reportado un salto en sus ventas. Semanalmente vende millones de dólares en estas estructuras.
Según una entrevista reciente a su fundador, Ron Hubbard, para la cadena alemana DW, la demanda no solo crece en Europa del Este, también se ha disparado en Estados Unidos. Tiene que ver con la situación de violencia, desigualdad y polarización política que sigue creciendo en Estados Unidos.
El sistema capitalista lleva a la humanidad a la guerra y a la destrucción del planeta, es muy claro. En este escenario, son millones quienes sufren las consecuencias de la crisis económica, la inflación. Ahora se habla de crisis de hambruna, en regiones enteras de la periferia capitalista, Africa, Medio Oriente, zonas de Asia o América Latina se atraviesa una situación cada vez más acuciante.
La posibilidad de una guerra mundial y de armas nucleares se discute en algunos medios, mientras siguen muriendo personas todos los días en Ucrania. Detrás está el interés económico de los oligarcas rusos versus el poder imperial de Estados Unidos y sus aliados.
Mientras millones sufren hambre, las empresas de armas ven aumentar sus enormes ganancias. Este es el mundo capitalista donde los flujos migrantes siguen creciendo y se desatan huracanes o sequías cada vez más severas, pero algunos ricos compran bunkers dónde poder almacenar comida y tener camas bajo tierra. El costo de los bunkers va desde los 40 mil hasta el millón de dólares.
No cabe duda de que es necesario terminar con este sistema y construir una sociedad socialista donde la ciencia y la tecnología estén puestas al servicio de la humanidad y no para fabricar bombas y armas más poderosas. Los que dominan el mundo, los grandes burgueses junto a los políticos que defienden sus intereses, llevan a la humanidad a la catástrofe.
Sin embargo, es claro que los trabajadores y los pueblos del mundo no van a ser derrotados sin duras resistencias. Muchos analistas hablan de que la situación que ha venido con la guerra puede dar lugar a nuevos estallidos sociales y revueltas en los próximos años, preparándose ante este escenario, es fundamental que los trabajadores y demás sectores sometidos por la super explotación del capital imperialista, construyan organizaciones revolucionarias capaces de dotar de un programa y de contenido a las luchas.
Un mundo nuevo es posible, sin guerra ni explotación, para ello es necesario tomar consciencia de clase y organizarnos. El tiempo se agota.