Represión. Carabineros: una institución manchada con sangre protegida por el Gobierno

Durante la rebelión popular, se pudo evidenciar el actuar represivo de Carabineros por toda la población que salía a manifestarse y que podía seguir las redes sociales, profundizando la crisis de esta institución que ya venía siendo cuestionada por los casos de corrupción como el Pacogate.

Mario Rozas, ahora ex director general de Carabineros, en los casi dos años que estuvo dirigiendo la institución policial, se registraron 2.329 querellas por violencia desmedida, homicidio, mutilados oculares, tortura y violaciones a los derechos humanos, hechos brutalmente violentos que fueron realizados por Carabineros y que en su mayoría han quedado impunes. Y con el prontuario de Yañez, quien ahora ocupa el cargo de Rozas, vemos que esta represión e impunidad pretende perpetuarse.

Rozas se va dejando 445 víctimas de daño ocular, y no es solo el daño físico porque cada una de esas personas tiene familia, trabajo, estudios. La coordinadora que reúne a víctimas, familiares y amigos de los mutilados oculares, demandan más de $50 millones para la rehabilitación plena de cada víctima. Los casos que más han marcado son el de Fabiola Campillay y Gustavo Gatica, que quedaron con ceguera temporal y otras complicaciones.

Los disparos de Carabineros a niños del Sename en Talcahuano no fue un “accidente” como dijo el criminal de Piñera, fue una decisión consciente que muestra la naturaleza represiva de Carabineros y las FFAA.

En la rebelión popular, el 15 de noviembre de 2019, Abel Acuña falleció en Plaza Dignidad por un paro cardiorrespiratorio, y testigos denunciaron que vehículos de Fuerzas Especiales impidieron el correcto trabajo del personal de emergencia. Ese mismo día se firmó el gran desvío de la movilización con el “Pacto por la paz y la nueva constitución”, con puño y letra de partidos de la derecha hasta el Frente Amplio. Hoy se está desarrollando el proceso constituyente fruto de ese pacto para salvar al régimen y el gobierno, los partidos del régimen lo están cocinando y aún mantienen el poder de veto a la derecha con el ⅔.

Posterior a esto, Mauricio Fredes, murió el 27 de diciembre por asfixia por sumersión al caer dentro de un foso con cables electrificados mientras escapaba de un carro lanza agua. Y así, se puede seguir nombrando víctimas de violaciones a los derechos humanos, incluso de este año, con el intento de homicidio a Anthony de parte de Carabineros al empujarlo por el puente Pío Nono, a lo que se suma el asesinato por parte de Carabineros a Aníbal Villarroel en la población La Victoria durante el aniversario del 18O este año.

Para frenar la represión de esta institución, no lo haremos reformándola para “mejorarla” o “disolver” en pos de crear otra “más humana”. La única salida realista es disolver a carabineros, que implica desarmarlos y privarlos de sus recursos materiales. La simple existencia de esta institución implica que la integridad física y la vida están en peligro, sobre todo cuando uno se manifiesta, cuando uno es huelguista, mapuche, mujer, joven o pobre.

La disolución de carabineros no se hará confiando en los mecanismos normales del proceso constitucional, sólo “será posible si las y los trabajadores y sectores populares desarrollan sus métodos de lucha de clases como la huelga general, sus propios organismos de lucha y su propio poder.”

Es por esto que las direcciones sindicales y estudiantiles no pueden seguir esperando, otorgándoles espacio y oxígeno al Gobierno asesino. Es importante que la CUT, Colegio de Profesores, organismos sindicales de la salud, y estudiantiles como la Confech, convoquen a una gran movilización nacional contra la represión, por juicio y castigo a todos los responsables de los crímenes de DDHH. No más treguas al gobierno.

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