En 2016 al menos 372 personas fueron asesinadas en las cárceles de Brasil, retratando una verdadera maquinaria asesina, la gran mayoría son negros y miles ni siquiera fueron llevados a juicio.
Sábado 7 de enero de 2017
En 2016, al menos 372 personas fueron asesinadas en las cárceles de Brasil, retratando una verdadera maquinaria asesina. Donde la gran mayoría son negros, y también hay miles que ni siquiera fueron llevados a juicio: así es como el Estado configura un sistema racista, asesino donde algunas empresas privadas lucran administrando las cárceles. Mientras recortan el presupuesto para la educación.
Con una población carcelaria de más de 600 mil personas, la tasa de homicidios en las cárceles es de 58 por cada 100 mil, lo que es superior a la tasa de los Estados más violentos del país, como Sergipe, donde el margen de homicidios dolosos es del 53,3 por cada 100 mil personas. Más de la mitad de estos crímenes ocurren en el Nordeste del país.
El Estado de Ceará lidera el ranking con 48 asesinatos, para el gobierno cearense el problema es debido a la superpoblación en las cárceles. Este es un problema conocido en Brasil, donde el gobierno trata la criminalidad reprimiendo y asesinando, o "arrojando" la población a la cárcel, mientras por otro lado no están invirtiendo en educación y recreación. Con los recortes del gobierno de Temer ese problema debe intensificarse, empeorando la calidad y el acceso a la educación, junto con la crisis económica y el desempleo.
El segundo lugar en el ranking queda para la región Norte, con 78 asesinatos, sobre todo en el Estado de Pará (24). El único Estado que no presentó muertes fue el Espíritu Santo, seguido de Sergipe con 2 muertos, Amapá (3) y Mato Grosso (4). El Estado del Piauí tuvo 16 asesinatos, así como tiene una de las mayores poblaciones carcelarias del país, con cerca de 3000 presos. En São Paulo 21 fueron asesinados en 2015.
El presidente de la Asociación de Abogados de Brasil, Claudio Lamachia afirma que el sistema penitenciario "está en colapso" y "es necesario invertir en la construcción de cárceles regionalizadas, menores, donde haya un mayor control. Y en la región de donde viene el preso, para estar cerca de la familia y facilitar la resocialización". La supuesta solución propuesta por Claudio es aumentar el número de cárceles, es decir, aumentar la represión y el encarcelamiento de la población, en su mayoría negra y pobre.
Esto se debe a que el sistema penitenciario es parte de la violencia "legítima" ejercida por el Estado, que además genera ganancias para las empresas que administran los presidios, mientras la población es "arrojada" en esos espacios, sin ninguna política efectiva de rehabilitación por un lado, y por otro, con el empeoramiento de la calidad de vida.
Traducción: Guillermo Cabernet