La sobreviviente del gatillo fácil, autora de La disciplina de las balas y referente del FIT en Quilmes habla de la jueza Márquez (defensora de la doctrina Chocobar), denuncia al Gobierno del Frente de Todos y desnuda qué esconde el debate sobre las domiciliarias a presos por el Covid-19.
Lunes 4 de mayo de 2020 17:32
-Carla ¿Qué opinás de la campaña de los medios y la derecha contra las detenciones domiciliarias a los presos en grupos de riesgo respecto al COVID 19?
Hay que partir de lo hipócrita que es esta discusión, en primer lugar, arrancando del hecho de que según el propio Servicio Penitenciario el 60% de los presos de las cárceles bonaerenses está en esa situación con prisión preventiva, es decir sin juicio que determine o no su culpabilidad. Mientras tanto los empresarios o los policías de gatillo fácil, como por ejemplo el que me dejó en una silla de ruedas, aún estando condenados pueden apelar en libertad hasta agotar todas las instancias judiciales, lo que puede llevar años ¿Por qué se da esta situación? Por el endurecimiento penal que trajeron las llamadas “leyes Blumberg” del 2004, votadas tanto por la derecha como por el kirchnerismo que en ese entonces gobernaba, y las votadas durante el gobierno de Macri, que también fueron apoyadas por ambos sectores ¿Cuál fue la consecuencia de estas leyes? Miles de presos con delitos menores, muchas veces originados en situaciones de pobreza extrema, que no pueden pagar un abogado. La consecuencia es que en las cárceles bonaerenses, que tienen capacidad para 24000 internos, en este momento hay más de 44.000 presos, es decir casi el doble, una situación de hacinamiento total que durante la pandemia puede producir estragos. Pareciera que a todos estos sectores que no pueden pagar un abogado que los saqué rápidamente o que no son poderosos tienen que estar condenados a muerte y no pueden tener ni siquiera el beneficio de una prisión domiciliaria para poder prevenirse de la pandemia.
La situación de las cárceles y la demagogia punitivista frente a la crisis sanitaria
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-Recién hablabas de que los empresarios o los policías de gatillo fácil no reciben el mismo trato judicial que los presos comúnes ¿Qué dicen sobre esto los sectores que se oponen a estas reclusiones domiciliarias?
Ninguno de los sectores que se oponen a las domiciliarias se expresó sobre este tema. Tampoco lo hizo la Jueza de Ejecución Márquez que se convirtió en una de las principales caras de esta campaña de la que venimos hablando.
-Recién hablabas de la Jueza Márquez de Quilmes, por qué opinás que asume esta postura?
Tampoco es casual que ni ella, ni ninguno de los sectores más activos de esta campaña, hayan planteado en su momento ninguna objeción al dos por uno para los genocidas. La ONG a la que pertenece la Jueza, Usinas de Justicia, tuvo como uno de sus principales invitados en su cóctel anual de 2018 al Juez de la Corte Rosatti, uno de los principales impulsores de la impunidad a los genocidas.
En su defensa de la Resolución 956 la Jueza decía: “El delito no se combate con palmaditas en el hombro”. Claramente, cuando la jueza habla de delitos no se refiere a ni a los asesinos de gatillo fácil, ni los genocidas que habitualmente acceden a domiciliaria con la peligrosidad que esto implica.
-Qué opinás de los cacerolazos?
En Quilmes, en particular, la Intendenta le agregó a esto la presencia de las Fuerzas Armadas que no solo reparten comida (solo un 10 %) sino que patrullan con helicópteros en coordinación con las fuerzas de seguridad. Y esta política de derecha envalentona a la derecha. Vos fijáte que el gobierno municipal le aceptó la renuncia a una de las más importantes especialistas en cárceles que tiene el país, Claudia Cesaroni, que integraba el gabinete de Mayra Mendoza. Y esto no fue por una denuncia de corrupción sino por un simple pedido de concejales del macrismo, que la impugnaban por su postura de apoyo a las protestas en las cárceles. Esto fue horas después del cacerolazo, que en Quilmes centro fue muy intenso. Es decir ni siquiera se defienden de los ataques de la derecha. Le dan la razón.
También hay que decir, respecto a los cacerolazos, que hubo zonas donde no se hizo y en otras se hizo el ya clásico aplauso una hora más tarde, para separarse del reclamo de la derecha. Es decir, en el marco de un amplio pronunciamiento por derecha, también empieza a expresarse una cierta polarización.
-Para terminar, ¿qué expresan para vos los cacerolazos?
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