En esta entrevista, Carlos Morelli, exdelegado durante los 70 en el Astillero Astarsa, ubicado en la zona norte del Gran Buenos Aires, dedica un reconocimiento a Miguel, Quique y las y los trabajadores del Astillero Rio Santiago. Pero además, deja un mensaje a las nuevas generaciones.
Jueves 14 de enero de 2021 13:08
Ayer realizamos el homenaje a nuestros queridos compañeros del Astillero Río Santiago, Miguel Lago y Quique Ferreyra, que nos conmovió profundamente, mostrando la historia y tradición de nuestro partido, el PTS, y de una generación de obreros y obreras que fueron clave para sostener los hilos de continuidad del internacionalismo y la independencia política de las y los trabajadores.
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En esta entrevista, Carlos Morelli, exdelegado durante los 70 en el Astillero Astarsa, ubicado en la zona norte del Gran Buenos Aires, dedica un reconocimiento a Miguel, Quique y las y los trabajadores del Astillero Rio Santiago. Pero además, deja un mensaje a las nuevas generaciones.
Carlos cuenta cuales fueron sus emociones al presenciar el homenaje: "Ayer estuve muy conmovido al ver el homenaje a los compañeros, me toca muy de cerca y comparto el dolor con sus seres queridos, con las y los trabajadores del Astillero Río Santiago, con mis compañeros y compañeras del PTS, partido que siento como propio y del que son parte dos de mis hijos".
En una charla cargada de emociones e historias de lucha, Carlos se siente parte de esa camada de obreros y obreras que se plantaron ante la dictadura, en los 90 contra el neoliberalismo, contra los planes de ajuste y vaciamiento, pero sobre todo con el orgullo de compartir con ellos y ellas el objetivo de cambiar este sistema de explotación y opresión de raíz.
Carlos hace un recorrido por sus primeros años en el Astillero Astarsa: "Yo tengo 70 años, soy parte de la generación de Miguel, Quique, el Negro Montes y tantos luchadores que desde nuestra temprana juventud nos dimos cuenta de que era necesario proponernos no sólo pelear por las condiciones de trabajo, cuestión que era muy necesaria, si no de pelear contra la miseria que el capitalismo tiene como única respuesta, miseria en todo sentido, no sólo económica".
"Yo tenía 21 años cuando empecé a tomar conciencia de que pertenecía a una clase, la clase obrera. En Astarsa trabajábamos doce horas por día en turnos rotativos, eran alrededor de 700 trabajadores navales y 800 metalúrgicos, que nos veíamos obligados a trabajar en pésimas condiciones. Para que se den una idea, por cada barco que construíamos en el Astillero morían uno, dos y hasta tres compañeros. Hasta que un día dijimos ¡basta! y pusimos en pie una Comisión de Seguridad e Higiene controlada por los trabajadores, que somos los únicos que sabemos lo que necesitamos para no dejar la vida en el trabajo. Estudiantes de medicina colaboraron con nosotros, y a partir de que la Comisión empezó a funcionar, no tuvimos más muertos, ni heridos graves, lo que demuestra lo importante que es organizarnos de manera independiente de la patronal, el gobierno y los dirigentes sindicales vendidos".
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A pesar de estar ubicados en distintos extremos de la provincia de Buenos Aires, la lucha de las y los astilleros estaban unidas, no sólo participando de las Coordinadoras Interfabriles, si no porque las ideas y el hacerlas carne era una tarea en común y cotidiana.
Carlos relata parte de lo vivido en aquel momento: "En los 70 nosotros nos referenciábamos mucho en la lucha de los compañeros del Astillero Rio Santiago, eran un ejemplo y a pesar de la distancia, estábamos unidos en una misma pelea, con los mismos objetivos. Cada uno de nuestros días era una batalla más, no sólo por nuestras condiciones de trabajo, por apoyar a otros trabajadores en lucha, si no que teníamos en nuestras manos la posibilidad de cambiar el mundo, aunque suene una frase hecha, esa era una realidad y las patronales y sus gobiernos lo sabían".
Antes de terminar la entrevista, Carlos con orgullo y emoción quiere dejar un mensaje a las nuevas generaciones: "Muchas lecciones podemos sacar de aquellos tiempos, pero creo que lo más importante es lo que podemos transmitirles y dejarles a las nuevas generaciones, en el sentido de que se sientan parte de su clase, de la clase obrera, y que sientan que muchos de los que los antecedimos, como Miguel, Quique, el Negro Jose Montes del Astillero Río Santiago y tantas y tantos otros, teníamos un proyecto hermoso y lo seguimos teniendo, que es luchar para terminar de una buena vez con este sistema de explotación y opresión, que nos trae miseria, que nos priva de disfrutar la vida, que contamina el planeta".
Para finalizar, las ganas de seguir adelante se sienten en cada una de sus palabras: "A eso quiero invitarlos, a seguir con ese proyecto enorme y hermoso y que es el mejor tributo a los compañeros Quique y Miguel y a todos y todas los que lucharon y luchan por esa perspectiva, a transformar el mundo, y para eso necesitamos un partido revolucionario, sin fronteras, internacionalista, que creo fue una de las cosas que hasta el momento nos faltaron para triunfar, pero que las nuevas camadas de trabajadoras, trabajadores, estudiantes, intelectuales, jóvenes y quienes son parte de la clase trabajadora, tenemos en nuestras manos. Quiero decir para terminar, Miguel Lago y Quique Ferreyra, ¡Presentes!. ¡Hasta el socialismo siempre compañeros!
Andrea Lopez
@lopez76_andrea Cronista de la sección Libertades Democráticas de La Izquierda Diario, miembro del Centro de Profesionales por los Derechos Humanos.