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Red Internacional
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FAMILIARES NO, PERO.... Carolina Stanley le regaló a una amiga cheta un alto cargo en Desarrollo Social

Con un sueldo de $97 mil mensuales, Lucila Bagnardi es la responsable de relaciones con las ONG. Una ricachona del barrio Nuevo Delta para repartir limosnas a las pobres.

Martes 6 de febrero de 2018 18:00

Los despidos de empleados públicos, en su mayoría precarizados con contratos miserables, se multiplican en todo el país. Pero eso no impide al Gobierno de Macri seguir designando funcionarios de su confianza en puestos altos y muy bien remunerados.

Según consta en el Boletín Oficial del 2 de febrero, la doctora Lucila Bagnardi fue colocada por el jefe de Gabinete Marcos Peña y la ministra Carolina Stanley al frente de la Dirección de Desarrollo Institucional, dependiente de la Dirección Nacional de Fortalecimiento de Organizaciones de la Sociedad Civil del Ministerio de Desarrollo Social. Es la encargada de “fortalecer” las relaciones del Ministerio con fundaciones, asociaciones sin fines de lucro y demás instituciones enmarcadas en el universo de las ONG.

Del Tortugas Club al edificio de Evita

El currículum de Bagnardi no es demasiado sustancial. De hecho su mayor conquista personal, al menos por lo que expresa públicamente, es haber formado una fundación con su apellido.

La flamante funcionaria integra el directorio del Grupo de Acción Social Edu Bagnardi (Gaseb), que nació allá por 2010 durante un torneo de golf. El evento se había organizado en el Club Tortugas de Pilar y la excusa era homenajear a Edu Bagnardi, hermano de Lucila que había fallecido a los 31 años.

Inspiradas en el espíritu filantrópico del difunto, las hermanas Bagnardi decidieron montar una organización con el fin de ayudar, de alguna manera, a los pobres. Con el tiempo terminaron enfocándose en un trabajo comunitario en Santiago del Estero, más precisamente en la localidad de Campo Gallo.

En la presentación de la página web de la ONG se puede leer que el mayor logro de Gaseb fue abrir un centro comunitario en esa localidad santiagueña, “como respuesta a la demanda de una comunidad en situación de vulnerabilidad social”.

Según confiesan, sin pudores, las creadoras de la fundación, la ONG está “inspirada” en la red de centros Conin (Cooperativa para la Nutrición Infantil). Como se sabe, Conin es una creación del doctor Abel Albino, un orgulloso defensor de concepciones retrógradas, medievales y reaccionarias sobre la vida, la sexualidad y la familia.

Como se sabe también, gracias a sus afinidades con el poder económico y político, Albino tiene un importante convenio con el Estado nacional mediante el cual posicionó a su propia ONG en un lugar más que privilegiado.

Albino, inspirador de las Bagnardi, es autor del libro "Gobernar es poblar: ¿Paternidad responsable o fornicación asistida?", en el que propone como método para eliminar la desnutrición el combate a "la promiscuidad, la pornografía, el autoerotismo, la anticoncepción, la infidelidad y el concubinato". Allí el dinosaurio parte de la premisa de que "para erradicar la desnutrición hay que capacitar a los ciudadanos marginados para que, si no quieren ser padres, se abstengan de mantener relaciones sexuales".

Con esa inspiración Lucila Bagnardi desembarca en el Ministerio de Desarrollo Social (cuyo edificio tiene las emblemáticas siluetas de Eva Perón) de la mano de su amiga Stanley.

Familiares no tanto, amistades todas las que quieran

No es muy común ver a las hermanas Inés, Sofía, Lucila y Ángeles Bagnardi (esta última casada con Eduardo Martínez de Hoz...) mostrarse demasiado en público. Mucho menos a Tiffy Lynch, la viuda de Edu Bagnardi y también impulsora de la fundación. Por eso el nombramiento de Lucila como colaboradora estrecha de Carolina Stanley en el Ministerio de Desarrollo Social generó un revuelo de prestigios personales en la familia.

Las hermanas Bagnardi (Facebook Gaseb)

Pero aunque no lo digan, Lucila tiene mucho que aportar en el ministerio dedicado, según el paradigma oficial, a repartir limosnas entre la población pobre con el fin de que esa misma porción de la sociedad no agite el avispero. Ella ya lleva acumulada cierta experiencia en esto de recibir dinero del Estado y de los ricos para entregarlo dosificado en forma de "obras" a hombres y mujeres ubicados en el fondo del pozo social.

Además de ser cofundadora de Gaseb, Lucila Bagnardi trabajó también en la Fundación Grano De Mostaza. Y allí su socia fue nada menos que Brenda Stanley, hermana de la ministra Carolina.

A partir de la creciente imagen negativa del Gobierno y como política de “control de daños” Macri firmó un decreto que prohibe nombrar familiares en cargos públicos. Pero evidentemente no se privan de nombrar conocidos y amigos. Cuestión de confianza, que le dicen.

Repartiendo las sobras entre el pobrerío

Para juzgar la conducta de Lucila como funcionaria, habrá que verla actuar. Pero quizás algo se pueda adelantar, tomando como parámetro las bases conceptuales, ideológicas y de clase sobre las que está parada.

Desde la fundación Gaseb, junto a sus hermanas, difunden las actividades que llevan adelante en Santiago del Estero, centralmente en un viejo caserón perteneciente al Obispado de Añatuya (que les fue cedido gracias a la excelente relación de la familia Bagnardi con Jorge Bergoglio y ellas restauraron).

Campo Gallo (captura de Youtube)

Allí les brindan cierta atención médica a un puñado de niñas y niños pobres y con discapacidades. Y a su vez los capacitan en talleres con el fin de ir preparándolos desde temprana edad para que estén "aptos" para poder afrontar, "dentro de sus posibilidades", los desafíos del "mercado laboral".

Las Bagnardi esperan que de allí salgan personas con algunos conocimientos en corte y confección, carpintería, repostería y tejido, por ejemplo. Un claro acto de servicio... para su clase, apostando a conseguir más y mejor personal.

Obviamente, no tienen el más mínimo pudor en hacer propaganda respecto a las fuentes de financiamiento a las que apelan para poder sostener su espíritu solidario. Y ahí, sin darse cuenta quizás, muestran la hilacha.

Torneo de golf (web Gaseb)

Además de donaciones "desinteresadas" de multinacionales como Coca-Cola, el BBVA Francés y Banco Galicia, las mujeres bancan su fundación con torneos anuales de golf y fiestas VIP con entradas que rondan los $1.000 por cabeza. Así logran que una porción de los ricachones de la zona norte del Gran Buenos Aires (de donde son ellas y donde tienen la Fundación) se desprenda de algunos vueltos que siempre tienen en el bolsillo con un fin benéfico.

Fiesta VIP (web de Gaseb)

De cómo hacer para terminar con la pobreza y para que millones de personas dejen de depender de los favores del Ministerio de Desarrollo Social, Lucila hasta el momento no dijo nada. Y puede que no tenga ni idea.

Rica, cheta y conservadora. La doctora Bagnardi, con un sueldo de $97 mil mensuales, ahora puede despuntar el vicio y repartir más y más limosnas entre las ONG. Nada que ponga en riesgo las riquezas de su familia y de su clase, obviamente.


Daniel Satur

Nació en La Plata en 1975. Trabajó en diferentes oficios (tornero, librero, técnico de TV por cable, tapicero y vendedor de varias cosas, desde planes de salud a pastelitos calientes). Estudió periodismo en la UNLP. Ejerce el violento oficio como editor y cronista de La Izquierda Diario. Milita hace más de dos décadas en el Partido de Trabajadores Socialistas (PTS).

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