La diputada oficialista hablaba desde su casa con los periodistas de Ya Somos Grandes por TN.
Juana Galarraga @Juana_Galarraga
Viernes 11 de mayo de 2018 12:20
Una transmisión desde el lugar de los hechos y en el momento en que transcurren, no es garantía precisamente de que lo que las grandes empresas de medios quieren transmitir por la radio, la web o la TV, sea “la realidad”.
Hermoso momento televisivo: Carrió defendía los tarifazos en un móvil con TN y se le cortó la luz https://t.co/d1nhqRWYWR pic.twitter.com/B5QKY1MvBo
— La Izquierda Diario (@izquierdadiario) 11 de mayo de 2018
Carrió sentada en el living de su casa hablaba a los conductores de “YSG” (Ya somos grandes), como si compartiera unos mates con su vecino. Todo parecía muy cercano y descontracturado. La entrevista en vivo por TN parecía el simple registro de un momento cotidiano de la señora, desde su sillón, junto a sus portarretatos y veladores. Los jóvenes periodistas de TN, las promesas del oficio para el futuro, observaban a Carrió sonrientes, como quien escucha embelesado y humilde a la voz de la experiencia. Las cámaras en el piso captaban alguna mordida de labio, algún gesto de sorpresa en el rostro de los periodistas ante las declaraciones de la entrevistada.
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Cualquiera que no juegue a ser periodista si no que lo sea, hubiese tendido a detenerse en alguno de los enunciados de la señora que pasaron de largo. De hecho, cualquier periodista con un poco de respeto al oficio hubiese dicho, quizás con otras palabras, “señora, lo que usted está diciendo es simplemente ridículo”. Pero no. Diego Leuco, Santiago Fioriti, María Eugenia Duffard y Marcela Pagano, sonreían con una expresión que permitía adivinar un “y bueno, es Carrió”.
Desde los primeros minutos la diputada nacional de Cambiemos se ocupó de dejar en claro a qué venía el reoportaje.
Desde que la crisis de los tarifazos y la disparada del dólar asedia al oficialismo, la bomba de tiempo Carrió se activó para salir a calmar las aguas y respaldar la política de Cambiemos. La comparación no es exagerada. La señora es una figura que sirve como salvaguarda moral de la coalición gobernante. Ante los ojos de cierto sector de votantes de Cambiemos, implica la garantía de la anticorrupción o de la voz independiente y crítica, no fanática del espacio que compone. Hasta el momento, ese capital simbólico político que ha sabido hábilmente construir, le ha valido la posibilidad de explotar, mandarse mil y una ante los medios y la opinión pública y salir relativamente ilesa a pesar de ello. A lo sumo, si Carrió descarrila, la guardan un poco de las cámaras como para que los efectos de la explosión amainen y se vuelve a apelar a su imagen en otra ocasión.
Así fue cuando Elisa Carrió se pasó de la raya en medio de la crisis por la aparición del cuerpo de Santiago Maldonado. La diputada, también a través de la pantalla de TN, se atrevió a intentar una humorada y comparó al joven artesano con Walt Disney. Antes, en un debate por el mismo canal, había hablado con dudoso fundamento estadístico y dijo que había un 20 % de probabilidades de que Santiago estuviera en Chile con el "RIM". Después de esto Carrió se quedó en su casa por un tiempo.
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Recientemente la diputada que se auto titula la “fiscal de la patria”, “guardiana de la república”, fue quien estuvo en el centro de otra de las crisis políticas recientes de Cambiemos. Carrió fue la diputada que más sobresueldos cobró durante el 2017 a través del canje de pasajes, por una suma que supera los $300.000,00. “No me alcanzaba para pagar la tarjeta”, explicó en su momento. ¿Cómo atacar a Carrió? Ella, que tanto sacrifica por la patria. Ella, que tiene un alto porcentaje de ausentismo en el Congreso porque tiene miedo, según confesó, de que la maten cuando va camino al trabajo. De todos modos, Lilita fue bondadosa y nos perdonó por haberla sumergido en una marea de cuestionamientos.
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¿Cómo puede aún esta señora, salir a intentar tranquilizar a la población ante la crisis en curso? No todo se explica con el argumento que sigue a continuación, pero nos permitimos pensar que el zócalo que figuraba bajo su imagen sentada en el sillón por la pantalla de TN, ilustra un poco las ayudas que recibe: “Lilita, la voz de la conciencia del gobierno”. Vale preguntarse qué dicta la voz de la conciencia de estos periodistas con carreras emergentes y promisorias que la entrevistaron.
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Aclaramos a los lectores que no vieron la entrevista, que nadie la detuvo, nadie le dijo que no podía responder eso a los cerca de dos millones de trabajadores cuyas direcciones sindicales acaban de firmar paritarias por un 15 %. Insistimos, nadie apeló a la frase “señora, lo que usted está diciendo es simplemente ridículo”.
Es que la relación de Lilita con el ridículo es algo absolutamente naturalizado. Ella apuesta a tal recurso, como forma quizás, de que sus ofensas a la realidad de las grandes mayorías no luzcan como tal. De hecho siempre es ella la que termina diciendo que nos perdona. Basta pispear su cuenta de Twitter y las fotos que sube de su hija, “la Republiquita” que tanto resguarda.
La Republiquita está tomando sol para estar divina en Octubre. pic.twitter.com/ntceGTZmGa
— Elisa Lilita Carrió (@elisacarrio) 3 de enero de 2015