Reproducimos una carta mandada a esta redacción por un padre de familia de la Escuela Secundaria Técnica 41 “Alfonso Sierra Partida”, ubicada en la delegación Gustavo A. Madero. Atendemos la petición del alumno de permanecer en el anonimato.
Lunes 13 de noviembre de 2017
Mi hijo es alumno de la secundaria técnica 41 Alfonso Sierra Partida, que se ubica en la delegación Gustavo A. Madero, en la segunda sección de la Unidad Habitacional Aragón, con dirección avenida 549 sin número entre 506 y 504.
Después de los sismos del mes de septiembre, la escuela a la cual asisten más de 1,000 alumnos sufrió daños de gran importancia en los edificios.
Los edificios donde se encuentran la dirección y donde los niños toman cases tienen un hundimiento de más de 30 cm. La aparición de un hoyo en uno de los salones de la planta baja, cuya profundidad no se distingue, fue sólo cubierta por tablas. Hay múltiples grietas en el patio. Estas son las condiciones en las que nuestros hijos han sido llamados a volver a clases.
La razón por la que hasta ahora me he decidido a mandar esta carta es que en los últimos días ingresó a nuestra escuela una excavadora a trabajar en el patio. Las consecuencias de tomar clases junto al ruido insoportable de una maquinaria de esas dimensiones y los efectos al ambiente como polvo en grandes cantidades, se suman al riesgo que producen las vibraciones de su actividad en edificios con más de 50 años y al que no se le ha dado ningún mantenimiento.
Inclusive el tercer piso del edificio de salones está en desuso por el problema que implicaría desalojarlo en caso de ser necesario.
Desafortunadamente, las medidas para que la información no se sepa han aumentado. Ahora la vigilancia sobre el uso de los celulares es mayor, ni siquiera los profesores pueden usarlos. De hecho a los padres nos niegan el paso a las aulas de nuestros hijos.
El colmo en esta situación es que no hay un médico en la escuela para atender alguna emergencia. Incluso corren rumores sobre un profesor que sufrió un desmayo en el plantel producto de las máquinas y no pudo ser atendido porque no existe personal para atender ni a los profesores ni a los alumnos.
Es irresponsable que obliguen a asistir a clases a los niños en esas condiciones. La posibilidad de una nueva tragedia como la del Colegio Rebsamen está latente, ahora en una secundaria que no debería regresar a actividades hasta solucionar estos problemas. Pero importa más que imaginemos que no pasa nada y que las consecuencias del terremoto se quedaron el pasado 19 de septiembre.
Las autoridades responsables de dar seguimiento a estas situaciones han preferido exponer a los alumnos y docentes a un accidente que asumir las condiciones de abandono de las instalaciones y hacerse cargo de su irresponsabilidad
No es únicamente esta escuela. En la delegación y el resto de la ciudad hay cientos de quejas sobre el estado de las instalaciones y hay grupos de profesores, padres y alumnos que exigimos las medidas adecuadas para nuestra seguridad.
Muchas escuelas han usado métodos para continuar las clases mientras se arreglan las instalaciones: clases en línea, escalonadas, salones provisionales, entre otras. La insistencia en la apertura de las escuelas a pesar de los riesgos es exponernos a un accidente del que las autoridades se lavarán las manos.
Hago responsables de lo que pueda sucedernos a alumnos, maestros, trabajadores y padres de familia que conformamos la comunidad de la secundaria técnica 41 “Alfonso Sierra Partida” y todas las escuelas en riesgo a Aurelio Nuño Mayer, Secretario de Educación, Manuel Salgado Cuevas, Director General de Escuelas Secundarias Técnicas y a Silvia Campuzano Araujo, directora del plantel. Ellos, buscando esquivar las consecuencias de su negligencia, están preparando una nueva tragedia donde nosotros seremos quienes paguemos las consecuencias.