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Red Internacional
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Universidad. Carta de un profesor temporal a los profesores basificados de la UAM

El autor, un profesor eventual (precario) envía una carta a los profesores basificados de la UAM del por qué la necesidad de organizarse juntos para defender sus derechos.

Lunes 30 de enero de 2023

Los profesores temporales (precarios) y los basificados o definitivos de la UAM tienen una relación profunda de la cual pocas veces se habla y, por lo mismo, no se explica cómo sus intereses coinciden a pesar de que las políticas neoliberales los hayan tratado de separar.

En el 2023 un alto porcentaje de los profesores de la UAM son temporales (o como los llaman en otras instituciones: de asignatura, por honorarios, etc) cuyo adjetivo en el fondo oculta la precariedad laboral, es decir, bajas salarios, inestabilidad en el empleo y pocos o nulos derechos sociales.

Esto no siempre fue así ya que gracias a las grandes batallas políticas e ideológicas que dieron los jóvenes de las décadas de 1960 y 1970, el Estado se vio obligado a abrir ciertos espacios en la educación superior y mejorar las condiciones laborales.

Ejemplo de lo anterior es la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), fundada en la época del genocida Luis Echeverría para calmar a toda una generación que se enfrentó al orden existente. Una de las consecuencias fue que la mayoría de los docentes entraron a laborar con plazas definitivas de tiempo completo y con todos los derechos garantizados, los que les permitió tener una vida diga.

No obstante, las cosas cambiaron para mal. A partir de la ofensiva capitalista en su modalidad neoliberal y la desaparición del campo llamado “socialista”, los grandes empresarios para recuperar las ganancias que habían perdido iniciaron un ataque contra las y los trabajadores que se tradujo en pérdida de derechos sociales y bajas salariales.

Por tanto, lo que podría parecer paradójico no lo es, ya que la actual generación que es la más preparada de la historia (pues cuentan con licenciaturas y posgrados) no cuenta con buenas perspectivas laborales y sociales para el futuro.

En el mundo académico la situación no fue distinta. Las plazas de tiempo completo se redujeron drásticamente y los sueldos se fueron en picada, lo que obligó a la mayoría de los profesores a buscar otros trabajos o a sumarse al sistema meritocrático híper-neoliberal del Sistema Nacional de Investigadores del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, que dicho sea de paso, con el gobierno de Morena no ha cambiado en su esencia.

El resulto, entre muchos otros, es una caída en la calidad de la enseñanza y un productivismo de artículos académicos que poco o nada aportan al conocimiento, pero sí para juntar puntos para el SIN.

Es una cuestión de supervivencia mutua
Ahora ¿Qué le puede decir un profesor temporal (precario) a los de tiempo completo y definitivos? Sin duda muchas cosas, pero quisiera concentrarme en cuatro. La primera, es que los derechos que ellos disfrutan es una gran conquista del movimiento obrero y estudiantil al que muchos de ellos y ellas pertenecieron. Que gracias a esa odisea las generaciones presentes podemos tener la perspectiva de conseguir más derechos por medio de la lucha para los que aún estamos bajo el yugo de la precariedad laboral.

Segundo. Como se ha demostrado en los últimos años (con los gobiernos del PAN, PRI y el MORENA) la arremetida contra las condiciones de trabajo se ha intensificado de una mara espectacular. No sólo se recortan prestaciones, sino que se desconocen cínicamente derechos y acuerdos que están en la ley o que se asumieron por escrito.

Solo recordemos el caso de los profesores de la UAM que aceptaron jubilarse bajo un esquema propuesto por la rectoría y, que luego de un par de años, las autoridades universitarias no cumplieron dejando a muchos y muchas catedráticas a la deriva sin sus jubilaciones y seguros médicos.

Tercero. Justamente el apoyar la basificación de los maestros precarios, no solo de la UAM, sino de todas las universidades del país es un acto de justicia y solidaridad elemental, así como el único y verdadero camino para que los que hoy gozan de derechos se les respeten y lo sigan conservando, es una cuestión de supervivencia mutua. Mientras más trabajadores y trabajadoras consigan derechos esto se traduce en que más personas se suman a un contingente que estén dispuestos a defender sus condiciones de vida y el de los demás. No olvidemos que la ley si no tiene una fuerza social que la respalde es papel mojado, carece de una eficacia real.

Cuarto. Nos podríamos preguntar cómo lograr este objetivo. Pensamos que no es tan complicado si recurrimos a las enseñanzas del pasado. El ejemplo clásico es la convocatoria de asambleas en cada unidad en donde profesores precarios, de tiempo completo y cualquier otro trabajador que se quiera sumar discutan y aprueben por mayoría las acciones a tomar para resolver los problemas que nos aquejan como base trabajadora.