Reproducimos la emotiva carta que envió Antonio Liz, historiador militante y periodista de Izquierda Diario, al congreso de fundación de la CRT.
Lunes 8 de mayo de 2017
Foto: ID / Antonio Litov
A las compañeras y compañeros de la CRT
Hola, camaradas:
En vuestro I Congreso pretendéis, en palabras de vuestros propios documentos, “establecer las bases políticas, programáticas y estratégicas para construir en el Estado español un partido revolucionario de la clase trabajadora como parte de la lucha por la reconstrucción de un partido mundial de la revolución socialista, la IV Internacional”. En realidad, ya lleváis tiempo trabajando en este quehacer, vuestro I Congreso es parte del camino que ya desde hace años os habéis trazado. Precisamente este Congreso significa un paso adelante en vuestro consciente trabajo político. Antes os conocía personalmente a muchos de vosotros ahora sólo os conozco a unos pocos gracias a vuestra geométrica progresión organizativa. Es un motivo de profunda alegría ver como jóvenes camaradas ya fogueados en la lucha social avanzan incorporando a otras compañeras y compañeros todavía más jóvenes para caminar con absoluta determinación por el sendero de armar políticamente a la clase trabajadora.
En el mundo que nos ha tocado vivir la explotación, el racismo y el machismo forman parte de la cotidiana vida social y política. Todo ello cuando el nivel existente de la técnica productiva y comunicativa nos podría permitir habitar un mundo sin estas lacras sociales si el reparto del trabajo y la información veraz fueran la normalidad social. No es así porque la clase dominante, el gran capital, la gran patronal, tiene atrapada a la humanidad en la dinámica de extorsión sistemática para obtener dinero, dinero y más dinero. Y esa dinámica trajo las dos guerras mundiales y puede traer la tercera y definitiva si la clase trabajadora de cada país no lo evita descabalgando del poder a los bandidos sociales.
La clase dominante, además de explotar y de poner a la humanidad en riesgo de extinción, juega, a través de sus grandes medios de comunicación, a generar pesimismo y a extender la idea reaccionaria de que conquistar un mundo sustentado en la justicia social es un imposible, una quimera. En realidad, este proceder es producto de sus miedos, del pánico a perder su posición económica dominante, base de todo su poder político. Pero en la clase trabajadora, su clase antagónica, vive la determinación y el programa para emancipar al conjunto de la humanidad y vosotras, vosotros, camaradas, sois portadores de esa determinación y de ese programa.
Hoy se cuenta con la capacidad productiva necesaria para que el conjunto de la humanidad pueda tener una vida material digna que le permita disfrutar de la existencia. Si trabajara el conjunto de la humanidad también el conjunto de la humanidad participaría en la vida social y política. Esto traería la plena igualdad entre los géneros y entre las razas. Entonces el mundo sería una cuna de solidaridad y cultura. La relación entre los géneros y la belleza de la diversidad étnica serían disfrutadas a plenitud y el mestizaje continuo nos haría más cultos y más hermosos. Y esto no es una quimera, es un objetivo para la clase trabajadora. Ella no piensa en crear un Estado para sí misma sino en construir una sociedad para el conjunto de la humanidad.
Camaradas, formáis parte de la continuación de todas las generaciones de revolucionarios que os han precedido porque habéis elegido el camino de armar políticamente a la clase trabajadora para que conquiste el poder y se ponga a construir una sociedad planetaria sustentada en la justicia social, la base de la auténtica libertad. Habéis escogido el camino correcto porque no hay trabajo más lindo en la vida que oponerse a la opresión, a todas y cada una de sus manifestaciones.
Camaradas, ¡que los vientos os sean favorables!
¡Viva la clase trabajadora! ¡Viva el socialismo!
Antonio Liz
Madrid, 2, mayo, 2017