El día 5 de marzo, Quimey Espejo, un joven de 16 años del municipio de Hurlingham recibió un balazo en la nuca a la salida de uno de los boliches más conocidos de la zona. Al momento se encuentra en estado crítico. Los grandes medios reeditaron nuevamente la estigmatización de los jóvenes al intentar pasar el caso como "violencia de bandas a la salida de un boliche".
Sábado 9 de abril de 2016
La Izquierda Diario entrevistó a Yanina, tía de Quimey.
Contanos ¿Como fue que balearon a Quimey?
Los amigos dicen que no estaban haciendo nada, ya se iban del boliche y en la pelea un tipo empezó a disparar y uno de los disparos termino en la nuca de él. El que disparo se llama Angel Recalde, tiene 23 años. Se detuvo ese mismo día porque lo agarraron los mismos amigos de Quimey, porque la Policía actuó muy mal. Lo quisieron tapar dándolo por muerto y la ambulancia tardo muchísimo. Lo subieron a un patrullero y lo bajaron porque a la policía no le "correspondía" llevarlo. Esperaron la ambulancia, y cuando llegó no recibió ninguna atención según los chicos, y lo iban a llevar al Hospital de Haedo pero como no llegaba, según el médico de la ambulancia, terminó en el Posadas.
En el Posadas lo operaron, los médicos le daban horas de vida. Y hoy ya vamos un mes y 4 operaciones, en estado crítico.
¿Tuvieron alguna respuesta por parte de las autoridades comunales?
Esto no salió en los medios porque ya se corrió que él era parte de la patota, que el peleo con el tipo y lo espero afuera. Nada que ver. El iba siempre, de la remiseria lo conocen porque se tomaba siempre para volver a casa. El fue a divertirse.
La familia está organizando una nueva movilización para hoy sábado en la plaza principal de Hurlingham sobre Avenida Roca frente al boliche para pedir justicia para Quimey.
Se cuentan de a cientos los casos de jóvenes asesinados o gravemente heridos a la salida de un boliche sólo por querer divertirse. Parece que en el conurbano bonaerense ser joven, vivir en un barrio humilde, y querer ir a bailar con amigos es excusa suficiente para merecer morir. Casi siempre de manos de la policía o los patovicas.
Pero casi nunca se habla de la connivencia de la Policía con los dueños de los boliches. Que permiten habilitaciones sospechosas o que los patovicas golpeen salvajemente a cambio de coimas. La muerte tan seguida de los pibes no son más que casos aislados de personal de seguridad que "se les va la mano" o de peleas de bandas. Problemas circunstanciales.