Tras las elecciones del domingo se abre un escenario difícil para el PP en Castilla y León. Alfonso Fernández Mañueco ha declarado que no quiere un gobierno de coalición con Vox, sino que apuesta por uno en solitario y pide al PSOE la abstención. Pero el cogobierno con la extrema derecha pareciera ser la única alternativa.
Jaime Castán @JaimeCastanCRT
Martes 15 de febrero de 2022
Conforme se acercó la fecha de las elecciones, el PP fue cayendo en las encuestas y se alejó mucho de la mayoría absoluta que se estimaba en el momento en el que Mañueco, en una operación junto con Casado, anunciaron la ruptura del gobierno de coalición con Ciudadanos y el adelanto electoral.
Fueron los 31 escaños que obtuvo el PP el domingo, siendo el partido más votado por delante de los 28 del PSOE, pero lejos de los 41 necesarios para la mayoría absoluta. Por su parte, la extrema derecha de Vox con Juan García-Gallardo como candidato pasó de 1 a 13 escaños, mientras Ciudadanos se hundía con tan sólo una representación.
De esta manera el bloque de las derechas tiene la mayoría de representantes, pero el pacto entre PP y Vox se encuentra en una situación de bloqueo. Mañueco quiere gobernar en solitario mientras el partido de Abascal busca entrar al gobierno y con las mismas consejerías que ocupaba Ciudadanos (cuatro, incluida la vicepresidencia).
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Desde el PP sostienen que las condiciones del pacto de gobierno entre PP y Ciudadanos en las anteriores elecciones fueron distintas. El PSOE fue entonces el partido más votado y el pacto de gobierno evitó que gobernaran los “socialistas”. Ahora Mañueco sostiene que el ganador de las elecciones ha sido el PP y que un gobierno fuerte debe serlo en solitario, "sin tener trajes prestados y sin la espada de Damocles encima".
Si bien, el propio Mañueco no ha cerrado definitivamente la puerta para un pacto de gobierno con Vox, al mismo tiempo que desde la formación de extrema derecha no descartan favorecer su investidura, pero no sin exigencias, como ha señalado García-Gallardo: “No. No hemos venido a facilitar un Gobierno en solitario del PP”.
Las exigencias de Vox y el desacuerdo con el PP
Entre las exigencias de Vox están sus caballitos de batalla reaccionarios: la derogación de la ley de Violencia de Género y del decreto de Memoria Histórica de la Comunidad de Castilla y León. La primera supone un ataque a las mujeres víctimas de la violencia machista, mientras que la segunda lo es a las víctimas de la dictadura franquista y a sus familiares que siguen tratando de localizar sus restos para realizar las exhumaciones.
Por su parte Mañueco y en alusiones a Vox ha señalado que la "la igualdad entre hombres y mujeres" no es negociable, así como tampoco los son los consensos establecidos con la Unión Europea, en materia de vacunas como con la Política Agraria Común (PAC), de especial relevancia en la región castellanoleonesa.
Sin embargo, el escenario de pactos y de negociación de las condiciones está abierto y no se descarta ni que Vox facilite la investidura en solitario de Mañueco arrancando concesiones, ni finalmente un pacto de gobierno. El partido ultraderechista está crecido por el resultado del domingo, siendo el gran beneficiado del adelanto electoral.
Especulaciones sobre la abstención del PSOE
Sin el apoyo de Vox, las opciones del PP son pocas, ya que un pacto con las formaciones provincialistas de Soria ¡Ya! (con 3 escaños), Unión del Pueblo Leonés (3) y Por Ávila (1), y con su exsocio de Cs (1) seguiría siendo insuficiente, amen de no hay ningún indicio político de que tal acuerdo fuera posible. Una alternativa pasa por la posible abstención del PSOE y sus 28 escaños que sí que permitiría la investidura de Mañueco en solitario, sin la entrada por lo tanto de Vox al gobierno.
La posible abstención del PSOE ya está en el debate, con algunos posicionamientos desde el partido favorables a esta vía para impedir la entrada de Vox a un gobierno autonómico. Sin embargo, desde la dirección regional han descartado la abstención de entrada. Hasta el propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha intervenido en el debate poniendo la pelota en el tejado del PP y de Casado exigiéndoles romper todos sus acuerdos con Vox y dar explicaciones de “por qué se niegan a tener un Gobierno de coalición con el partido de la ultraderecha".
“Si explican que es un peligro para la democracia, para las mujeres y para el colectivo LGTBI, a lo mejor nos podemos entender", dijo Sánchez en el Congreso de los Diputados, en una suerte de alabanza a los mejores momentos de los pactos PP-PSOE, aunque sin mucha perspectiva de que estos puedan reproducirse en esta situación.
Ayuso a favor del pacto con Vox
En Madrid, Isabel Díaz Ayuso se ha pronunciado a favor de un pacto de gobierno con Vox, sin mencionar al partido ultraderechista: "Que no nos importe lo que piense la izquierda de nuestros pactos", dijo la líder del PP, tomando posición contra Pablo Casado y la dirección de su partido. Un enfrentamiento que ha sido el verdadero telón de fondo de la batalla electoral castellanoleonesa.
La maniobra de Casado de adelantar las elecciones en Castilla y León para que uno de sus barones, Mañueco, obtuviera una victoria electoral, lejos de salir como esperaba se ha convertido en una victoria pírrica, al terminar lejos de la mayoría absoluta esperada. Esto habría debilitado más su posición política en la guerra interna del PP con Ayuso.
El pacto o no pacto con Vox puede aumentar las tensiones internas del PP entre sectores más cercanos a la formación ultraderechista y las más alejadas de esta, con Ayuso pronunciándose claramente a favor del pacto y al frente de la corriente más trumpista.
En esta disputa por el liderazgo del PP, Ayuso además ha pedido que no se siga retrasando el congreso del PP en Madrid. La celebración de este congreso sería una presión más para un Pablo Casado cada vez más cuestionado como líder nacional del partido, visto incapaz de definir una estrategia a seguir, dando bandazos al respecto de las grandes cuestiones.
A la extrema derecha se la para con la lucha de clases
Después de una campaña radicalizada hacia la derecha, el PP en Castilla y León ha logrado asimilarse al máximo a Vox, pero no quiere gobernar con Vox, su principal contrincante político en el campo de la derecha. Pero los deseos, como siempre, chocan con la realpolitik. Lo mas probable, salvo que se quiera ir a nuevas elecciones, es que en poco tiempo haya en la Comunidad un gobierno bífido de la derecha y la extrema derecha.
Un resultado, recordemos, al que todos han ayudado a parir. El propio PP, en su competencia por ser la mejor copia posible de la banda de Abascal. Y, sobre todo, el Gobierno del PSOE y Unidas Podemos. Un gobierno que se dice “progresista” pero ha hecho tanta política de derecha y ha defraudado tanto a un amplio sector de la población, que le han dado alas como nunca al facherío para que siga creciendo. El retroceso del PSOE y el penoso resultado de Unidas Podemos es la otra expresión de esta dinámica.
Lo que toca es prepararse para enfrentar el crecimiento de la extrema derecha, pero no con las recetas (evidentemente fallidas) del progresismo neoliberal, sino con la lucha de clases.