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Red Internacional
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Catalunya: huelga 25 y 26 de enero en sanidad y educación

Ante el empobrecimiento de la clase trabajadora que estamos viviendo y la degradación de los servicios públicos desde hace años, el 25 y 26 de enero las trabajadoras y estudiantes salimos a luchar contra la Generalitat y el gobierno del Estado Español como responsables de la situación. Ante la derecha españolista o neoconvergente, el autonomismo y el reformismo neoliberal solo allanan el camino.

Jueves 19 de enero de 2023

Los próximos 25 y 26 de enero varios sindicatos del ámbito educativo y sanitario entre los cuales se encuentran la CGT, USTEC, CUERPO, IAC, USOC, Inferemeres de Catalunya y Metges de Catalunya han convocado huelga. Están llamados todos los trabajadores y trabajadoras del ámbito sanitario y educativo, incluyendo el sector del Lleure amparado por la convocatoria de la CGT. Además, el Sindicato de Estudiantes y Contracorrent han extendido las jornadas de lucha a la comunidad estudiantil.

Pero la cosa no se queda en Catalunya. En la Comunidad de Madrid, los médicos de Atención Primaria vuelven a la huelga que iniciaron a finales del año pasado. Durante las próximas semanas, el personal sanitario del País Valenciano, Aragón y Extremadura también protagonizará jornadas de huelga. Así, los y las trabajadoras del sector público continúan el camino de lucha que durante el 2022 ya retomaron los conductores y mecánicos de TMB, el sector del metal en Cantabria y Vizcaya o las trabajadoras de Inditex en defensa de su salario contra la subida de los precios.

Desde la Corriente Revolucionaria de Trabajadores y Trabajadoras (CRT) apoyamos a la huelga para acabar con la precariedad en la educación y la sanidad pública. Ante el empobrecimiento de la clase trabajadora que estamos viviendo y la degradación de los servicios públicos desde hace años, trabajadoras y estudiantes salimos a luchar contra la Generalitat y el gobierno del Estado Español como responsables de la situación.

Sanidad: un modelo saturado y altamente privatizado

Falta de personal, saturación, largas listas de espera, falta de plazas del ámbito sanitario en las universidades, temporalidad y privatizaciones: esta es la realidad del sistema de Salud en Catalunya.

Por eso, desde el Sindicat de Metges reclaman incrementar los facultativos, aumentar la contratación de médicos, subida de sueldos – los más bajos de toda Europa – y reducir el número de visitas en la Atención Primaria, puesto que denuncian que hacen 70 visitas por día. Además, reclaman que un tercio de la jornada laboral se destine a la formación, la investigación y la docencia. De este modo, se podría desvincular la formación de la industria farmacéutica que actualmente es la encargada de la actualización del conocimiento médico de los profesionales de la salud. Ligado a la saturación y la sobrecarga, piden jornadas laborales de 35 horas semanales, así como descansos que respeten las recomendaciones europeas – 12 horas entre jornada y jornada y 36 horas de descanso semanal ininterrumpido – cosa que actualmente no se cumple.

Desde la Mesa Sindical de Sanidad de Catalunya añaden más demandas entre las cuales está acabar con las diferencias en las condiciones laborales y salariales de todo el personal sanitario del Sistema público, equiparándolas con independencia del prestador. A su vez, exigen poner fin a los contratos temporales y parciales, dotando de estabilidad a través de la convocatoria de plazas; jubilación anticipada antes del 60 años; ampliar las plazas de MIR y IRR; una sanidad de gestión, titularidad y provisión 100% pública; acabar con las externalizaciones e internalizar los servicios básicos del sistema sanitario.

Mientras tanto, ERC, Comunes y PSC negocian unos presupuestos donde la Sanidad vuelve a quedar infrafinanciada. A pesar de que el presupuesto total de la Generalitat creció un 26% desde 2008 hasta el 2022, Salud solo ha recibido un incremento del 18%. Mientras entonces un 27% del presupuesto estaba destinado a la partida sanitaria, actualmente se ha reducido hasta el 25,5%. La propuesta del Conseller Manel Balcells de 1.000 millones de euros adicionales respecto al año pasado queda lejos de los 1.500 millones que exigen los médicos como cantidad mínima para sostener el sistema.

Después de que la pandemia impactara sobre un sistema destrozado por los recortes, ahora el Govern apuesta por seguir manteniendo la precariedad. Así, ERC continúa el legado histórico de la Generalitat – desde Pujol hasta el procesismo pasando por el tripartito – marcado por proteger el negocio de los consorcios y abrirle la puerta a las empresas. En el año 2020, el ejecutivo catalán destinó el 24,2% de la partida de Salud a conciertos sanitarios, siendo muy superior a Comunidades Autónomas como Madrid (8,9%). Las cifras no dejan ninguna duda del nivel de privatización del sector: el 70% de los hospitales y el 57% de las camas son privados.

Además, la falta de profesionales contrasta con la multitud de estudiantes que cada año se presentan para estudiar medicina y enfermería y quedan fuera por el límite de plazas. En el caso de Medicina, únicamente hay 1.200 plazas cuando las solicitudes de nuevo ingreso son más de 4.000. Enfermería se sitúa en la misma línea con 4.500 jóvenes que quieren acceder a un grado con solo 2.745 plazas de primer curso. Así, la reducción de plazas durante la crisis se combina con la ley de la oferta y la demanda de las notas de corte para dar como resultado la sobrecarga del sistema sanitario por falta de personal.

Enseñanza: el desmantelamiento de la pública y el negocio de la concertada

Falta de profesorado, aulas masificadas, elevada tasa de interinos, falta de presupuesto, sobrecarga de trabajo, escasa de democracia interna en los centros, currículums de estilo neoliberal: esta es la realidad del sistema educativo en Cataluña.

Después de un 2022 lleno de huelgas en educación, el profesorado y la Generalitat llegaron a un acuerdo a principios de este curso. No obstante, el Govern ha vuelto a demostrar que no se puede confiar en él, puesto que ni ha cumplido con las medidas pactadas ni ha mantenido las negociaciones como se acordó con los sindicatos.

Los trabajadores y trabajadoras de la educación continúan reclamando un 6% del PIB para enseñanza y la retirada del adelanto del calendario. Además, demandan una mejora salarial dado que la diferencia entre el aumento de precios y salarios es aproximadamente de 20 puntos. Además, el profesorado interino reivindica nuevamente pasar a ser fijos para acabar con la inestabilidad sin poner en peligro su trabajo con procesos de estabilización que podrían dejar fuera docentes que llevan años haciendo su trabajo.

Desde el Lleure educativo – uno de las grandes olvidados pero esenciales dentro las escuelas – la CGT exige acabar con la externalización del servicio, subida inmediata del salario de acuerdo con el IPC, jornada completa para vetalladores y jornada mínima de 18 horas para monitoras y pasar a ser fijos entre otras demandas.

Mientras la pública vuelve a quedar infrafinanciada, todo apunta que el negocio de la escuela concertada seguirá en marcha. Según CGT Enseñanza, lo centros concertados reciben más del 43% de la partida de educación a pesar de que la concertada únicamente representa el 32% de los centros en Catalunya. Si observamos a quién beneficia este modelo la respuesta es clara.

Por un lado, 2 de cada 3 niños y niñas con dificultades socioeconómicas se encuentran en la pública. En cuanto a la inclusión, los centros de complejidad mediana-alta, alta o muy alta era de un 61,3% en la red pública ante el 25,4% de la concertada. Por otro lado, la Iglesia, las fundaciones y las sociedades mercantiles son los grandes beneficiados, puesto que constituyen más del 68% del centros concertados. Concretamente, el curso 2019-2020 las congregaciones y órdenes religiosas católicas representaban más del 33%.

Así, el resultado es la segregación y el empeoramiento de la calidad de la enseñanza pública en beneficio del negocio de la concertada, lo cual representa un ataque a los hijos e hijas de la clase trabajadora a expensas de regalar millones a la Iglesia y entidades privadas.

¡Basta de precariedad en la educación y la sanidad!

De este modo, Pere Aragonès apoyado por los Comunes y PSC se mantiene fiel en la defensa de hacer negocio con la educación y la sanidad en Catalunya, una tradición histórica en la Generalitat desde sus inicios sin excepción. Y, si bien las competencias en estas materias están delegadas a las CCAA, el gobierno “progresista” apunta en la misma línea en los Presupuestos Generales aprobados.

Mientras Sanidad y Educación crecen un 7,5% y un 6,6% quedando congelados y reducidos si tenemos en cuenta la inflación, el presupuesto militar aumenta un 26%. No solo se perpetúa el desmantelamiento de los servicios públicos, sino que se fortalece el imperialismo español para blindar la frontera y mantener el expolio en todo el mundo por parte de la IBEX 35.

Ante la derecha españolista o neoconvergente, el autonomismo y el reformismo neoliberal solo allanan el camino. Por eso, defendemos un programa con medidas anticapitalistas para atacar los beneficios de las grandes empresas y revertir los recortes, enfrentando la Generalitat y el gobierno PSOE-UP.

1. Incremento de la contratación de personal sanitario y educativo para acabar con la saturación y la sobrecarga.

2. Aumento urgente del número de plazas en los grados universitarios de Medicina y Enfermería, así como en el ciclos de formación profesional del ámbito de la Salud.

3. Aumento de la partida presupuestaria sanitaria y educativa a través de impuestos a las grandes fortunas y los beneficios empresariales.

4. Subida de salarios de acuerdo con el IPC

5. Basta externalizaciones en la sanidad y la educación pública: ¡internalización de todo el personal y servicios esenciales!

6. Contra el negocio de concertadas y consorcios, ¡nacionalización del sistema de Salud y Enseñanza privada para crear una red pública bajo control de trabajadoras y usuarias!

Docentes, sanitarias y estudiantes: autoorganización, unidad y plan de lucha

Las dos jornadas de huelga de educación y sanidad, así como los otros paros y movilizaciones que se extienden por el resto del Estado, tienen que ser el primer paso de un plan de lucha coordinada para conseguir todas las reivindicaciones.

Es una vergüenza que las direcciones de los grandes sindicatos de CCOO y UGT hayan escogido hacer de esquiroles el 25 y 26 en Catalunya, tal y como están haciendo en otras comunidades. Su compromiso con los diferentes gobiernos como guardianes de la paz social se hace a expensas de un empobrecimiento de los salarios y un avance en el desbaratamiento de los servicios públicos. Hay que exigirles que rompan con esta política y se sumen a todas las convocatorias.

Por otro lado, hace falta que este plan de lucha arraigue en todos los centros de trabajo desde la base. Que sean los y las mismas trabajadoras de la sanidad, la educación y el resto de servicios públicos quienes, con el apoyo de usuarios y estudiantes, decidan cuáles tienen que ser los siguiente pasos. La decisión sobre qué hacer y hasta dónde tiene que llegar la lucha no puede quedar en pequeñas tablas de negociación.

Las últimas huelgas educativas en Catalunya o la huelga de toda la sanidad pública catalana el pasado mes de marzo fueron a la vez una gran ejemplo de lucha y una muestra de la debilidad que supone la falta o debilidad de la autoorganización, propiciada muchas veces por las direcciones burocráticas de los grandes sindicatos.

Tenemos que exigir a los sindicatos que impulsen asambleas en todos los centros de trabajo y de estudio para unificar la lucha de docentes, sanitarias y estudiantes. Las jornadas de protesta en la educación el año pasado muestran la capacidad de movilización cuando todos los sindicatos se unen. Pero, a pesar de que es absolutamente necesaria, la coordinación por arriba tiene que ser superada por la unidad de acción y organización desde bajo.

Por eso, creemos espacios donde discutamos en cada instituto, escuela, universidad y centro de la salud cuáles son nuestras demandas y cómo conseguirlas y acabemos con las divisiones sectoriales, entre fijos y temporales o entre alumnos y profesores que imponen para dividirnos.