Este viernes se realizó la Asamblea Extraordinaria para elegir la Junta Electoral. Hubo policías, seguridad privada, funcionarios del Ministerio de Trabajo y un muro impactante para separar ambas listas. Cavalieri impuso su lista de Junta Electoral y arrancó con ventaja. Una elección con mucho trasfondo político.
Viernes 8 de julio de 2022 10:47
La mañana de este viernes comenzó intensa en el Sindicato de Empleados de Comercio (SEC) de Capital, la seccional más grande del sindicato con más afiliados del país. Parque Norte, predio del SEC, ya estaba preparado desde ayer para recibir a la Asamblea General Extraordinaria que dará comienzo a las elecciones 2022. Desde temprano, antes que las y los afiliados, comenzaron a llegar otras “delegaciones”. Integrantes de la Policía de la Ciudad, Seguridad Privada, funcionarios del Ministerio de Trabajo y escribanos.
Pero lo más sorprendente fue el muro que separó a los afiliados que fueron con ambas listas, la Azul oficialista y la Granate opositora. Ambos llevaron importantes delegaciones. Las mismas que nunca movilizan para un conflicto, para pelear por salario o contra cierres como vimos en Garbarino.
Es que tras la denominación de “asamblea general” se esconde una fuerte disputa gremial y política.
Poco antes de las 13 horas se votó la propuesta de Junta Electoral de Cavalieri, lo que tuerce la balanza a favor del oficialismo para las inminentes elecciones.
Hagamos un repaso de lo que está en juego.
Una violenta disputa por el aparato más grande del mundo sindical
De un lado, el eterno dirigente mercantil, Armando Oriente Cavalieri, de casi 90 años y la mitad de su vida en la conducción del SEC. Del otro, Ramón Muerza, su casi eterno secretario de Organización, que decidió hace 5 años disputarle el gremio. Pero ellos son solo las caras visibles de un conflicto más amplio.
La lista Azul que comanda el “Gitano” dirige el gremio hace décadas. Si bien tuvo estrechas relaciones con el menemismo y fue anfitrión de Cristina Kirchner cuando estuvo en el poder, en los últimos años se recostó políticamente en el PRO y Juntos por el Cambio. Es conocida su relación con Rodríguez Larreta y con Macri, con quien se juntó en las últimas semanas. Cavalieri montó un imperio aprovechando el manejo de la caja de un gremio con 1,2 millones de afiliados, pero también gracias a su relación con los empresarios del rubro (y de otros). Durante décadas también se encargó de mantener la paz social en supermercados, grandes cadenas comerciales, shoppings, call center y toda empresa que pusiera sus trabajadores y trabajadoras en el “generoso” convenio 301/75. Cualquiera que se quejara mucho, sea de los bajos sueldos, las largas jornadas o la pésima atención de Osecac, quedaba en la calle. Quien hizo ese trabajo sucio fue, durante 20 años, su actual rival.
Ramón Muerza, que encabeza la Lista Granate, comenzó su carrera sindical en Coto. Y allí sigue. No trabajando, sino como ladero de Alfredo Coto, uno de los empresarios más poderosos del país. Eso lo sabe cualquiera en el gremio, pero sobre todo las y los mercantiles que intentaron organizarse contra la mega cadena supermercadista. Desde allí Ramón construyó su poder, hasta que vio la oportunidad de ponerlo en juego. Con el apoyo de su padrino, de políticos del PRO y también el PJ massista, así como de algunos cuerpos de delegados, presentó lista opositora en 2018. En medio de denuncias de fraude, perdió la elección por poco más de 400 votos. Le siguieron semanas violentas, con choques entre su patota y la seguridad del SEC, la toma de un piso del edificio gremial y otros cruces.
Aquella elección de 2018 no fue seguida con pasión ni expectativas por los millones de mercantiles. Cualquiera que conociera a los dos contrincantes no se podía hacer mucha esperanza que defendiera su bolsillo, sus derechos y su salud con la misma pasión que se disputan el sillón y la caja.
A partir de hoy veremos un nuevo capítulo. Cavallieri llega más fortalecido. Siguió dirigente el gremio y sus finanzas, lo que le permitió pasar con la ambulancia por los heridos que había dejado la aventura de Muerza. Ramón perdió parte de sus aliados. La condicción firmó algunos meses una paritaria de casi 60%, pero que sigue dejando en la línea de pobreza a gran parte de los afiliados. Cuando se realicen las elecciones ya estará vieja con la inflación, pero significó un cambio ante la eterna costumbre de firmar las paritarias más malas de la CGT. Una “ayudita” de las patronales para la campaña.
Dentro de unas horas sabremos cómo termina la primera etapa de la elección. Antes de entrar el predio, un activista resumía a La Izquierda Diario el panorama. “La Junta electoral va a quedar en manos de la Azul, seguro. Y después será un trámite. Ramón llega debilitado. En la anterior tenía la Secretaría de Organización, los padrones, las afiliaciones, bases de datos con delegados, aparato, guita. Ahora ya no tiene más eso y perdió aliados en empresas, como Mario Amado (Carrefour). Tiene apoyo político, pero menos que antes”.
El primer paso del pronóstico se cumplió. La Azul se quedó con toda la junta electoral. Muy democrático todo. Hay quienes, ante los antecedentes de los candidatos, discuten si inclinarse por el “mal menor”. Pero lo cierto es que nada bueno puede venir del emblema de los sindicalistas millonarios, patronales y “siempre oficialistas”; tampoco de un lugarteniente de Coto aliado a otros políticos patronales y otras alas de la CGT.
El único camino posible es construir una alternativa a cualquiera de las alas de la burocracia mercantil.