De cara a las PASO, el debate de la central nuclear destapó la hipocresía de los partidos que dicen rechazar su instalación pero son parte de los negociados de saqueo y contaminación de la Patagonia.
Martes 1ro de agosto de 2017
El convenio de construcción de la cuarta y quinta central nuclear en Argentina con la empresa china CNNC, fue firmado por Cristina Kirchner en 2015. Julio De Vido fue parte de la adjudicación directa de este millonario negocio a las empresas Nucleoeléctrica Argentina y Corporación Nacional Nuclear de China (CNNC). Ahora todo el peronismo se “opone” a la instalación de la central nuclear, desde la discursiva interpelación de Silvia Horne a Aranguren, hasta el amparo ambiental impulsado por María Emilia Soria. Son sólo discursos electorales, de partidos que hacen lo mismo cuando gobiernan o garantizan estos negociados aún desde el lugar de oposición.
Las políticas de entrega de Cambiemos y Juntos Somos Río Negro, no representan más que la continuidad de las políticas del gobierno anterior, a favor de las empresas contra los intereses del pueblo. Fue durante la década K, en la que se profundizó el modelo extractivista de saqueo y contaminación, al servicio de la Barrick Gold y el fracking de Chevron, a pesar de la amplia movilización y rechazo popular a estos métodos de explotación denunciados por las asambleas socioambientales y el Pueblo Mapuche. Yendo más atrás en el escenario provincial rionegrino, en el 2011 con una legislatura de mayoría peronista, se derogó la ley anticianuro a pesar de la desaprobación popular a esta medida.
Otra destacada pose de campaña es la de Magdalena Odarda de la CC-ARI. La senadora, que recorre la provincia haciéndose eco de las demandas ambientales y hablando sobre el acceso libre a las costas de los lagos, ocupa una banca por la Coalición Cívica que es parte de la alianza Cambiemos, el gobierno de CEO´s amigos de los Lewis. Ahora pide una consulta popular haciendo demagogia con la preocupación de los rionegrinos por las consecuencias de la instalación de una central nuclear, mientras lleva agua para el molino de Macri.
A pesar de las promesas de trabajo y reactivación de la economía realizadas por el gobernador y el presidente, la población cuenta con la experiencia de lo sucedido en Sierra Grande con la minera china MCC, que en febrero de este año cerró dejando 260 familias en la calle. La contaminación del río Negro con naftaleno, las arenas silíceas de Stefenelli y el fracking de Allen, dejan constancia de que las ganancias se las llevan las empresas, mientras los trabajadores sufren el ajuste, los tarifazos y las consecuencias ambientales.
Entre los que tienen una trayectoria de lucha en las calles y el parlamento contra el saqueo de los recursos naturales y la devastación ambiental, se cuentan las organizaciones ambientalistas, el Pueblo Mapuche y el Frente de Izquierda. En estas elecciones, la única alternativa política coherente por contar con un historial de lucha junto a los trabajadores y el pueblo mapuche, en defensa de los recursos naturales y el medioambiente, es el Frente de Izquierda. La única fuerza que exige la renacionalización de los recursos naturales bajo control de los trabajadores y usuarios, respetando los derechos del Pueblo Mapuche y que se invierta en la investigación de energías renovables y limpias, que plantea la prohibición del fracking y la megaminería denunciando los negociados que hay detrás de la explotación irracional de la naturaleza.
Así lo hicieron Raúl Godoy en Neuquén y Nicolas del Caño a nivel nacional, y ahora lo plantea Cecilia Carrasco en su candidatura a diputada nacional por la provincia de Río Negro, rechazando la instalación de la central nuclear. El 9 de agosto el Frente de Izquierda se movilizará junto a miles de trabajadores, jóvenes y mujeres que en la provincia se oponen a este negociado millonario que Weretilneck y Macri pretenden imponer al pueblo rionegrino.