El rosarino Victor Buso, cerrajero de oficio y astrónomo aficionado, realizó la primera observación documentada en la historia del nacimiento de una supernova.
Miércoles 21 de febrero de 2018 16:29
Víctor Buso, cerrajero y astrónomo aficionado de Rosario, logró la primera observación documentada en la historia de este fenómeno celeste (evento que ocurre en el cielo y que implica algún cambio) largamente buscado por grupos profesionales de todo el mundo. Entre el azar y la experiencia de su ojo agudo, fue testigo del momento preciso de la explosión de una estrella: el nacimiento de una Supernova. Sus observaciones sin precedentes sirvieron para que un grupo de astrofísicos pusiera a prueba las teorías que explican estos colosos episodios astronómicos.
¿Qué es una Supernova?
Una Supernova es la fase final de ciertas estrellas evolucionadas, que explotan expulsando sus envolturas a miles de kilómetros por segundo. Algunas pueden aumentar, durante esa fase, un millón de veces su brillo original, llegando a ser eventos extremadamente luminosos. Este aumento de luminosidad sucede rápidamente y luego puede tardar entre semanas o meses en disminuir su brillo. Durante esta explosión liberan cantidades inimaginables de energía y expulsan las capas externas de la estrella, enriqueciendo su entorno con elementos químicos pesados.
Parte de la importancia del estudio de Supernovas está relacionada con el rol que juegan éstas en la distribución de elementos en el universo. Muchos de los elementos químicos que encontramos en el planeta Tierra se formaron en el núcleo de las estrellas. Estos elementos viajaron por el universo conformando otras estrellas y planetas.
Un aspecto muy importante en astrofísica es comprender cómo sucede que algunas estrellas explotan como Supernovas. Poder obtener información sobre el nacimiento de una Supernova y sus primeros momentos de existencia es fundamental en el área y hasta ahora no había sido posible observar ese instante tan buscado por la comunidad científica, a pesar de los grandes esfuerzos de observación de los últimos años.
Y llega el gran evento al telescopio del trabajador rosarino
El 20 de septiembre de 2016, Víctor Buso, cerrajero, frente a una noche despejada muy esperada, decidió probar una cámara para su telescopio instalado en la terraza de su casa en Rosario. Apuntó a la galaxia espiral NGC 613 que se ubicaba bien alta en el cielo (cerca del cenit) y tomó unas primeras 40 imágenes de la misma. En cada imagen se veía la galaxia como una mancha difusa, y combinando dichas imágenes con un programa de la cámara, obtuvo una imagen bella y clara de la galaxia con sus brazos espirales. Luego, tomó otra serie de imágenes y al procesarlas observó un puntito luminoso que aparecía y que no estaba en las imágenes previas. Asombrado siguió observando y registrando el evento en el que ese pequeño punto en cada imagen aumentaba su brillo sorprendentemente. Víctor había buscado Supernovas mucho tiempo y éste, su primer descubrimiento de estos objetos, resultó ser un hallazgo único en la historia, ¡frente a sus ojos había explotado una Supernova!
Víctor supo encontrar lo que la naturaleza puso delante de sus ojos y pronto interpretó que se trataba de un hallazgo trascendente.
La Supernova fue anunciada en la comunidad científica y se denominó SN2016gkg. Un grupo de astrónomos profesionales argentinos (con colaboradores de otros países) pudo contrastar predicciones de modelos teóricos y de computadora sobre el nacimiento de Supernovas con observaciones reales (los datos de las imágenes proporcionadas por Víctor).
Los resultados de estos estudios hechos a partir de las observaciones se reunieron en un trabajo científico que fue publicado en Nature, una de las revistas de mayor impacto en la comunidad científica mundial.
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Este trabajo fue liderado por los siguientes científicos investigadores argentinos: Melina Bersten y Gastón Folatelli del Instituto de Astrofísica de La Plata (IALP - CONICET; UNLP), Federico García del Instituto Argentino de Radioastronomía (IAR - CONICET; CIC), Omar Benvenuto (IALP) y Mariana Orellana de la Universidad Nacional de Río Negro, Bariloche (UNRN; CONICET). También son coautores de la publicación los astrónomos aficionados Víctor Buso y su amigo José Luis Sánchez, quien alertado por Víctor hizo el seguimiento de la supernova y aportó imágenes, también desde Rosario.