César Nicolás Molina Flores fue un académico universitario preso político de 1968. Se reivindicaba trotskista. Fue detenido en su casa durante las redadas represivas del gobierno del PRI. Junto a Elí de Gortari fue uno de los académicos detenidos por ser parte “del movimiento estudiantil”. A su manera él fue uno de los militantes que colaboró con la reconstrucción del trotskismo mexicano.
Viernes 25 de septiembre de 2015
Alejandro Rossi lo definió como un personaje curioso: mientras se reivindicaba marxista era de uno de los más apasionados defensores del neopositivismo lógico. “Nicolás Molina Flores. Profesor en la preparatoria (entre la secundaria y la universidad). Planeaba una antología de artículos de los empiristas lógicos. Mantenía correspondencia sobre este proyecto con Feigl y Hempel.”
Molina Flores sostenía intercambios epistolares con Carl Gustav Hempel y con Rudolf Carnap. Al mismo tiempo que traducía a Alfred North Whitehead en 1965 de la editorial Merit Publisher tradujo el famoso Testamento de Lenin en la editorial “Arensal para la teoría y la práctica”. El profesor Molina Flores fue el traductor al español del clásico La superación de la metafísica por medio del análisis del lenguaje de Rudolf Carnap.
De César Nicolás Molina Flores se sabe mucho menos como filósofo, salvo que fue uno de los últimos alumnos sobresalientes de Antonio Caso y a contracorriente del maestro. Un autor sugiere que César estuvo cercano a Jean Van Heijenoort, secretario de Trotsky, aunque no es comprobable. Según el filósofo Víctor Henández Márquez su cercanía podría ser posible por la pasión compartida, además del pensamiento de Trotsky, por la filosofía de las matemáticas.
Manuel Aguilar Mora detalló, a quien escribe estas líneas, que Nicolás fue un militante trotskista en solitario. De muy joven participó del Partido Obrero Independiente (POI) que se solidarizó con la elección independiente de Rubén Jaramillo en Morelos. El POI se desintegró rápidamente en los años ’40 del siglo XX.
De ahí que en años sesenta él ya fuera un “viejo” profesor de preparatoria. Fue amigo íntimo de Adolfo Gilly en los años sesentas. También amigo de Félix Ibarra. Según Aguilar Mora, Molina fue un difusor del pensamiento de Trotsky y tenía para estos años una de las bibliotecas más importantes del revolucionario ruso en México. Manuel Aguilar cuenta “lo conocí en los 60 su biblioteca de Trotsky era impresionante”.
En 1954 publicó el libro Matemática y filosofía: reflexiones para la delimitación del territorio filosófico. Su relación con Carnap fue tan cercana que este último publicó en el New York Times una carta exigiendo la libertad de Elí y de Gortari y de César Flores. Es más. Carnap fue a visitarle a Lecumberri en 1969.
El POR T y el posadismo: la revolución interrumpida
Guillermo Almeyra, en su libro Militante Crítico, detalla que en los años ‘50 del siglo pasado la corriente posadista lograba importantes pasos en México. El POR T dirigido por David Aguilar Mora y su compañera Eunice Campiran se dedicó a organizar la solidaridad con el grupo guerrillero guatemalteco de Yon Sosa, lo que les valió la muerte años después en Guatemala. En 1966 Adolfo Gilly es detenido en México y condenado a prisión política en Lecumberri.
Según Adolfo Gilly fue Molina Flores quien le insistió de que era necesaria una interpretación marxista de la Revolución Mexicana. Adolfo Gilly le recuerda en Montly Review: “Un viejo profesor trotskista, Nicolás Molina Flores, que me visitaba y traía libros cuando estaba preso y que también acabó en Lecumberri en 1968 durante el gran movimiento estudiantil mexicano de ese año, llegó un día y me dijo que debía escribir un libro sobre la Revolución Mexicana. En un principio descarté la idea.” César Molina visitó a Gilly permanentemente a la cárcel y le llevó los libros para gestar La revolución interrumpida.
Adolfo Gilly sostiene en el Prólogo de 1994 a La revolución Interrumpida que César Nicolás Molina Flores le llevó Peace by Revolution de Frank Tannenbaum en la cárcel. Aunque cercano al POR T, Molina no militó con esta organización.
Rudolf Carnap en Lecumberri y las grabaciones de Trotsky desde Coyoacán
Durante el Consejo Nacional de Huelga de 1968 Molina Flores fue participante de la Preparatoria Número 5 por la coalición de maestros y aunque Carlos Monsivais declaró que no “jugó un papel importante en el movimiento” la realidad es que fueron por él a su casa en 1968 y fue llevado preso al Palacio Negro de Lecumberri.
Junto a su colega Eli de Gortari, el periodista Manuel Marcué Pardiñas, la pintora Riña Lazo, los abogados Armando Castillejos y Adela Salazar fueron detenidos en sus casas lejos de CU. Los cargos fueron “Invitación a la rebelión, asociación delictuosa, sedición, daño en propiedad ajena, ataques a las vías generales de comunicación y despojo”. El gobierno declaró que tanto él como Elí de Gortari eran miembros de la “filosofía de la destrucción” por incitar a la violencia en 1968.
En tanto los dos filósofos estaban detenidos en filósofo Rudolf Carnap recuerda su viaje a la cárcel “Saludé a mi amigo con un cordial abrazo.** Nos sentamos y le pregunté sobre su vida y trabajo, especialmente acerca del manuscrito de la antología, sus planes futuros, etcétera. Supe, para mi consternación, que no había esperanzas de recuperar el manuscrito; había sido roto en pedazos y destruido. Pero él no se permitía desanimarse por esta mala suerte. Estaba trabajando con entusiasmo reescribiendo las traducciones de los artículos.”
A su salida de la cárcel estuvo cercano al PRT y según la historia narrada por Edgar Sánchez “él tenía grabado en cintas de carrete, el mensaje que mandó el camarada León Trotsky desde Coyoacán a un congreso del Socialist Worker Party (SWP) de Estados Unidos. Y en un congreso del PRT en el cine Versalles, llevó este mensaje y escuchamos la voz de Trotsky dirigida en inglés con acento ruso echándoles el rollo a los del SWP. En otro momento les cuento qué pasó con ese archivo que se perdió lamentablemente de una forma terrible. Pues Molina es el otro trotskista que va a dar a la cárcel en el 68.”
Este personaje, desconocido en el movimiento trotskista mexicano, murió en los ochenta luego de un accidente que le dejó paralítico. Su hija vendió su biblioteca por kilos de papel y se podía conseguir en las librerías de viejo a las espaldas del Museo Nacional de Arte.