Mientras el movimiento magisterial se desarrolla en la capital del país, los charros del SNTE quieren limitarlo todo a una consulta individual y evitar a toda costa que se desarrolle la organización de maestras y maestros desde las bases.
Jueves 7 de diciembre de 2023
En medio del reanimamiento del movimiento magisterial en la Ciudad de México y otros estados del país, que levanta como una de sus consignas centrales el aumento salarial y condiciones dignas en las escuelas, el secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Alfonso Cepeda Salas, viene insistiendo con que las maestras y los maestros “más preparados”, es decir, aquellos que tienen posgrado, son quienes deben ganar más.
Según Cepeda Salas, los salarios tendrán un importante peso en el Pliego Nacional de Demandas del SNTE, que entregará al gobierno federal el próximo año. Para integrar el pliego, los charros lanzaron nuevamente una consulta nacional del 5 al 11 de diciembre, para simular que toman en cuenta a las bases. Sin embargo, en la CDMX le han dado la espalda y hecho el vacío a los paros y movilizaciones magisteriales del 15 de noviembre y el 5 de diciembre.
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Con su propuesta de mayor salario para maestras y maestros con posgrado, Alfonso Cepeda busca introducir –desde el sindicato- una nueva forma de dividir al magisterio, sin importar traicionar el principio de “a igual trabajo, igual salario”.
Como antecedentes de políticas tendientes a la división magisterial que se implementan desde los gobiernos, con ayuda de los charros del SNTE, podemos mencionar: la Carrera Magisterial, el Servicio Profesional Docente impuesto con la reforma educativa de Peña Nieto y su continuidad, ya bajo la 4T, en el Sistema para la Carrera de las Maestras y Maestros, administrado por la USICAMM.
Se trata, en todos los casos, de políticas de corte neoliberal, individualistas y meritocráticas, que imponen una división entre maestras y maestros “de primera” y “de segunda”, mediante cursos y evaluaciones por fuera del horario laboral. En el magisterio, además, por diversas causas no todos podemos acceder a esos estudios y programas. Encima, para quienes los cursan y aprueban, la promociones y aumentos están sujetos a la disponibilidad de recursos y los incrementos no van directo al salario.
Otra forma de diferenciación salarial, introducida en este sexenio, es la de mayores aumentos para las y los docentes que menos ganan y viceversa, lo cual también viola el principio “a igual trabajo, igual salario”.
Respecto al reciente aumento al Personal de Apoyo y Asistencia a la Educación (PAAE), la tendencia entre docentes es a reivindicarlo, pero exigiendo también aumento a las maestras y maestros.
La movilización magisterial abre nuevas perspectivas
Volviendo al planteamiento de Cepeda Salas, desde la agrupación magisterial y normalista Nuestra Clase consideramos que, dada la naturaleza dinámica del conocimiento (incluyendo la Pedagogía), la actualización del magisterio es una necesidad educativa, por lo que debería ser generalizada y no depender de las posibilidades individuales de las y los docentes, sino estar garantizada por el patrón, que en nuestro caso es el Estado.
El sistema educativo público debería garantizar la actualización docente periódica para todas y todos, remunerada, dentro de nuestros horarios laborales o mediante años sabáticos, con maestras y maestros que, mientras tanto, se desempeñen frente a grupo.
La fuerza del magisterio organizado democráticamente y desde las bases puede lograr eso y más, por ejemplo, una jornada laboral generalizada de seis horas, cinco días a la semana, incluyendo tiempo destinado para las planeaciones, las evaluaciones, la atención a padres de familia y otras actividades no lectivas, con un salario de tiempo completo. Esto sería posible si logramos imponer que se destine el presupuesto suficiente para contratar más docentes, además de que debemos exigir personal de salud, psicólogas, pedagogas, trabajadoras sociales y de educación especial, que hacen tanta falta en las escuelas.
A Cepeda y los charros del SNTE, que buscan dividir y desviar la lucha hacia su consulta, debemos imponerles la unidad en las calles del magisterio capitalino, como se mostró en la movilización del 5 de diciembre, a la que se sumó el Colegio de Bachilleres de la CDMX, en huelga desde el 16 de noviembre, también por aumento salarial y otras demandas.
Desde la agrupación magisterial y normalista Nuestra Clase, que también nos hicimos presentes en el paro y la movilización magisterial, proponemos el impulso de Asambleas Escuela por Escuela y la elección de delegados de base, votados democráticamente en sus escuelas, que sean rotativos, revocables y lleven el mandato de su asamblea a espacios unitarios más amplios.
Abramos la más amplia discusión democrática sobre los problemas que enfrentamos en la educación pública, cómo solucionarlos y acordemos un Plan de Lucha Unificado para resolver todas nuestras demandas, en unidad con madres, padres de familia y otros sectores de trabajadores.
Como parte de ello, consideramos fundamental organizar desde abajo la pelea contra los charros por la democratización del SNTE, para conquistar su independencia política respecto al Estado y los partidos del régimen, transformándolo en una herramienta efectiva para luchar en defensa de la educación pública y por la mejora sustancial de nuestros salarios y condiciones laborales.
Maestra, maestro, si estás de acuerdo con estas ideas y propuestas, contáctanos en nuestras redes sociales y organízate con Nuestra Clase para impulsar el desarrollo democrático de la lucha magisterial y lograr juntos todas nuestras demandas.
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