Una vez más la policía derrama sangre del pueblo. La policía y el gobierno buscan la impunidad, para garantizar un proceso constitucional de impunidad. Es necesaria la movilización masiva en las calles por justicia a Francisco.
Domingo 7 de febrero de 2021 11:40
Un nuevo crimen de la policía
Una vez más la policía derrama sangre del pueblo, a ojos de toda la población. Las noticias del vil asesinato a sangre fría del joven artista y activista Francisco Martínez a manos de un policía de tránsito en el sur del país, y los posteriores hechos de revuelta local con el incendio de varios edificios públicos (entre ellos la comisaría de Carabineros y la Municipalidad de Panguipulli), fueron vista por millones, no solo en Chile, sino en todo el mundo. Un nuevo crimen de la policía –del Estado- contra el pueblo.
No fue un enfrentamiento como dijeron los grandes medios. Se trató de un “control de identidad preventivo” (aquella maldita ley que la derecha y concertación permitieron para que la policía arremetiera “por sospecha” sobre todo contra la juventud) por un policía de tránsito que disparó y asesinó a Francisco. La policía se escudó en una supuesta “legítima defensa” cuya ley les entrega el monopolio de la fuerza para matar. El odio a la policía encendió las redes sociales. Ya no les creemos, y millones piden terminar con la represión.
Revuelta en Panguipulli
Mientras el video circulaba con millones de visitas y en redes sociales se abrió un amplio descontento, fue en Panguipulli mismo donde la juventud y pobladores se rebelaron atacando la comisaría de la policía, prendiendo barricadas e incendiando edificios que representan al Estado, municipalidad, Comisaría, Chile Atiende, Essal, Registro Civil, Juzgado de Policía Local. Si bien no fueron hechos masivos, el alcalde PS que en un principio salió a pedir “orden” como buen defensor del régimen neo-pinochetista, terminó diciendo que ahora llegó la revuelta en una localidad que en 2019 casi no se había expresado.
Panguipulli es una zona de tradición combativa en la lucha de clases del país a través de la histórica lucha del pueblo mapuche y donde algunas comunidades se mantienen en conflicto con empresas que saquean los recursos naturales. En los años 70’ ocurrió una de las más fabulosas ocupaciones y tomas de tierras en manos de obreros madereros, campesinos y comunidades mapuche, exigiendo su nacionalización y constituyendo el Complejo Forestal y Maderero Panguipulli.
Como si la historia siguiera retomando su hilo, lo de Panguipulli muestra no solo un nuevo capítulo en la enorme crisis que está la policía –y su mayor espíritu de “cuerpo” defensivo- sino que puede reabrir crisis políticas y hechos de la lucha de clases, aunque sean parciales.
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¿Y la movilización de masas cuándo?
Sin embargo, mientras millones repudiaron y hay descontento, fue aislada la respuesta en Panguipulli, y acompañada con pequeñas movilizaciones de vanguardia en algunos lugares como Plaza Dignidad en Santiago. El día de ayer hubo protestas en varios puntos del país, un hecho importante, sin embargo, se trata de acciones pequeñas y más aisladas y dispersas.
Pero es necesaria una respuesta de masas, y transformar el descontento pasivo en activo. Aunque son muy importantes todas las medidas y acciones de lucha, cuando son dispersas y aisladas, tienen menos capacidad de golpear a la policía, al gobierno y al régimen, que buscará impunidad pata sus verdaderos responsables, y después prometer reformas a una policía criminal para descomprimir el descontento. Como hicieron con Anthony cuando lo lanzaron al puente pio nono. Diferente sería si se convocara por todas las organizaciones de masas a una gran movilización unitaria contra la represión y por justicia para Francisco. Además, esto podría plantear un encuentro en común de todas las organizaciones por un plan de lucha y movilización.
Más clave se hace esta cuestión, en el marco que en la situación de conjunto, aun con esta crisis y descontento, lo que prima es la pasividad de las grandes mayorías trabajadoras, y la confianza o expectativas en la “convención constitucional” y un proceso constituyente que funciona como un desvío para la movilización de la clase trabajadora, la juventud y el pueblo.
De ahí que, aunque las grandes organizaciones han llamados a “protestar”, su política es funcional al desvío del viejo régimen. Como la CUT, Unidad Social, Colegio de Profesores, No más AFP o la Coordinadora 8M, que son incapaces de convocar un bloque común para una gran movilización unitaria, junto a asambleas territoriales, artistas, organismos de Derechos Humanos. Asimismo las Listas del Apruebo como el PC-FA, que teniendo un importante peso dirigente en dichas organizaciones, acompañado los llamados a “protestas” de activistas pero su centro no es un gran movimiento en las calles, sino la presión al parlamento para una “reforma a la policía”.
Una movilización así, con un plan de lucha, permitiría exigir justicia para Francisco, y por el juicio y castigo tanto contra los responsables directos y políticos como Rozas, Delgado y Piñera, avanzar en la lucha por anulación de las leyes represivas como la Ley de control de identidad preventivo, la infame ley anti barricadas, abrir un nuevo marco para la lucha por la libertad de los presos políticos, y encaminar la batalla por la disolución de carabineros, esa nefasta institución criminal contra el pueblo y para defender el orden del viejo régimen y de los grandes empresarios y ricos del país.
La convención constituyente de la impunidad; un camino de lucha
Es una muestra más que los crímenes de la rebelión –más de 30 muertos, casi 500 personas con ojos mutilados, miles de detenidos y presos, torturados, etc.- se mantienen en total impunidad, y sus responsables políticos y materiales en la impunidad. Si hasta el propio INDH señaló tras un informe hace algunas semanas, que Chile está hoy “más cerca de la impunidad que de la justicia”.
El infame “Acuerdo por la Paz” que firmaron desde la UDI al FA no solo salvó a Piñera y buscó desviar la lucha de masas con un proceso lleno de trampas y manteniendo los pilares del régimen neo-pinochetista, sino que garantizó la impunidad completa de los represores y sus instituciones.
Por eso la convención no podrá ni siquiera discutir ni implementar el desmantelamiento y disolución de Carabineros y todo el aparato represivo del Estado, esa banda de criminales a sueldo especializados en disparar contra el pueblo trabajador.
No es casual que las grandes organizaciones de masas, bajo el amparo del PC-FA, no convoquen a un plan de lucha y movilizaciones unitarias masivas, pues siembran ilusiones y confianzas en que será la convención constitucional (“desbordándola”) que nos podrá otorgar las demandas y reivindicaciones de la rebelión, como el fin a la represión e impunidad, junto a salud pública de calidad, trabajo digno y no precario, pensiones y salarios dignos, etc.
Esta convención no va a acabar con la impunidad de la policía y del Estado, de sus crímenes contra el pueblo. Por eso el único camino está en la movilización de la clase trabajadora y el pueblo, en la coordinación y unidad de las luchas, en poner en pie organismos de auto-organización para unificar nuestras batallas y no luchar dispersos. Ello permitiría retomar con más fuerza la lucha por nuestras demandas de octubre, enfrentar las trampas y engaños de la convención, y abrir las vías para poner fin a este viejo régimen e imponer una constituyente verdaderamente libre y soberana.
Disolución de la policía y autodefensa
Carabineros no es reformable. Así nos hacen creer desde la vieja concertación, el “progresismo” y el PC-FA en su alianza constituyente. Pero esta policía no se puede reformar y ponerla al servicio del pueblo. Es una institución que por naturaleza y función tiene por objeto la represión contra el pueblo, custodiando el orden social de los poderosos y sus ganancias. Su función es agredir y reprimir a la población, en especial a la juventud, al pueblo mapuche, a las huelgas obreras y toda movilización que esté contra el gobierno de Piñera, contra este viejo régimen y contra las grandes empresas. La formación en Derechos Humanos no corregirá este carácter represivo. Por eso Carabineros debe ser disuelto ahora.
Hoy más que nunca, mediante el avance de la movilización y coordinación, que debe ser masiva y con plan de lucha, a riesgo de descomprimirse rápidamente, hay que sentar las bases para el surgimiento de nuevos organismos de lucha y preparar la autodefensa de masas, junto a las y los trabajadores, sus sindicatos, las asambleas territoriales y demás organismos. Sólo así podremos no solo defendernos frente a la brutal represión, sino que derrotarles. Hay un desvío en curso, sin embargo, la etapa abierta en octubre sigue abierta y tendrá diversos hechos que plantearán estas perspectivas para las cuales debemos prepararnos.
Pablo Torres
Dirigente nacional del Partido de Trabajadores Revolucionarios (PTR). Autor y editor del libro Rebelión en el Oasis, ensayos sobre la revuelta de octubre de 2019 en Chile, Edición Ideas Socialistas, 2021.