Pese a la cuarentena decretada por el gobierno nacional, el coronavirus continúa avanzando. Su implementación en la provincia, con un despliegue inédito de las fuerzas represivas y un fuerte contraste entre los recursos destinados al pago de la deuda con respecto a los destinados a la salud pública, forman parte de un cóctel explosivo para el conjunto de los trabajadores.
Lunes 30 de marzo de 2020 10:17
Van más de diez días de la cuarentena decretada por el gobierno nacional, los diagnósticos positivos y muertes por coronavirus siguen aumentando. Pero si bien todavía Chubut no tiene ningún caso positivo (a la espera de que lleguen los resultados de las muestras enviadas al Instituto Malbrán), pensar que el virus no llegará es un completo absurdo.
El sistema de salud de la provincia se encuentra en crisis y no por la pandemia. El desfinanciamiento, la falta de infraestructura e insumos, y la precarización laboral y bajos salarios de los y las trabajadoras del área, se transformó en moneda corriente durante los últimos años.
La pérdida frente a la inflación en los diferentes ítems que afectan a la salud pública es una constante de los últimos ocho años. Sin tener cifras oficiales por parte del gobierno prácticamente en una década, se calcula que sólo en el año 2018 el presupuesto de la obra pública del sector salud tuvo un retroceso de 84 % con respecto a los años anteriores, mientras que ítems como Bienes y Servicios del mismo sector tuvo una pérdida del 28 % con respecto a la inflación de ese año.
El presupuesto dedicado a la compra de insumos también perdió frente a la inflación un 27 %, algo que no es de sorprender, dadas las numerosas declaraciones de los trabajadores y las trabajadoras de la salud denunciando la falta de todo tipo de insumos.
Si a la situación del sector de salud le sumamos que Chubut es una de las provincias con las tasas de desempleo y trabajo informal más altas, el panorama empeora aún más. Según las cifras del Indec, la provincia tiene más de 120.000 pobres, 17.000 de ellos indigentes. La falta de trabajo se ve reflejada con 21.000 desocupados y subocupados, mientras que un alto porcentaje de la población económicamente activa tiene trabajo no registrado o informal, destacándose la zona de Trelew-Rawson, donde la informalidad llega al 24 %.
¿Quiénes siguen amasando fortuna pese a la crisis?
Pero no todos son números en rojo en la provincia. Hay sectores que año tras año, pese a la inflación, devaluación y cambios de gobierno vienen aumentando su riqueza. Las petroleras son un claro ejemplo: Pan American Energy (PAE) está entre las cinco empresas que reportaron ganancias por $ 50.327 millones entre enero y septiembre del año pasado, incluso pese a la caída del precio del barril de petróleo y la comercialización de las naftas.
Las cifras hablan por sí mismas cuando comparamos las ganancias de PAE con el presupuesto destinado a salud pública. Sólo entre enero y septiembre de 2018 declaró ganancias por $ 7.715 millones, lo que significa más de siete veces el presupuesto anual destinado para salud y su obra pública.
Aluar, el gigante monopolio del aluminio, no se queda atrás y también declara ganancias millonarias. Durante los cuatro años de gobierno de Macri, la empresa llegó a triplicar sus ingresos y en el segundo semestre de 2018 reportó ganancias por más de $ 3.000 millones.
Queda claro cuáles fueron las prioridades del gobierno de Arcioni a la hora de hacer frente a una deuda provincial millonaria: las grandes empresas siguen ganando millones mientras que el sector público paga los costos de una crisis que no generaron.
En Chubut, se adeuda más de US$ 855 millones, representando más del 70 % del presupuesto provincial. Los primeros meses de 2019 Chubut pagó $ 8.565 millones de deuda, mientras que el presupuesto de este año para insumos y el funcionamiento de la salud pública es de $ 1.053 millones. La diferencia es más abultada con la cifra estimada que tendrá que pagar de deuda este año, ascendiendo a $ 13.954 millones.
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Las cuentas se complican aún más para el gobierno, con la caída del precio del barril de petróleo a U$S 25, dado que la producción petrolera representa un 30 % del producto bruto provincial, lo cual significaría perder más de U$S 12 millones en regalías en el mes de marzo con respecto a enero de este año.
Con la cuarentena sola no alcanza: hace falta un plan integral
El no pago de la deuda es la primera medida fundamental que se tiene que tomar para enfrentar la crisis. Ahí está todo el dinero que hace falta, no sólo para que el conjunto de los estatales cobren a tiempo y por encima de las cifras de la inflación, sino también para contrarrestar la falta de insumos (camas de terapia intensiva, barbijos, alcohol en gel, etc.) y las pésimas condiciones en las que se encuentran los hospitales públicos, ni cuenta con el equipamiento necesario para enfrentar una crisis de esta magnitud.
La producción de test masivos es fundamental para enfrentar la pandemia, dado que como lo recomienda la OMS, el aislamiento social es insuficiente como medida aislada y la producción de test de forma masiva se torna fundamental para diagnosticar y aislar los casos, como así también proteger la vida de los trabajadores de la salud que están en primera línea combatiendo la pandemia.
Y es necesario centralizar todo el sistema de salud (establecimientos y laboratorios). La salud privada en su conjunto debe ser declarada de utilidad pública mientras dure la crisis. Es decir, que debe funcionar bajo la órbita del estado como parte de un plan centralizado. También los laboratorios privados y universitarios, que junto a la industria farmacéutica, tienen que ser puestos en pos de este objetivo.
A nivel nacional empresas como Madygraf, cooperativa bajo gestión obrera, y el Astillero Río Santiago mostraron cómo los trabajadores y trabajadoras pueden dar una salida a esta crisis: los laboratorios químicos de las fábricas serán puestos al servicio de la comunidad y fabricarán alcohol en gel. La cooperativa textil Newen de Neuquén también es una muestra de solidaridad de clase, produciendo miles de insumos necesarios como barbijos, para el personal de salud y el conjunto de la comunidad.
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En la zona, empresas como Aluar, que tiene un laboratorio químico con tecnología de punta, deberían ser puestas al servicio de las necesidades de la población. También la activación bajo gestión de los trabajadores y las trabajadoras y reconversión centralizada de la industria textil (un sector con décadas de crisis), para la producción de todos los insumos necesarios para la salud pública. En el parque industrial de Trelew tenemos el ejemplo de la ex Propulsora Patagónica, que comenzaron a producir tela para insumos del hospital zonal.
Chubut es una de las provincias que tiene los niveles más altos de desempleo y trabajo no registrado. Es fundamental mantener el salario de los y las trabajadoras y garantizar un salario de mínimo de cuarentena de $ 30.000 para todos aquellos que no tengan licencias pagas.
Por último, la conformación de comisiones por lugar de trabajo, para garantizar el cumplimiento de las medidas de seguridad, y sostener la producción de los servicios básicos esenciales, junto a los técnicos de las universidades.
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