Se trata de investigadores del Conicet que estudian la contaminación por plástico en los ríos. Denuncian que los fondos demoran en llegar y la devaluación los afecta.
Jueves 12 de septiembre de 2019 11:30
En la semana salió la noticia de que una científica tucumana descubrió una especie de oruga que puede ayudar a reducir la contaminación. Fue en el marco de la actividad “Ciencia sobre la tarima”, primera edición del Soapbox Science en Latinoamérica. Allí, Carolina Monmany, integrante del equipo del Instituto Superior de Investigaciones Biológicas (INSIBIO), dio a conocer las larvas que podrían ser una respuesta ante la alarmante contaminación que amenaza a los océanos del mundo: una oruga capaz de digerir plástico y transformarlo en alimento.
Monmany junto a sus colegas Agustina Malisia y Ricardo de Cristobal, y los investigadores del Instituto Miguel Lillo, Eduardo Martín y Alberto Galindo, llevan adelante una investigación sobre la contaminación plástica y la ecología para saber cómo interactúan los plásticos con el medio ambiente, distintas especies y los seres humanos.
Sin embargo, a pesar del entusiasmo que generó este descubrimiento, la científica detalló que escasean los fondos para continuar con la investigación. “A dónde va esto depende de dónde nos apoyen y la plata que tengamos, hace tres años que lo venimos haciendo a pulmón. Al principio si teníamos fondos que nos enviaba la provincia pero todavía no recibimos el total de esos fondos y contábamos con algunos aportes de agencias nacionales de promoción científica pero eso también llegaba de a poquito y devaluado, entonces desde que lo aprobaron nos lo dieron en la mitad del año recién y ya devaluado”, Monmany.
También remarcó que “la mayoría de los instrumentos e insumos que utilizan en el INSIBIO están dolarizados, la fuerte devaluación del último mes impactó negativamente en el trabajo científico por lo que el avance de nuestros trabajos dependen del dinero con el que contemos”
Una política nacional de ajuste
Desde el 2015 el presupuesto para la ciencia se redujo un 17,7 % en relación a la inflación mientras que el poder adquisitivo de un investigador adjunto cayó un 35 %. En 2016 se descontinuó el plan Argentina Iinnovadora, que estipulaba un aumento anual de un 10 % en las vacantes de ingreso al CONICET.
En el 2018 el Ministerio de Ciencia y Tecnología fue reducido a la categoría de secretaria, perdiendo no solo rango jerárquico ya que hubo recortes de presupuesto, falta de subsidios y demora en la ejecución de fondos. Junto a esto, la partida presupuestaria calculada con un dólar inferior al actual de $60 hace que cualquier aumento nominal del presupuesto se diluya.
Manzur también es responsable de la contaminación de los ríos
Carolina Monmany considero que esta no es una solución de fondo. “Lo que estamos investigando es solo un parche, pero el problema de fondo pasa por el consumo responsable y dejar de utilizar plástico de un solo uso”, sostuvo. Está claro que los problemas de contaminación de los ríos no se solucionarán solo con la oruga que degrade el plástico, sin atacar los problemas de raíz como los factores socioeconómicos de enorme precariedad que está atravesando la población tucumana.
Las políticas del Gobierno provincial de Manzur contribuyen a que los ríos sean basurales a cielo abierto, contaminando gran parte del agua donde se encuentran desechos como el plástico que demora más de 150 años en degradarse. En una provincia que tiene uno de los mayores índices de indigencia del norte, donde uno de cada dos niños nacen en la pobreza y un déficit habitacional gigantesco (como lo vimos el sorteo de 166 viviendas para 18.000 familias postulantes en Loma de Tafí) hace que muchas personas sean empujadas a vivir en villas miserias y asentamientos a orillas de los ríos. Y debido a la enorme falta de urbanización y el poco alcance de los servicios de recolección de residuos, sobre todo en los asentamientos de la periferia y costaneras, las toneladas diarias de residuos sólidos que se producen generan un gran problema cerca de los ríos.
Al gobernador Manzur y los gobiernos del PJ que lo antecedieron poco parece importarles solucionar estos alarmantes problemas que tiene la provincia y, por otro lado, es responsable de que los científicos tucumanos, que trabajan para mejorar y dar soluciones ambientales a la contaminación que sufre la provincia, no reciban a tiempo los fondos para su investigación y sean escasos.
La formación de un investigador científico conlleva tiempo, no menos de 10 años. Está claro que en el país existen científicos cuyas investigaciones puede ayudar a llevar a cabo un desarrollo productivo y sustentable de los recursos naturales con una perspectiva ecológica.
Por eso exigimos que se revierta el desfinanciamiento del CONICET, que se implemente un plan de refinanciamiento para el desarrollo de tecnologías que posibiliten economías de bajo impacto ambiental, investigaciones sobre la contaminación de los sectores agrícolas y mineros sobre las poblaciones y trabajadores de estos sectores, desarrollo eficiente de los servicios de agua y energía, agroecología y programas estratégicos de medio ambiente. Sin este conocimiento al servicio de mejorar el hábitat no se podrán sentar las bases para una relación armónica entre las personas y la naturaleza, y seguirá reinando la búsqueda anárquica de ganancia capitalista que arrasa con nuestro planeta.