La Central Unitaria de Trabajadores(CUT) y el Sindicato N°1 de Maersk, buscan acudir a la OCDE, para resolver las condiciones de los despidos producidos por la patronal danesa Maersk que hoy tiene a miles de familias en la calle, después de cerrar la empresa en San Antonio. La política conciliadora llevada adelante por la CUT es una medida que debilita la organización de los trabajadores.

Martín López Trabajador del Litio
Viernes 29 de junio de 2018
Ante la situación de los despidos masivos, la propuesta que da la CUT, como el Sindicato N°1 de Maersk, se centra en que la empresa danesa debe responder a los marcos determinados por la OCDE respecto a los procesos de reestructuración o cierre de una empresa multinacional en un país determinado. Esto último se refleja en las declaraciones del asesor jurídico y de asuntos internacionales de la CUT, Josué Vega, “lo que quieren los dirigentes es lograr mejores condiciones de salida de los trabajadores. Es muy insuficiente el monto que está ofreciendo la empresa. Además, hay un incumplimiento evidente a lo que establece la OCDE y tanto Chile y Dinamarca (donde se encuentra la matriz central de Maersk) han firmado acuerdos para que sus empresas multinacionales resguarden ciertas prácticas para cierres; acá no se cumplió”.
Es decir, la respuesta de la central más importante de trabajadores ante un despido masivo por cierre, no es más que la regulación de las condiciones en términos económicos en cuanto a montos de dinero por los despidos, pero no la defensa de los puestos de trabajos, adaptándose así a los ritmos y competencias que los empresarios imponen contra los trabajadores, que en muchas ocasiones buscan que seamos nosotros quienes carguemos con una crisis provocada por ellos mismos.
El cierre de la empresa y los despidos no deberían ser negociables, aquí lo que está en juego es el sustento y la vida cotidiana de miles de familias obreras, como también el impacto que puede tener para San Antonio los más de 1.200 despidos.
La conciliación y límite de las direcciones de la CUT
La postura que toma la CUT ante el caso de despidos masivos y cierre en Maersk, son un obstáculo para el avance en la organización de los trabajadores, ya que la política de conciliación que busca “mejorar las condiciones monetarias de los despidos” no aporta que los trabajadores cuestionen el fondo del problema del cierre de la empresa, la cual deviene de someter a que los trabajadores paguen las crisis que provocan los propios empresarios cuando buscan mayor competencia y rentabilidad.
Por su parte Bárbara Figueroa, presidenta de la Central, sólo plantea que “en el caso de empresas transnacionales hay estándares OCDE que son por los cuales se tienen que regir. Son estándares que deben ser respetados por las empresas”. Esto no es más que subordinar a los trabajadores a los marcos del sistema capitalista, sin romper la lógica que los empresarios nos han impuesto durante años de que los trabajadores somos sólo números, es decir objetos que sólo deben producir sea cual sea el escenario que estimen conveniente los patrones.
Es más, la exigencia al Ministro de Trabajo, Monckeberg, por parte de Bárbara Figueroa, de una “Comisión” por despidos masivos para generar mesas de diálogos en las empresas, no hace más que anular la posibilidad de que los trabajadores confíen en sus propias fuerzas, que puedan plantear sus propias salidas a los despidos masivos, por lo tanto anula la posibilidad de que la clase trabajadora se vea como sujeto, que pueda organizarse para conquistar no sólo mejores condiciones de trabajo, sino que conquistar una sociedad libre de explotación, por lo tanto libre de las crisis que los capitalistas arrojan sobre nuestros hombros.
Este es límite principal de las dirigencias de la CUT, que sólo aporta a fortalecer la confianza en el Estado de los empresarios que respaldan a que los patrones hagan y deshagan con nuestras vidas y familias.
Hacer de los despidos una causa que se transforme en resistencia para tomar la ofensiva
A diferencia de la política conciliadora del PC en la CUT, y el Frente Amplio, que buscan no chocar con las ganancias capitalistas -salvo en los días de elecciones como el Frente Amplio cuando habla de expropiación sólo de un 20%- los trabajadores podemos dar una respuesta concreta articulando nuestros organismos, confiando en nuestras fuerzas y cruzando la línea de la propiedad que nadie quiere cruzar.
La fábrica tiene que ser puesta en marcha por sus propios trabajadores y empezar a producir para sostener los salarios de los 1200.
Para esto, es fundamental que nuestros sindicatos, federaciones, confederaciones, como la Constramet y la CUT, defiendan los intereses de los trabajadores, llamando a una “coordinadora para la defensa de los puestos de trabajo”, exigiendo la defensa de los empleos y la estatización de la empresa sin pago. ¡Hay que enfrentar la intransigencia empresarial con movilizaciones y lucha!