Cinco años de prisión para Sidil Moctar por defenderse en una de las redadas policiales de la Guàrdia Urbana. Los servicios judiciales del Ayuntamiento de BeC han ejercido como acusación particular.

Arsen Sabaté Barcelona | @ArsenSabate
Miércoles 8 de marzo de 2017
Este martes se hacía pública la sentencia de cárcel contra un vendedor ambulante de Barcelona, Sidil Moctar. El racismo institucional y la criminalización dan un nuevo paso contra el colectivo de manteros.
Sidil Moctar ha sido condenado a cinco años de prisión por la supuesta agresión a un agente de la Guàrdia Urbana de Barcelona el pasado 18 de mayo cuando en una de las habituales redadas policiales se incautó el material a un grupo de “manteros”. Cabe recordar que Sidil está en prisión preventiva en la cárcel Modelo desde el pasado mes de mayo. Chike Sarr, otro vendedor ambulante, ha sido sentenciado también a dos años y medio de prisión por negarse a la confiscación del material. Por su parte, la acusación particular ha estado representada por los servicios jurídicos de la Guàrdia Urbana del Ayuntamiento de Barcelona en Comú.
Según la jueza, quedan probados los hechos de agresión a un agente con una rama “grande y contundente”, suficiente para ser considerado como objeto peligroso. El tribunal añade que la sentencia de prisión puede ser conmutada por la deportación Senegal, país de origen del propio Sidil, y la prohibición de entrar al Estado español durante diez años. Además de una indemnización de 7.500 euros a los diferentes agentes heridos.
Por contra, la sentencia objeta que “no existió provocación de los agentes ni extralimitación en el ejercicio de sus funciones. Todo lo contrario, la actuación fue correcta en todo momento y, quede claro que se trataba de un agente de la autoridad”. Muy lejos, sin duda, de una de las principales denuncias que desde hace tiempo vienen llevando a cabo desde el Sindicato Popular de Vendedores Ambulantes como es la provocación a este colectivo por parte de la Guàrdia Urbana.
Ante esto, el abogado defensor, Andrés García Berrio, señalaba que en ningún momento ha habido interés por parte de fiscalía y tribunal de aclarar que tipo de intervención hubo por parte de la Guàrdia Urbana. “No se han analizado aspectos fundamentales planteados por la defensa, como irregularidades del procedimiento de identificación fotográfica, no respetando las garantías procesales”, denunciaba García Berrio.
En otro orden, el abogado sentenciaba también que “ha habido prejuicios raciales desde un primer momento. Cuando la fiscal no quería individualizar sino que decía que los manteros de Barcelona merecen una respuesta contundente […] Referencias continuas al colectivo de personas de color o negras, esto denota el racismo en el interior de los cuerpos policiales [...] Hay prejuicios en el sistema judicial y se han evidenciado en este procedimiento”.
La sentencia y todo el proceso judicial contra Sidil Moctar es un paso más en la campaña de persecución y criminalización de la venta ambulante incrementada desde que Barcelona en Comú llegara al Ayuntamiento. Y es que como dijo Aziz Faye, uno de los portavoces del Sindicato Popular de Vendedores Ambulantes, en una entrevista para Izquierda Diario “Yo diría que no hay diferencia entre la represión que sufríamos con el anterior alcalde de CiU y la actual situación con Barcelona en Comú”.
Sin ir más lejos, Ada Colau, la “alcaldesa del cambio”, compareció en su momento para denunciar públicamente la agresión, mientras dejaba claro que el Ayuntamiento se personaría como acusación particular contra los manteros acusados de agredir a miembros de la policía, como finalmente ha ocurrido. Todo un engranaje represivo entre instituciones para erradicar la venta ambulante.
Represión e intimidación por parte de la Guàrdia Urbana de BeC es lo que sufre a diario este colectivo y en particular los portavoces del Sindicato Popular. Redadas, denuncias, juicios, prisión y palizas son las consecuencias de todo ello.
Pero, sin duda, el hecho de que Barcelona en Comú se haya personado como parte de la acusación contra Sidil Moctar es hasta el momento el mayor paso en cuanto a la intensificación de la represión y el racismo institucional por parte del “Ayuntamiento del cambio” en Barcelona contra uno de los sectores más desprotegidos de la sociedad.