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Red Internacional
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REUNIFICACIÓN DE FAMILIAS EN EEUU. Cinismo oficial pedir a la OEA que apoye a los niños migrantes

El secretario de Relaciones Exteriores reacciona tardíamente en defensa, según dice, de los niños migrantes separados de sus padres pues intentarlo mediante la Organización de los Estados Americanos suena bastante pueril.

Raúl Dosta

Raúl Dosta @raul_dosta

Martes 26 de junio de 2018

Más de veinte días después del escándalo internacional producto de la “tolerancia cero” implementada por el gobierno de Trump, Luis Videgaray sale a declarar que “el gobierno mexicano habrá de presentar un proyecto de resolución en el Consejo Permanente sobre este gravísimo tema”.

Esto declaró el secretario de Relaciones Exteriores después de que se reuniera, junto con delegados del Congreso mexicano, con el secretario general de la OEA, Luis Almagro. Y un par de semanas después de que el descontento generado afuera y dentro de Estados Unidos obligara al presidente estadounidense a suspender la separación de los niños de sus padres criminalizados por llegar a EEUU.

Además de extrañarnos por la lentitud con que reaccionan los funcionarios mexicanos ante los campos de concentración establecidos en la frontera con Estados Unidos, nos preguntamos ¿por qué hay que acudir a la OEA?, cuando hay una serie de negociaciones directas entre México y EE. UU., como la renegociación del TLCAN.

Lo que nos muestra la política gubernamental es que al patrón imperialista no se le enfrenta diplomáticamente ni mucho menos se le exige que las autoridades estadounidenses paren con sus medidas xenófobas y de abuso a los derechos humanos de los niños migrantes y de criminalización a sus padres sólo por el hecho de cruzar la frontera. Cada acto del gobierno de Peña Nieto expresa su subordinación al imperialismo estadounidense.

Por eso hay que acudir a una mediación diplomática, según Videgaray. El objetivo es hacer “una condena formal a este acción cruel, inhumana e injustificada, en segundo lugar, mandatar a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para hacer visitas en sitio y, conforme lo considere, adoptar las medidas correspondientes en el ámbito de sus facultades”. Esto sólo significa postergar el asunto y que se ahogue en un mar de discusiones diplomáticas.

Por otra parte llama enormemente la atención que Videgaray quiera que intervenga también la CIDH. Pero si es la misma institución que el gobierno mexicano lleva cuatro años obstruyendo y negándose a hacer caso a sus recomendaciones en torno al caso de la desaparición forzada de los 43 estudiantes de Ayotzinapa.

Evidentemente, para impedir que se investigue y se castigue a la cadena de funcionarios de todos los niveles que tienen responsabilidad en este crimen de Estado hay que hacer caso omiso a la CIDH. Pero hay que acudir a ella para instrumentalizar una supuesta defensa de los niños migrantes y sus padres.

¿Para qué hacer antesala en la OEA para “enfrentar” la persecusión trumpiana a los desposeídos por las trasnacionales, los gobiernos represores y las bandas criminales, que orillan a los trabajadores y sus familias a cruzar el río Bravo en busca de sobrevivencia?

¿Y por qué apelar a la OEA que es la oficina encargada de establecer la dominación estadounidense sobre su patrio trasero latinoamericano?

Es evidente que Videgaray ha perdido el “derecho de picaporte” que tanto presumía para entrar de la mano de Jared Kushner, el yerno de Trump, a la Casa Blanca para hacerle sugerencias al patrón y ante ese inconveniente acude a la OEA, la misma que está planeando día como intervenir en Venezuela, y ahora en Nicaragua, para resolver las crisis que se viven en esos países a favor de los intereses estadounidenses. Lamentable, la sumisión del gobierno al imperio. ¿Y el que viene?